«Out of Me» [[Elsword]] © {Actualizaciones LENTAS}

8:{She's not the one you're looking for}

El Sol era ácido como el veneno contra su pálida piel. Una piel de porcelana, de muñeca; no era normal ver a un hombre más lindo que muchas mujeres. Alguien de una cabellera larga —atada en una simple cola de caballo—, desfilando el distrito de Hamel en dirección al bar más cercano que había. Las mujeres de dicho lugar se derretían con un abrir y cerrar de esos ojos violeta, escondiendo un gran misterio en ellos. Más atractivo para su estatus.

El varón de capa blanca como su cabello le regaló una de sus sonrisas habituales a las damas presentes, quienes simplemente chillaron ante la acción del hombre.

Una vez ya dentro del bar, otros hombres fueron a saludar cordialmente al albino, era un ejemplo a seguir para todos los jóvenes. Él fue el héroe de Elrios, quien salvó a sus ciudadanos y recuperando el cristal del Éldrit junto a la banda de Elsword. Actualmente, el grupo se separó y cada integrante tomó su propio camino. Fue una lástima que Add no haya alcanzado los códigos de la Reina Nasod, aunque era porque a él ya no le interesaban esas cosas. Tenía un objetivo escarlata en mente. Un objetivo que estuvo persiguiendo por años.

Posó su trasero en un taburete dando cara al empleado de la barra, su más estimado amigo, Raven.

Hey, --- Las palabras de Add fueron interrumpidas por el semi-nasod.

Si vas a soltar algún apodo racista, vete por donde has venido. Su mirada quedó plasmada en el cerebro del más alto.

Vale, vale, ya entendí. El de ojos morados soltó una leve carcajada por lo que mencionó el pelinegro anteriormente. Ponme lo de siempre.

Tío, no sé qué te pasa con esta bebida. Comentó Raven tomando la botella junto a otra para hacer un conjunto de sabores exóticos... Como lo fue ella para Add.

Cállate y te lanzaré los billetes en tu cara, ¿quieres? El nombrado Mastermind escupió esas palabras tal como el veneno, tal como el veneno de la agria bebida que ordenó.

El dueño del local prefirió cerrar su boca antes de montar un escándalo en el establecimiento y perjudicar a los clientes. Cuando se trataba de Add Kim, era imposible razonar con él; o al menos, lo es desde la desaparición de la hermana de Elsword Sieghart.

Mientras el pelinegro preparaba el cóctel de su cliente diario, el albino tomó una bocanada de aire y suspiró profundamente. ¿Cuándo iba a revelar su verdadera identidad?, pero lo único que sabía era que Elesis Sieghart sería la primera en saberlo. Ella la ayudó a superar el momento más difícil de su vida... O eso creyó antes de haberla perdido.

Tal vez no la volvía a ver nunca. Tal vez ella haya muerto. Tal vez la hayan raptado. Tal vez la hayan violado y ahora trabajaba como prostituta en un local de Miami. Pensar en todas esas posibilidades hizo que neutralizara todos esos pensamientos en su puño, el cual golpeó la encimera de la barra. No lo iba a superar, nunca; porque él sigue siendo un niño interno necesitado de atención por su primer y último amor.

Oh, no.

Ya se le están humedeciendo los ojos.

No, no y no. No iba a llorar en un escenario como ese, no ahora. No era el momento para sacar su lado débil, culpable y cobarde a la vista de todo aquel que le respetaba. 

Ella no sabe lo mucho que él la necesita.

Y de repente, su celular vibró fuertemente en su bolsillo izquierdo. Un mensaje de texto, al parecer. ¿Quién usaba esa antigüedad? Puede que sea la factura del mes por el servicio diario de Ariel en los transportes, quién sabe. Meneó su cabeza de un lado para otro, despejando sus pensamientos negativos. Desbloqueó el teléfono móvil; fue al buzón, pero sin antes quedarse un par de minutos contemplando una antigua foto de la pelirroja. Era extraño, no era ninguna factura, Add hizo una mueca de disgusto cuando se enteró de que el mensaje permanecía en anonimato. ¿Sería Spam? No tenía nada que perder, porque ya lo perdió todo: Elesis. El mensaje decía así: