Cinco

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No fue un beso particularmente largo, solo unos cuantos roces que, por la sorpresa, Ken no pudo responder. Aunque a diferencia de lo que había estado pensando, no le desagradó, fue todo lo contrario, aquél beso lo sintió igual al primer beso que Leo le había dado algunos años atrás; lo que hizo remover en su interior ese bonito sentimiento parecido a un cosquilleo, causado porque Lía ya comenzaba a gustarle como mujer.

— ¿Lista, para irnos? — le preguntó cuando terminó de recoger sus cosas.

— Claro — respondió Janie.

Mientras caminaban rumbo a la salida, una idea un tanto malévola pasó por la mente de Ken. Justo antes de salir, se aferró de una de las manos de Lía, y, depositando un beso rápido en sus labios, dejó que aquel guardia se quedara un tanto sorprendido al ver tal escena. Al menos no volvería a coquetear con ella después de eso.




👒👒👒




Para el miércoles de esa misma semana, su suplicio había terminado al menos por ese mes. Y con un humor un poco más alegre, se dispuso a terminar de organizar todo lo que le correspondía como dama de honor de Hani.

— Oh, wow...— comentó Lía abriendo mucho los ojos en cuanto entró a la sala del departamento, lugar que parecía estar recuperándose de un tornado — ¿Qué es todo esto?

— Hola, esto son parte de las canastas de regalo que daremos en la fiesta de té de Hani. Son lindas ¿verdad?

— Sí, lo son. Pero creí que lo harías con Yoon en algún otro lado.

— Lo sé, sé que eso fue lo que acordamos, pero en cuanto recibí las cajas no me pude resistir... y de hecho, Yoon está retrasada — respondió Janie observando su reloj de mano.

Unos minutos después, como si Yoon — una de las mejores amigas de Hani — hubiera sido invocada, tocó el timbre de su departamento. Lía fue a recibirla y después de saludarse mutuamente, se acomodó a lado de Janie para terminar con las decoraciones.

El estar en contacto con su lado femenino, hizo que Ken disfrutara cada parte mientras organizaban las canastas con regalos de la fiesta de Hani. Él no se había dado cuenta de que siendo una chica, podría ser tan cursi e infantil como quisiera, y nadie le diría nada o se burlaría de él por actuar así. Y por primera vez desde que despertó siendo una chica, comenzó a disfrutarlo.

— Al fin, terminamos — decretó Janie dejando la última canasta sobre la mesa.

— Cielos, creo que debimos decirle a las demás que vinieran ayudar, si Lía no nos hubiera ayudado, seguramente todavía estaríamos envolviendo estas cosas — comentó Yoon dándole una mirada a Lía quien se encontraba en la cocina preparando la cena.

— ¿Quieres quedarte a cenar? — preguntó la misma, entrando de nuevo en la sala.

— Me gustaría pero no puedo, todavía tengo que ir a ver Kiseop.

— ¿En serio sigues saliendo con ese tipo? — preguntó Janie.

— Pues sí, tal vez no sea muy conversador pero es lindo.

Después de que Yoon se despidiera, Lía y Janie se dispusieron a disfrutar de la cena que la mayor había preparado. La conversación que tuvieron fue acerca de las actividades que estaban próximas a realizarse, debido principalmente a que el gran día de Hani cada vez estaba más cerca, y todavía tenían asuntos que arreglar como la despedida de soltera, así como la última prueba de sus vestidos.




  🛀🛀🛀 




De nuevo dentro del baño del departamento, Janie observaba la tina con ojos un tanto diferentes. Ya que durante los últimos días, todo lo que había estado haciendo era ducharse lo más rápido posible sin abrir los ojos, pero por primera vez, sintió la necesidad de darse un tiempo para conocer su nueva piel, ya que al fin y al cabo todavía no sabía cómo regresar a su antiguo cuerpo.

Abrió el grifo de la tina y puso el tapón para que comenzara a llenarse, agregó algunas gotas de esencia de lavanda con burbujas y comenzó a deshacerse de la ropa que traía puesta, pero esta vez lo hizo con el mayor cuidado posible, se paró frente al enorme espejo colgado en la pared y con la mirada, recorrió su anatomía desde la mandíbula hasta la cintura, y un poco más allá.

Ken siempre se había sentido atraído por los hombres, nunca había dudado de ello, por eso, al ver su cuerpo femenino, el shock que sintió al principio fue bastante grande. Con sus dedos fue recorriendo parte de la piel expuesta, sintiendo al principio cierta aversión. Sus pechos, parte tan significativa para algunas mujeres, eran grandes y redondos, el derecho era ligeramente más grande que el izquierdo; los tocó con ambas manos, estrujándolos un poco, mientras cerraba de nuevo los ojos, tenía que comenzar a hacerse a la idea primero de que su cuerpo ahora era muy diferente.

Unos golpes en la puerta le hicieron pegar un pequeño gritito. Rápidamente, como pudo, se colocó la bata de baño — con la que pensaba secar su piel una vez que terminara de bañarse — y abrió la puerta.

— ¿Quieres usar el baño? Yo... estoy esperando a que la tina se termine de llenar — dijo apresuradamente, antes de salir a la habitación.

Cerca de cinco minutos después, la puerta del baño fue abierta de nuevo, dejando salir a Lía con solo una toalla que rodeaba su delgado y fino cuerpo.

«Ay, no, ¿y ahora que voy hacer?», pensó Janie, tragando en seco.

— La tina ya está lista — dijo Lía con voz seductora.

Se incorporó con lentitud, todo su plan había pasado a segundo plano. Ahora sentía que no tenía escapatoria porque ¿y si Lía quería tener intimidad, qué se supone que debía de decirle o hacer? No podía rechazarla, porque lo tomaría a mal y sobre todo, le sería muy raro y ya no tenía el pretexto de la menstruación para eso.

Tomó la mano que Lía le ofrecía y juntas entraron al baño de nuevo. La puerta fue cerrada y cuando menos lo esperaba, su novia se deshizo de la toalla que rodeaba su cuerpo, posó sus delgadas y finas manos en los hombros de Janie y un escalofrío recorrió su cuerpo al contacto.

— Estás muy tensa, ¿quieres que te dé un masaje?

— S-si quieres — respondió Janie sintiendo el golpeteo de su corazón con su caja torácica.

Pétalos [KEO] 01Donde viven las historias. Descúbrelo ahora