Capítulo 2

297 23 3
                                    

<< No puede ser >>

Emma mi ex mejor amiga, la mujer con la que compartí toda mi adolescencia y de la que no se nada desde hace 9 años, desde ese perturbador momento que pasamos en su habitación.

—Buenas tardes.

—Buenas tardes. –Decimos todos al unánime.

—Como les informaron soy la nueva dueña, me gustaría que nos lleváramos bien y veamos de esta empresa un gran lugar.

—Así será, señora West. –Le aseguramos todos.

Todos nos levantamos y así concluye la reunión…

Todavía a solas en la sala de juntas, no puedo dejar de pensar en que era Emma la que estaba en la sala de juntas, y la nueva dueña de esta empresa. Como ha cambiado, no tiene ni esa cara ni ese cuerpo  de adolescente, es toda una mujer alta, su cabello rubio largo, ojos verdes, con un gran cuerpo. De repente por un momento me la imagino con ropa interior.

¿Eso que fue?

Ni idea.

Aparto esos pensamientos y empiezo a organizar la sala de juntas, para la próxima reunión. La puerta se abre y de seguro es Chloe, trayendo las carpetas para la reunión.

—Veo que no has cambiado en nada.

Doy un respingón al escuchar su voz, pero no puedo mirarla porque me hará recordar lo que ocurrió hace 9 años. Escucho la puerta cerrarse y no sé porque comienzo a sentir nervios, al estar consciente de que las dos estamos solas.

—Y veo que tú sí. –Le respondo con una voz que ni yo misma me reconozco.

Sigo acomodando los papeles que irán en las carpetas sin mirarla.

—Cuanto tiempo ha pasado Emily 7, 8 años. –La escucho decir a Emma acercándose a mí.

Trago en seco al sentir su presencia a poco pasos de mí.

—Son 9 años Emma. –Le aclaro fingiendo acomodar los papeles en cada lugar, para alejarme de ella.

—¿Y qué has hecho? –Me pregunta acercándose nuevamente.

Emma se detiene nuevamente a pocos pasos de mí.

—Cosas… –Le respondo con cierta dificultad.

—Cuéntamelas, pero mirándome a los ojos. –Me pide tomándome del brazo y girarme hacia ella.

No me que más remedio que hacerlo y me quedo sorprendida al ver lo que hay en sus ojos, deseo. Ese deseo que vi cuando estuvimos por última vez en su habitación, antes de que todo esto entre ella y yo, se tornara incomodo cuando me beso.

—Emma deja de mirarme así. –Le pido con cierta suplica.

—¿Y cómo te estoy mirando? –Me pregunta con cierto humor en su voz.

—Justo como me miraste la última vez que nos vimos. –Le recuerdo alejándome nuevamente.

Pero ella empieza a dar pasos hacia mí, cada vez que doy un paso hacia atrás, y no duro mucho en esto, cuando mi espalda choca con la pared y no tengo escapatoria. Emma se detiene a pocos centímetros de mi rostro, colocando sus manos a cada lado de mi cabeza.

—¿Recuerda ese día, cuando te pedí que te fueras? –Me pregunta.

—Emma puede entrar alguien y…

—No me importa, responde. –Me insiste acercando sus labios a los míos.

—Sí, lo recuerdo… Perfectamente. –Le respondo.

—Cuando te lo dije, lo hacía por ti –su mirada se oscurece más–. Ahora no quiero dar  vuelta atrás.

—¿A qué te refiere? –Le pregunto en susurro.

Emma levanta su mano y roza mi mejilla, y no sé porque cierro los ojos al sentir ese roce.

—Que al besarte sentí muchas cosas –abro los ojos de golpe–. Y deseo mucho más. –Me confiesa.

Trago en seco al escucharla, porque es lo mismo que yo he pensado, desde ese encuentro. Pero no puedo, sólo no puedo.

—Emma… Esto está mal. –Le digo para que entre en razón.

Pero no lo hace, al mirarme con una sonrisa tan perturbadora.

—Tu razón te dice que está mal, pero tu cuerpo –Emma empieza a bajar su mano por toda mi silueta muy pero muy lentamente–. Dice todo lo contrario. –Me asegura.

Su cercanía está quitandome la razón, haciéndome pensar en ella y yo besándonos y arrancándonos la ropa. Necesito hacer algo rápido, antes de que esa imaginación se torne realidad. Tomo sus hombros y la alejo de mí, dándome la oportunidad de alejarme de ella.

—Basta Emma… ¿Por qué haces esto? –Le pregunto con cierta dificultad por todo esto.

Ella me sonríe mordiéndose el labio inferior, y eso es todo para que mi atención este en ese labio que no sé porque me gustaría volver a besar.

¿En serio Emily, lo está deseando?

Tal vez sí, no lo sé.

—Porque si ese beso que te di en el pasado y lo que estoy viendo justo ahora, al estar cerca de ti no me dijera nada, no me acercaría a ti –Ella intenta acercase nuevamente, pero levanto mi mano para que se detenga–. Pero eso no es lo que tu cuerpo me está mostrando, y no desistiré hasta que te logres dar cuenta de eso. –
Sentencia al girarse y salir de la sala de juntas.

Dejándome nerviosa, confundida… Pero muy excitada por todo esto y por esa determinación…

¿Por Qué Tú? Perdición & DelirioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora