El amor de Arnie por aquella jóven alta y de cabello rubio era tan enfermizo que todas las noches la esperaba afuera del teatro público bajo un poste de luz sin iluminación para poder pasar desapercibido.
Lo único que quería por ahora era poder admirar su belleza y guardar su imágen en su memoria para más tarde poder visualizarla en su mente y así dibujarla en sus aposentos.
La voz en la mente de Arnie que tanto trataba de ocultar le recordó que mujeres como ella no estaban interesadas en fracasados y que terminaría exactamente igual a las anteriores. Sin embargo ignoró aquellas palabras, estaba seguro de que no sería así, ella era diferente, el amor que sentía se lo confirmaba.
La puerta principal del teatro se abrió, lo cual significaba que la obra había terminado. Pronto los espectadores empezaron a marcharse Y poco después salió ella, tan hermosa como siempre, venía acompañada de sus amigas, Arnie la observaba desde el fondo, embelesado no creía que ella fuera real, atrapado en sus pensamientos él no se percató que el poste de luz, se iluminó, revelándolo.
Un escalofrío recorrió la espalda de todos, en especial a Bianca al ver a aquel hombre aparecer de la oscuridad y que la veía justo a ella fijamente. Habían hecho contacto visual por primera vez y él no sabía como reaccionar, su tic nervioso hizo acto de presencia, el ojo izquierdo le empezó a pestañear cada dos segundos de forma involuntaria y lo único que pudo ofrecerle fue una sonrisa torcida mostrándole sus dientes chuecos y amarillentos.
El instinto de ella le decía que saliera corriendo de aquel lugar, pero por simple cortesía le devolvió la sonrisa y se marchó con un paso apresurado, sin embargo aquel simple gesto había sido su error, esa simple sonrisa lo había sido todo para Arnie y su obsesión creció.
Eran las 19:59 horas de la noche siguiente y ya él estaba situado bajo aquel poste ahora con iluminación, mantenerse oculto ya no era una opción, ahora estaba decidido a entablar una relación con ella. Al abrirse las puertas la esperó ansioso pero al notar que sus amigas habían salido sin ella, su ceño se frunció y su ansiedad aumentó, su respiración comenzó a agitarse y apretó su mandíbula, pero cuando Bianca salió, vió que no se encontraba sola, venía tomada de la mano junto a otro hombre, ambos venían riendo, dándose mimos y robándose uno que otro beso, venían tan sumergidos en su mundo que no se dieron cuenta del hombre con sombrero negro que los veía con furia desde lo lejos.
Arnie tenía los puños cerrados con fuerza, la historia se repetía, y la voz que aparecía en su mente desde pequeño para atormentarlo, se adueñó de su cuerpo y eso sólo traía consigo una consecuencia.
La noche siguiente él no se encontraba como de costumbre bajo aquel poste, en cambio estaba a las afueras del teatro, escondido, esperando el momento preciso.
Bianca se despidió de todos y le avisó a su novio que ya iba de regreso a casa, entonces mientras buscaba las llaves de su auto sintió un fugaz dolor en la parte baja de su cabeza y cayó inconsciente, lo siguiente que sintió fueron unas grandes manos ásperas en sus hombros que la sacudían de un lado al otro, abrió sus ojos y cuando reconoció a la persona que tenía en frente de ella, palideció.
Arnie la sacó con brusquedad y la llevó dentro de su casa, agradecía que vivía fuera del pueblo en una granja, al entrar la piel de Bianca se erizó, pues las paredes de la sala estaban repletas de dibujos de ella, era imposible no reconocerse, los dibujos eran perfectos, él la llevó a su habitación y la amarró a su cama, le colocó una venda en la boca y la dejo sola allí un momento.
Bianca lloraba desesperadamente, sentía que la respiración comenzaba a fallarle, intentó zafarse pero era inútil, observó a su alrededor, ni siquiera había ventanas, las paredes eran de madera, las sábanas de la cama estaban manchadas de una sustancia desconocida, había ropa junto a comida esparcidas por el suelo, y el hedor era nefasto, poco después él entró de nuevo a la habitación con un cuchillo en la mano y a Bianca se le detuvo el corazón, intentó suplicarle con sus ojos pero éste ni la miró directamente.
"Te amaba y me traicionaste" le susurró él.
Y sin una palabra más le atravesó el estómago con el cuchillo, Bianca dio un grito de dolor pero Arnie ni se inmutó, no era la primera vez que hacía aquello, lo sacó de su estómago, le cortó la garganta y en ese momento ella dejó de respirar, sus ojos llenos de miedo y desesperación se fueron apagando, llenándose de paz infinita.
Arnie tomó su paleta y dejó que las gotas de sangre provenientes del cuchillo cayeran sobre ella y cuando tuvo suficiente, llenó su pincel, colocó un lienzo sobre el atril y comenzó a pintar la obra de arte que tenía frente a él, era otro retrato más para su colección.
Una semana había pasado y Arnie se encontraba sentado en la plaza principal del pueblo cuando justo en aquel momento, una joven alta y de cabello rubio iba caminando de prisa, como si fuese tarde a algún lugar.
Arnié la detalló y luego sonrió, sacó su cuaderno junto a su lapicero y recreo el rostro de aquella joven en su cabeza para empezar a trazar líneas sobre el papel.