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Por fin, mi hora favorita en todo el día: El fin de clases.

Tras guardar lo necesario en mi casillero y lo que debería estudiar en la mochila, comencé a caminar con rapidez a lo largo del pasillo, tratando de evitar a toda persona que se interponía en mi camino. En esos momentos, el corredor siempre estaba repleto de alumnos traviesos, de esos que no dejaban de hacer tonterías con sus amigos y se dedicaban a ser todo lo inmaduros que podían para celebrar el fin de clases. Un ejemplo perfecto era mi hermano y sus amigos. 

Podía escuchar la estruendosa risa de Hoseok y Taehyung a kilómetros y los constantes parloteos entre Namjoon y Jimin, por no hablar de los jodidamente malos chistes de SeokJin. Eran el modelo a seguir para implantar el caos en la Universidad, puesto que para mi poca suerte, el grupo de mi hermano parecían ser uno de los grupos más populares de toda la institución. Jimin destacaba por su don en el boxeo, Namjoon por su alto nivel de cociente intelectual, Mihua y Suga por su aspecto terrorífico, Taehyung por ser el famoso DJ de las fiestas y el resto aún no había averiguado el por qué, pero ahí estaban, siendo la causa de cientos de suspiros enamoradizos a su paso. Por encima de ellos, sobresalían los del equipo de fútbol americano, los cuales vestían siempre sus camisetas o chaquetas azules para hacerse notar a través de los pasillos. Cada uno de ellos más idiota que el anterior. 

  —H-hola, Brooke...

Claro que siempre habían excepciones. 

  —Hey, Dooly. 

Con una pequeña sonrisa suave y la mirada algo baja, el trillizo se posicionó a mi lado, sujetando las asas de su mochila sobre los hombros. Sus ojos avellana me inspeccionaron curiosamente unos segundos mientras trataba de construir alguna oración rápida para continuar la conversación.

  —¿Qué t-tal te fue el e-examen?

  —Bastante bien, ¿y a tí? Has estado distante todo el día, ni siquiera viniste en la hora del descanso.

  —Oh...  —como si hubiera dado en el clavo, se rascó la nuca con timidez o nerviosismo. Parecía estar pensando en alguna excusa coherente—. E-est-taba nervioso p-por el e-examen, lo siento m-mucho.

Me encogí de hombros sin darle mucha importancia y asentí, desviando la vista de nuevo al frente. Observar su rostro demasiado tiempo me provocaba una asquerosa ternura, pero era inevitable; Park Dooly desprendía dulzura por todos los poros de su cuerpo. 

  —Tuve que soportar a Mihua a solas durante el descanso, pero te lo perdono sólo esta vez. —bromeé.

Una pequeña risa salió de sus labios ante mi comentario, pero ésta fue interrumpida por una grave voz que apareció gritando detrás nuestra. Taehyung corrió hasta mi lado y me tomó del brazo, comenzando a tirar de la manga de mi camiseta como si eso pudiera atraer toda mi atención. 

  —¡Brooke, necesito tu ayuda! 

Joder, no. Otra vez no. 

Antes de perder los nervios y propinarle la mayor bofetada de su vida, dejé salir un suspiro profundo y me disculpé con la mirada con Dooly, llevando mis auriculares hasta los oídos. Ya sabía qué se aproximaba cuando Taehyung se acercaba a mí de aquella manera y no era nada bueno; aunque a veces sólo trataba de mantener una conversación casual conmigo, otras veces me atacaba a preguntas estúpidas o me exigía consejo en situaciones que ni yo comprendía. Ese día, muy a mi pesar, no parecía venir sólo para compartir unas cuantas palabras.

No obstante mi método no funcionó, ya que me arrebató los audífonos de un tirón.

  —¡Qué auriculares más grandes tienes!

  —Son para ignorarte mejor.

  —Taehyung, ni te molestes —como si los gemelos Min pudieran entenderme perfectamente, tomaron al chico por cada brazo y lo arrastraron lejos de mí, obligándolo a salir del edificio de clases.

Negué con la cabeza y seguí mi camino junto a Dooly, quién se mantuvo en silencio hasta llegar al campus. Se mantenía pensativo y algo le estaba haciendo ser más tímido de lo habitual; apenas elevaba la mirada, tenía las orejas coloradas y se mordía los labios constantemente, como si tuviese una batalla interna consigo mismo.

Me detuve frente a las residencias de habitaciones y me giré a él, dispuesta a despedirme; sin embargo, él fue más rápido que yo.

  —¿T-t-t-te apetecería ve-venir a mi habitaci-ción? —que tartamudease más de lo normal me advirtió de que estaba nervioso y a pesar de querer hacerle sentir bien, no pude evitar mostrar mi sorpresa—. N-no están m-mis hermanos y...

  —¿Para qué?

  —P-para estudi-diar... juntos. —sus mejillas estaban a punto de estallar. Tomó una leve bocanada de aire y jugó con sus manos durante unos segundos, ocultando su mirada mientras esperaba mi respuesta.

De alguna manera, me había sorprendido. Según tenía entendido, él prácticamente nunca se había relacionado con nadie más que sus hermanos por su problema de tartamudez y su "estatus social": el típico chico empollón de la clase que dedica su tiempo únicamente a estudiar. Por eso mismo, que se atreviera a dar un paso y salir de su burbuja fuera de los estudios -a pesar de que me estuviese invitando a estudiar-, me dejó intrigada.

  —Mientras me dejes ducharme allí, genial. Tuve Medicina del Deporte antes y no pude darme una ducha después de entrenar. 

{-}

  —¿Q-qué hacéis a-aquí? 

Fruncí el ceño ante su tono de decepción y asomé la cabeza por la puerta de la habitación, encontrándome con el panorama totalmente inesperado. Mihua estaba en boxers tirado en su cama, chateando en su móvil y sosteniendo un cigarrillo entre los labios mientras que Jimin jugaba a videojuegos al otro lado del dormitorio, tan sólo vestido con unos vaqueros ajustados y rotos por las rodillas. Sin siquiera molestarse en mirarnos, Jimin habló.

  —¿Dónde quieres que estemos? 

  —D-dijisteis que estaríais en la habitación de J-Jungkook. 

  —Se ha ido a preparar las bebidas de la fiesta de hoy. 

  —¿Por qué mierda tenéis fiestas todos los días? —hablé esta vez yo, haciendo que ambos trillizos girasen la mirada rápidamente hasta mí.

  —¡Vaya!, si es Brookie la ebria —Jimin dejó el mando de la Xbox a un lado y sonrió, inclinándose hacia atrás hasta quedar tumbado en su cama. Desde la última fiesta en el pueblo abandonado de Stilson, no había dejado de llamarme de aquella manera—. ¿Y tú que haces aquí?

  —Iba a pasar un rato con Dooly, pero lo habéis jodido todo.

  —¿Acaso ibais a follar?  —esta vez fue Mihua quién soltó la bomba.

  —¡¡Mi-Mi-Mi-Mihua!! 

Los ojitos de Dooly saltaron bajo sus gafas, observando a sus hermanos con histeria y vergüenza. Toda la piel de su rostro había tomado un color rojizo y pude escucharlo tragar en seco dos veces, parecía haber visto un fantasma.

  —Por supuesto que sí, ¿no ves las ganas que tengo de comerme un buen pepino? —el sarcasmo salió a flote desde mi boca, pero Dooly no pareció entenderlo.

Jamás en mi vida había visto una expresión tan asustada como la que él tenía en aquél momento. Jimin soltó una carcajada fuerte y se mofó de la inociencia de su hermano, haciéndole una foto con la cámara de su teléfono móvil.

  —Dooly, es todo una broma. Quita esa cara de susto. 

Tardó en reaccionar unos segundos a las palabras de su hermano pero cuando lo comprendió, dejó salir la respiración que había estado conteniendo durante ese tiempo.

¿¡Por qué era tan tierno!? 



El capítulo es corto, pero mañana publicaré otro JEJEJEJR¡EJE

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Trillizos Park. - btsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora