Behind the window

Extraordinary Woman

Después del desayuno Josh salió de la casa, sólo con una sonrisa como despedida para Maya, lo cual fue suficiente.
Esta vez, Riley dejo que ella escogiera la película, así que perdieron más de treinta minutos de su día buscando títulos en lo que Maya se decidía. Ella pensaba que era mejor aquello que perder el tiempo mirando una mala película.
Agregaron tres a la lista, y pusieron "El viaje más largo" como primera. Al parecer a Riley le emocionaba porque le recordaba a Lucas, aunque fuera elección de su amiga, era extraña la vez que coincidían en que mirar.

"Soy un hombre ordinario, que se enamoro de una mujer extraordinaria". Maya se imaginó a alguien pensando, diciendo algo similar, algo que realmente pensara y sintiera sobre ella. Se imaginó a alguien sin rostro. Y deseo con todas sus fuerzas que ese alguien tuviera el rostro de Josh.

Aunque miles de frases en esa película la habían hecho sentir, no toco su libreta hasta que terminó. Porque quería vivirla. Quería que no se le pasara ni un sólo detalle; muy apenas había tocado las palomitas.
Así que, en cuanto acabó, se puso a escribir cada palabra que recordaba que había amado, esperando que no le faltara ninguna.

Las siguientes películas en la lista no habían sido tan buenas como la primera, pero cuando menos acordaron ya había oscurecido, y ellas seguían sin moverse del sofá.
-Debo irme, Riles, ya es tarde.
-Deberías quedarte a cenar.

-Si, Maya, siempre es bueno una charla contigo. -aquella había sido Topanga, siempre sabia que decir, algo que Maya admiraba.
Sonrió y asintió, tendría que explicárselo a Shawn y a su madre después, pero quizá eso le daría la oportunidad de verlo antes de despedirse aquel día.

Los padres de Riley habían cocinado brochetas de carne, y una exquisita pasta para acompañar, hasta parecía que la habían hecho especialmente para ella. Y lo disfrutó, disfruto cada minuto. Siempre había amado a aquella familia, posiblemente porque no había tenido una propia, y aunque ahora la tenia, no había dejado de disfrutar de su compañía ni un poco.
Las platicas de Auggie siempre eran la mejor parte de la cena en aquella casa. Era increíble como un niño de su edad era tan consiente de las cosas, y veía al mundo de una manera tan positiva, aunque eso ultimo seguro era de familia.
No se dio cuenta que se le había quedado viendo al pobre niño, hasta que este hablo.
-¿Maya?
-¿Auggie?
-¿Vas a ser mi tía? - aquello la hizo sonreír como no lo había hecho en un largo tiempo. Y se escucharon las pequeñas risas de todos de fondo.
-Quizá algún día. -le guiño un ojo, y Auggie sonrío divertido.
-El tío Josh me dijo que así sería. -hasta parecía que lo hacia a propósito.
Su sonrisa se hizo más grande, aunque se había quedado sin palabras.
-Quizá - "ojala", pensó.
El resto de la cena fue en silencio, pero todos se daban cuenta que la sonrisa no había abandonado el rostro de Maya ni por un segundo, y aquello los llenaba de esperanza, a todos.

Maya miró su reloj nuevamente, incomoda, el seño Matthews estaba a la mitad de una divertida historia, al parecer, la primer gran aventura que vivió con Shawn en el bosque. Y le gustaba escuchar sus historias, pero se hacia tarde, y Maya no se escaparía de un buen regaño de su padres.
-¿Te tienes que ir? -Riley a su lado también había visto la hora. Ella asintió.
-Es tarde. Te acompaño a casa. - Josh se había unido al grupo, y Maya sintió que no había notado su presencia hasta que se digno a dirigirle la palabra.
-No es necesario. Conozco el camino. - el encanto que la había llenado toda la tarde se había esfumado en el momento en que él decidió ignorarla desde que se había dignado a aparecer en la casa, sin siquiera saludarla.
-Creo que deberías dejarlo, es tarde para que salgas sola -interrumpió Cory el incomodo momento. "Y porque no me lleva usted", pensó Maya, pero ella conocía la respuesta.
Asintió lentamente.
-¡Vamos entonces! - Josh se paró de su asiento y se dirigió a la salida seguido por Maya, que decidió permanecer en silencio. Abrió la puerta y la dejo pasar primero. Maya pensó que aquel gesto era encantador, siempre lo era, pero sólo lo tomas en cuenta cuando lo hacia alguien que querías que lo hiciera, alguien que esperabas que fuera ese tipo de persona.

El silencio se apoderó de la situación mientras salían del edificio. Maya miró la mano de él discretamente, mientras esta se movía al compás de sus pasos. Le recordó la propuesta que le había hecho a Josh meses atrás:

 «flash back» "...Quizá podamos tomarnos de las manos esas seis semanas, como no se, ahora..." «ends» 

Y recordó la sonrisa que le había regalado, aquella que le hizo sentir como si todo en el mundo fuera posible. Realmente quería sentir que lo era.