Recuerdos.

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Una fría noche de invierno en Kremlin, Moscú, el reconocido y admirado presidente Vladimir Putin, más conocido como "Putin" a secas, se terminaba su deliciosa taza de té de menta mientras admiraba una foto donde se encontraba esa bella calva que lo tenía encantado desde su época en el KGB. No era ni más ni menos que el Papa Francisco. Aún recordaba los momentos inolvidables que pasó junto a Francis (como a él le gustaba llamarle). Fueron tantos los recuerdos de cómo lo seducía en la cama de la iglesia, que se le empinó la polla. No tuvo otra opción que ir corriendo al baño presidencial a cascársela. Cuando llegó, se bajó la bragueta y se desabrochó el botón para bajar el pantalón con suma rapidez junto al calzoncillo de patitos comunistas. Observó su gran y arrugada polla llena de lunares, venas gruesas y sus testículos llenos de pelos rubios. Agarró la base con su mano y empezó a subir y bajar por toda la extremidad.
— Francis... —gemía sin parar. Lo único que pensaba era en cómo el Papa jugaba con su polla cuando aún estaban juntos. Se lo imaginaba subiendo y bajando, a veces haciendo gargantas profundas. Recordaba lo bien que se sentía cuando su polla tocaba su garganta, la caliente cavidad anal de su amante, los chupetones que le dejaba en el pecho. Todo. Mientras seguía pensando en su amor perdido, se había corrido largando otra vez el nombre de este. Se lavó las manos y se subió los pantalones junto a sus interiores, evitando volver a pensar en Francisco.
— ¡Me cago en tu puta madre! ¡¿Ya has vuelto a pajearte pensando en él?! —gritó histérica su mujer. — ¡Me tienes hasta los ovarios! ¡Se te va a caer la salchicha de abuelo que tienes de tanto cascartela Vladimir! —volvió a gritar, esta vez enfadada.
— ¡Pues pide el puto divorcio! —gritó Putin con la cara roja tomate. Entonces se fue llorando cual bebé a su cuarto, se tiró a la cama y se chupó el dedo mientras se ponía en posición fetal. En verda no se cogió el jet privado y se fue pa Roma jaja. Cogió a su hija Irene y se fue cagando hostias.

🌟🌟🌟🌟

Cuando llegaron a su destino, se dirigieron al vaticano para preguntar por el Papa Francisco.

— Vlad, ¿qué haces aquí? —me sorprendí al oír su voz. No ha cambiado nada.
— ¡Papi Francis! —gritó la pequeña Irene. — Te he echado muchísimo de menos. Y creo que papi Putin también, lo oigo en en baño gritar Francis las 24/7 qué pesao joder.
— Eh, esa boquita. Habla bien, jovencita. —regañó el hombre religioso. Cuando el santo Papa terminó, levantó su vista, observando lo rojo que estaba su amante.

Próximamente:

¡Te odio Vladimir! ¿¡Cómo has podido!? gritó Francisco histérico. — ¡Vete, y no vuelvas! terminó llorando.

_Irenuska_ Cristinagnza -Minko- ja23er gracias por vuestra ayuda jeje

Los meteoritos de Putin «PUTRISCO» (Humor)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora