Notas de la historia:Los personajes no me pertenecen, son propiedad de Rowlin.
En este fic Voldemort gana la guerra. Los muggles terminan como esclavos.
Al principio el fic sera tranquilo, despues terminara en clasificacion N-17!! siii a menos que alguien no quiera... naaa quiero mi escena sexy jajaj XD!! (1/5)
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Severus Snape avanzaba implacablemente por uno de los pasillos menos concurridos del Ministerio de Magia. Su destino: la oficina del nuevo ministro, "Lord Voldemort".
Tras la guerra final, Harry Potter había sido reducido a cenizas. Y nada había quedado de él, salvo su recuerdo...
[Flash back]
Severus Snape estaba, como ya era costumbre, lidiando con los torpes integrantes de la Orden del Phoenix, intentando no matarlos, cosa que resultaba cada vez más difícil. Los malditos idiotas se empecinaban en ponerse a sí mismos en situaciones de las que sólo podían salir lastimados. Severus ya había dejado a dos magos inconscientes, con la esperanza de que los otros imbéciles, los mortifagos, pensaran que estaban muertos. Bufó frustrado, eso era todo lo que podía hacer por los seguidores de "La Luz". Además ya había perdido demasiado tiempo. Necesitaba llegar hasta Potter, de otro modo no podría ayudarle a derrotar al señor tenebroso.
Corrió lo más rápido que pudo. Sus temores iban en aumento acorde con cada paso que tomaba. ¡Por Merlín! Solo al chiflado de Albus Dumbledore se le ocurría dejar el destino de todos en manos de un mocoso impertinente que ni siquiera era capaz de revolver una poción en forma apropiada. Potter era un muchachito de diecisiete años¿¡Cómo iba a hacer para matar al mago más poderoso de todos los tiempos!?
Subió el último tramo de las escaleras que llevaban al pasillo del tercer piso del castillo, a dónde Severus sabía que Potter se había adelantado para enfrentar a Voldemort. Se podían escuchar los alaridos con los que eran lanzadas maldiciones, y de pronto un grito de Potter que fué desgarrador. Probablemente estaba siendo torturado con una maldición cruciatus. Snape sabía que debía apresurarse aún más. Brincó los últimos escalones de dos en dos, hasta que entro al salón. Con respiración agitada, miró en todas direcciones ¿Dónde demonios estaba el mocoso? Otro grito le indico a dónde voltear.
Lord Voldemort tenía una expresión satisfecha y la varita de Sauco en la mano. Potter estaba en el suelo, respirando con dificultad y con múltiples heridas, en todo el cuerpo. La cicatriz en su frente estaba inflamada, pulsando y sangraba. Harry intentó inútilmente levantar la varita, pero el pié del señor tenebroso le aplastó la mano. Potter jamás soltó la varita, al contrario se aferraba a ella sabiendo que si la perdía no tendría ninguna oportunidad. Voldemort hizo una floritura y un rayo azul empujó a Potter hasta que quedó estrellarlo contra la pared, a dos metros de altura.
–Harry Potter, el niño que vivió, hasta hoy ¡AVADA KADAVRA! –En ese último hechizo demostró todo el odio que era capaz de sentir. El de ojos verdes trató de responder, pero no pudo conseguir consiguió hacer nada. Snape no fue lo suficientemente rápido. Su intento de ayudar fué detenido por un destello que le pegó de lleno al muchacho y que le hizo cerrar los ojos. Cuando pudo volver a mirar lo que sucedía, no vió nada. Sólo polvo. ¿Podía la maldición avada hacer eso?
Voldemort parecía impresionado y confuso a la vez. Al ver la expresión en el rostro de su amo, Severus supo la respuesta. No, la Avada no podía hacer aquello.
Miró como su amo daba vuelta su varita, estudiando como una luz verde muy pequeña brillaba en la punta de la varita de Sauco. Entonces su amo emitió una carcajada escalofriante–No sé qué demonios hizo Potter, pero al chocar con mi magia el estúpido se rostizo hasta quedar hecho cenizas –Explicó el monstruo mientras seguía riendo cruelmente.
Snape temía preguntar, aun así lo hizo –¿Está seguro mi Lord? –Dijo, pensando que todo lo sucedido era simplemente increíble.
–Compruébalo tu mismo, Severus. Mira, los restos que ves aquí pertenecen a Potter. Aún queda un poco de su esencia mágica en ellos –Voldemort le permitió acercarse.
Snape apuntó con su varita y evaluó los restos. Era cierto, por más que el alma de Severus se negara a admitir la verdad, la esperanza del mundo mágico, de los muggles, de su vida tal y como la conociera hasta ahora, se había visto aplastada. El mocoso finalmente había encontrado su fin en manos del maldito bastardo del señor tenebroso. Y no había nada que Severus pudiera hacer al respecto.
[Fin Flash Back]
La moral de todos los magos y brujas que por alguna u otra razón no habían seguido a Voldemort, cayó por el suelo. Nadie tenía ánimos ni se sentía con suerte para desafiar a quien venciera al Niño Dorado. Habían pasado diez meses desde el fatídico día en el que Potter fuera derrotado y, sin nadie que se atreviera a oponerse al mago más tenebroso de todos los tiempos, el resultado había sido inevitable: Los muggles habían terminado como esclavos, siendo tratados peor que los elfos domésticos.
Temiendo la macabra idea que iba a tener que enfrentar ahora en esta nueva audiencia con su amo, Severus entró a la oficina haciendo una reverencia a su maestro –¿Me mandó a llamar mi Lord? –Dijo con la acostumbrada deferencia.
–Oh, mi querido Severus, qué placer que hayas podido acudir tan rápido a mi llamado –Voldemort hizo una señal con la mano para que el pocionista se acercara. Severus, como no podía hacer de otra manera, obedeció. El señor tenebroso colocó su mano en el hombro del mortifago –Mi querido Severus, después de tantos años de lealtad e inigualable servicio, siento que no te he recompensado adecuadamente ¿Tú qué opinas? –La voz del de ojos rojos, tan cerca de su oído le hizo estremecer.
–No merezco más, solo lo que usted me ofrezca, mi Lord. –Respondió Severus, demostrando en su voz un respeto que no sentía en lo más mínimo.
Voldemort se miró complacido con la respuesta.–Se que hoy es tu cumpleaños y como estoy de buen humor, he decidido hacerte un obsequio –Declaró casi divertido.
Severus permaneció sin siquiera moverse, sabía que su amo estaba esperando por una respuesta. Lo difícil era encontrar la apropiada. Voldemort nunca demostraba estar complacido con nada ni con nadie, como lo estaba haciendo en ese momento. Ese era un nuevo acontecimiento, y a Severus no le gustaba cuando tenía que enfrentar novedades relacionadas con Voldemort. Consideró todas sus opciones en una fracción de segundo y dijo –No es necesario mi Lord. Usted ha sido más que generoso. Ya me ha dado demasiados obsequios –Aquello sí que era extraño, ¿el señor tenebroso festejando su cumpleaños? Severus sabía que todo eso no terminaría bien, fuese lo que fuera lo que su amo estaba planeando.
Voldemort hizo una mueca que Severus no supo si era un gesto de desagrado o una sonrisa –Toma mi mano –Ordenó secamente. Snape obedeció y de inmediato sintió un jalón. Severus sabía que se había activado un trasladador. Cuando el viaje llegó a su fin, miró a su alrededor. El lugar al que habían llegado estaba oscuro, húmedo y un aroma inmundo le golpeaba la nariz de cuando en cuando. Parecía ser un viejo calabozo.
Un hombre gordo y barbón se acercó e inclinó la cabeza antes de dirigirse al Señor Tenebroso –Mi Lord, es un placer tenerlo aquí – La ronca voz del hombre le hacía parecer un tipo rudo. Voldemort hizo sonar las monedas en una bolsa que llevaba atada al cinturón, y una mueca de desprecio se formó en su rostro al tiempo y que lanzaba las monedas al regordete hombre quien las atrapó mientras sus ojos brillaban –Mi Lord he guardado sólo lo mejor para usted, por favor, acompáñenme.
El hombre barbudo los dirigió a una celda grande. Al entrar Severus no supo qué pensar. Habían al menos diez personas, Severus dedujo que eran muggles, con aspecto lastimero. Sus cabezas gachas, con harapos que ni los elfos domésticos usarían, su piel mugrienta, señal de que no habían experimentado un baño en días, quizás semanas. La escena era lamentable y él no podía hacer nada para remediarlo. No en los tiempos que estaban viviendo, sin un salvador a la puerta, alguien que les diera la esperanza de derrotar a Voldemort en un duelo. Simplemente decidió quedarse de pie, observar y tratar de salir lo mejor librado.
–Elige uno. Quiero que tengas tu propio esclavo.–Fueron las palabras del señor tenebroso.
Snape no esperaba algo como eso. La imposición era una molestia y su amo lo sabía ¿a que estaba jugando? –Mi Lord, ésto es demasiado para un viejo sirviente como yo –Severus en verdad no quería elegir nada. Le gustaba la soledad de su hogar y detestaba la mera idea de la esclavitud.
–¿Te atreves a cuestionar mis decisiones? Es mi deseo obsequiarte un esclavo, así que escogerás uno y estarás muy agradecido por mi bondadoso gesto –Dijo Voldemort en voz casi amenazante.
El vendedor se frotó las manos un tanto inquieto –¿Quizás quiera una mujer? –Snape miró a todos los esclavos que se encontraban en la celda. En efecto, todos eran hombres ¿en qué estaba pensando su maestro?
Sin más remedio que admitir derrota, caminó por la celda, ¿Quién sería el afortunado? Quizás uno joven. Todos parecían dóciles. Necesitaba uno que se quedara callado en un rincón y no lo molestara. Uno de los muchachos llamó su atención. Se acerco a él, lo tomó de su cabellera despeinada y la jaló para poder verle la cara. Snape disimuló su asombro. El joven se parecía mucho a Potter, el revoltoso cabello era el mismo, aunque eso bien podía ser por la falta de cuidado y la poca higiene. Le miro la cara otra vez. No, ese sujeto no podía ser Potter, parecía ser unos diez años mayor a él y sus ojos no eran verdes, y sin embargo... Meditó un momento su decisión. En aquella ocasión, durante la batalla no había podido ayudar al Niño que Vivió. Quizás se le estaba presentando una posibilidad de redención. Si al menos pudiera salvar a uno de esos muggles, quizás su conciencia pudiese estar un poco más tranquila –Quiero este –Dijo y dejó caer al muchacho, quien emitió un quejido al hacer contacto con el suelo.
–Maravillosa elección –Dijo el vendedor apresurándose en desencadenar al esclavo de la pared, y enganchando la cadena al collar de cuero en el cuello, para luego entregársela a su nuevo amo.
–Mi Lord, aunque no soy digno de tanta bondad, agradezco enormemente mi obsequio, sabré utilizarlo muy bien –Severus hizo una reverencia. Lo último que necesitaba era molestar a su maestro.
–Mi querido Severus, solo disfrútalo, este esclavo está entrenado para complacerte en todo –Voldemort dijo lo último con un tinte de lujuria en sus ojos y su voz.
El vendedor comenzó a mover nervioso las manos –Claro mi Lord. Este esclavo sabe hacer de todo. Yo mismo me encargué de supervisar su entrenamiento. Es muy dócil, pero debo advertirle, no fue nada sencillo. Tenga cuidado y no dude en castigarlo duramente si se llegara a revelar de nuevo.
Snape elevó una ceja –Excelente, entonces no me preocuparé por aburrirme –Sonrió malévolamente. Esperaba que con toda esa charada el señor tenebroso quedara conforme. Ya tendría tiempo más tarde para preocuparse de su esclavo y de las reglas que Severus esperaba que el muchacho fuera a seguir sin crearle mayores problemas.
O-o
Severus estaba en su pequeña mansión. Había traído consigo su nueva "adquisición" Suspiró cansinamente, ¿Qué se suponía iba a ser con "el obsequio del Lord"? ¡Maldición! pensó.
El esclavo estaba parado, frente a Severus, sin moverse de su lugar –¿Cómo te llamas? –Preguntó el oscuro profesor.
El joven se encogió –No lo recuerdo, como mi amo usted puede darme el nombre que desee.
Snape bufó, pero una idea le vino a la mente –Harry, responderás a ese nombre de ahora en adelante –Ordenó.
–Como Ud. diga mi señor –Respondió el esclavo haciendo una reverencia, Harry era un buen nombre. El muchacho no sabía qué clase de amo le había tocado, pero estaba feliz de que al menos ya podían llamarle con algo que no fueran insultos o sobrenombres humillantes.
Snape se dejo caer en un sofá –Escucha Harry –El más joven volteó a verlo –No estaba en mis planes tener un esclavo y realmente no quiero tenerte dando vueltas entre mis cosas o en mi camino. Vivirás aquí siempre y cuando no hagas destrozos. Los términos son sencillos: Te castigare sólo si haces algo malo. No rompas nada y tan solo trata de ser invisible.
–¿Como un elfo doméstico? –Preguntó Harry de improvisto.
Snape lo miró molesto –¿Acaso no te han educado para ser un esclavo? Trata de actuar como tal. Normalmente no solicitaré tus servicios a menos que tenga visitas. Si el Lord o algún otro mortifago vinieran de visita deberás soportar los maltratos y humillaciones que pudiesen surgir ¿está claro?
Harry asintió.
Snape se puso de pie –Si esto no funciona no dudaré en botarte ¿Entendido?
–Por supuesto, amo –Contestó el chico. Durante su adiestramiento muchas cosas le habían sido enseñadas, muchas de ellas habían sido grabadas en su ser con sangre. Las heridas que tenía en todo su cuerpo eran prueba del tipo de entrenamiento al que había sido sometido. Harry sabía que él debía hacer el aseo y la comida, sabía que su amo le gritaría y golpearía con frecuencia y además sabía que debía complacerle en la cama si su amo así lo deseaba. Pero este hombre no parecía estar interesado en nada de eso. Se esforzaría para no tener que regresar a su anterior vida.
Snape se acercó y le tocó uno de sus cabellos, notando que estaba tieso de la mugre y el polvo. El olor que manaba del muchacho no era muy agradable tampoco –Primero: No quiero que andes con ese aspecto por la casa, te daré ropas limpias. Y quiero que te des un buen baño. Este es un acto que repetirás a diario. Por lo demás, siéntete libre de andar por toda la casa menos en mi recamara y mi laboratorio.
Una enorme sonrisa se formo en la cara del esclavo sin poder evitarlo. ¡Harry deseaba tanto un baño!
Snape bufó. Seguro no había pensado que esa sonrisa era encantadora ¡En absoluto!
Dirigió al joven al baño y le tendió una toalla –Cuando salgas habrá ropa limpia, tárdate lo necesario. Quiero verte bien limpio cuando salgas. Puedes usar el agua caliente –Dijo esto último con la voz más conciliadora que pudo producir.
Harry asintió feliz y emocionado, entró al cuarto de baño sin pensarlo dos veces.
Snape se fué a la sala para intentar relajarse un poco, se había servido un dedo de whisky para calmar los nervios ¿Qué iba a hacer con Harry?
Un sonido en el baño le hizo gruñir ¿Tan rápido se había metido en problemas ese muchacho? Realmente se parecía a Potter. ¡Y ahora se llama Harry por tu culpa! le dijo una vocecilla en su cabeza que lo hizo enfurecer aun más.
Entro al baño azotando la puerta. Estaba por exigir una detallada explicación del por qué el infernal ruido, cuando abrió la puerta y vió al joven desnudo. La visión lo dejó mudo: la piel morena manchada con suciedad, sus glúteos tenían una redondez simplemente deliciosa a pesar de su delgadez y desnutrición evidente. El chico, a juzgar por la posición en la que se encontraba, buscaba algo en el suelo. Harry volteó al escuchar el portazo, su cara pasó de confusión, a terror al percatarse de la presencia de su amo. En segundos pareció notar su desnudez porque tomó lo primero que encontró y se cubrió, mirando al pocionista un tanto avergonzado.
Snape perdió el aliento al ver los ojos del chico, se acercó y lo tomó del rostro ¿estaba alucinando? Uno de los ojos de Harry era de un intenso color verde, justo como recordaba que eran los de Lily...
Continuará...Nota:
Pidieron esclavo, tienen a Harry de esclavo! jeje... o algo asi...
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Mi esclavo se llama Harry
Fiksi PenggemarHarry Potter muere en manos de Voldemort frente a Snape sin que este pudiera hacer nada, quedando solo cenizas del heroe. Un día Lord Voldemort decide hacerle un obsequio a su fiel mortifago Snape. Un esclavo al que Severus decide llamar Harry. Snar...