Capítulo 6

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Al despertar todo mí alrededor es confuso ¿dónde estoy? Recuerdos del día de ayer viene a mi mente. Cierto estoy en el apartamento de Emma, me giro hacia el lado de Emma en la cama y no está, me levanto y al estar de pie me siento un poco mareada.

<< Woooow >>

El mareo sede y salgo de la habitación en busca de Emma, llego a la baranda de las escaleras y la puedo ver en la cocina, preparando el desayuno. Me quedo viéndola por un momento y la sensación de cosquilleo que me provoca al verla o estar cerca de ella, está ahí.

—Buenos días ¿cómo te sientes? –Me pregunta Emma.

Me sobresalto al ver que se dio de cuenta que la miraba.

—Mucho mejor. –Le respondo al empezar a bajar las escaleras.

—Déjame ayudarte. –Se ofrece Emma subiendo la escalera y tomarme por la cintura.

Doy un pequeño respingón al sentir su mano en mi cintura. Ella sonríe y empezamos a bajar las escaleras, llegamos a la encimera de la cocina y me ayuda a sentarme en el taburete.

—Te preparé quesadilla con tocineta y jugó. Espero te gusté. –Me dice al alejarse de mí dejándome embriagada con ese olor a recién bañada.

— Gracias.

Comienzo a comer sin mirarla, porque sé que voy a preguntarle por lo que me dijo anoche y el día apenas acaba de empezar, para tener ese tipo de conversaciones.

—Estos son los medicamentos que debes tomarte –salgo de mis pensamientos por lo que está diciendo–. Éste es el que debes tomar después del desayuno. –Me indica colocando la pastilla delante de mí.

Termino de comer lo que tengo de un bocado y voy a tomar la pastilla de su mano, cuando ella cierra la mano.

—Mírame Emily. –Me pide.

—Emma… Por fa…

—Mírame Emily. –Me vuelve a pedir.

No me queda más remedio que hacerlo, y al instante dejo de pensar con la razón.

—Mucho mejor. –Me exclama.

—¿Por qué haces todo esto Emma? –Le pregunto.

—¿A qué te refiere? –Me pregunta sin responderme.

Emma abre la mano y tomo la pastilla.

—Hacerme admitir algo que…

—Que siente Emily, aunque no lo admitas. –Me asegura sin dejarme terminar.

—Tú no puedes dar prueba de eso. –Le aseguro.

Emma empieza acercarse a mí y yo dejo de respirar.

—¿Qué estás… Haciendo? –Le pregunta al ver que se acerca.

Me levanto y empiezo a dar pasos hacia atrás, pero no llego muy lejos al chocar mi cuerpo con uno de los mueble de la sala.

—Probarte que sí, sientes atracción por mí. –Me responde al detenerse a pocos pasos de mí.

Empiezo a respirar entrecortadamente por su cercanía, Emma levanta su mano y recorre mi mejilla pero sin tocarme, dejándome con la anticipación de sentir su roce. Va bajando su mano por todo mi cuerpo, muerdo mi labio inferior para retener el gemido de excitación por lo que está haciendo y eso que ni siquiera me está tocando.

—Emma… –Le digo en susurro.

Ella sonríe con cierto deseo en sus ojos, acercándose hasta estar a pocos pasos de mis labios.

—Tu cuerpo es la prueba de que estoy en lo cierto, si sientes atracción por mí. –Me asegura alejándose de mí.
Trato de controlar mis respiraciones.

—¿Y por qué si lo acabas de comprobar, no lo terminas? –Le pregunto sin  pensar con la razón.

Emma se sorprende por mi pregunta, y vuelve acercarse.

—Porque la paciencia es una virtud –se detiene colocando sus manos a cada lado del mueble –. Y el momento que te tenga sola para mí, no quiero que hayan interrupciones. –Me confiesa dejándome sin nada que decir.

De repente imágenes de Emma y yo en una cama dándonos placer, vienen a mi mente y anublan más mi razón.

—Debo ir a la empresa –ella se aleja de mí, devolviéndome el aire y la razón–. Vendré por ti más tarde, para ir a buscar tus cosas a tu apartamento. –Sentencia al alejarse de mí totalmente.

Dejándome inexplicablemente excitada y muy perturbada…

Al transcurrir horas de la tarde, no logro sentirme completamente cómoda en el apartamento de Emma, es muy  hermoso y todo, pero mi apartamento es mi apartamento. Me he tomado el atrevimiento de hacerme yo misma el recorrido por el apartamento, y todo es hermoso, pero lo que me atrajo bastante fue la biblioteca, y es la que me ha distraído hasta entonces.

—Sabía que te gustaría. –Me asegura Emma.

Me sobresalto al escucharla.

¿Cuándo llego? No escuche la puerta abrirse.

Bueno Emily tu cuando te sumerge en una historia, te desconectas del mundo.

Emma toma asiento a mi lado, en el mueble que ahí en la biblioteca.

—¿Cómo te has sentido? –Me pregunta.

—Mejor.

—¿Te tomaste las medicinas?

—Sí, cuando la amable señora que enviaste me hizo de comer. –Le respondo colocándome de pie.

Emma me toma del brazo para detenerme.

—¿A dónde vas? –Me pregunta confundida.

—Hacer lo que habíamos quedado. –Le respondo.

—Eso no va a hacer necesario. –Me comenta colocándose de pie.

Me cruzo de brazos, dando un paso atrás.

—¿Se puede saber por qué? –Le pregunto confundida.

—Muy sencillo, lo hice. –Me responde con toda la naturalidad del mundo.

—¿Cómo que lo hiciste? –Ella no pudo hacer tal cosa.

—Traje tus cosas.

—¿Y con que autorización lo hiciste?

—Con la autorización que no puedes moverte mucho y no pensaba exponerte.

—No te he dado las llaves de mi apartamento ¿cómo entraste? –Le pregunto un poco molesta.

—Las encontré en tu bolso esta mañana –ella se acerca, pero esta vez no hago nada–. Lo pensé mejor y no quise exponerte.

Su cercanía empieza a borrarme la razón.

—Estoy mejor Emma –Le aseguro.

—No es cierto –Emma levanto su mano y esta vez si roza mi mejilla–. No pienso permitir que nada te ocurra.

Su roce y cercanía me están abrumando cada vez más. Necesito saber desde cuando siente todo esto por mí.

—¿Desde cuándo Emma? –Me oigo preguntándole.

—¿Desde cuándo Qué? –Me pregunta confundida.

—¿Desde cuándo siente esta atracción hacia mí?

Emma se aleja dando un paso atrás con el rostro entre sorprendida y molesta.

—No pienso hablar de eso. –Me responde al girarse para salir de la biblioteca.

La tomo del brazo para detenerla.

—¿Por qué no?

Emma ve como la tengo tomada del brazo.

—Porque  no te gustara lo que escucharas –se suelta de mi agarre de un tirón–. Así que no me lo vuelvas a preguntar. –Sentencia al salir de la biblioteca.

Dejándome confundida por su actitud y curiosa de saber, porque piensa que me molestara lo que me dirá…

¿Por Qué Tú? Perdición & DelirioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora