Ámsterdam, Países bajos

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"Tengo mucho frío." El rizado susurró, acercándose a Louis con la intención de conseguir un poco de calor entre sus brazos.

"¿No quieres ir al hotel? Podemos sólo encender la calefacción y pasar el resto de día ahí." Louis dijo con una pequeña sonrisa, mirando los ojos verdes de su novio.

"No vinimos a Amsterdam para quedarnos en una habitación, Lou. Para eso nos hubiésemos quedado y hacíamos éso en casa." Bromeó, mirando al mayor con un brillo en los ojos. 

Louis se encogió de hombros. "Bien. ¿Qué sugieres que hagamos con este frío de mierda? Me estoy congelando."

Acabaron en alguna parte del centro visitando la casa de Ana Frank, lo cual fue incluso mucho peor pues la altura de dicha casa hizo que se sintieran como tocando el cielo con la punta de sus dedos. No llevaban abrigos y sus labios comenzaban a tornarse purpuras conforme pasaban las horas.

Después de lo que fue una hora eterna en el museo de Van Gogh y Harry chillando por cada cuadro más las miles de fotos que tenía que sacar hasta conseguir una perfecta, acabaron realmente hambrientos en un pequeño bote que recorría canal por canal a las cinco de la tarde.

"¿Hay algún restaurante cerca?" Le preguntó Louis al hombre que remaba.

"Je bent heel schattig, schat."

Se echó hacia atrás, pasando su brazo por encima de los hombros de Harry y este recostó su cabeza sobre el hombro del mayor.

"No sé qué mierda dijo", refunfuñó con una mueca, "pero tomaremos eso como sí."

Harry rió suavemente, abrazando a Louis por la cintura.

Se encontraron con que el hombre sí los había entendido y minutos después estaban bajando del bote frente a un restaurante.

"¡Mira que hermoso, Lou!" Exclamó el rizado cuando entraron en el lugar. Una sonrisa apareció en su rostro y miró a su novio con ojos brillantes.

"No hay nada que sea más hermoso que tú y te he estado viendo por siete años."

"Bienvenidos a De Silveren Spiegel", dijo este hombre con tono arrogante que los recibió en la entrada. Dio una mirada rápida a ambos chicos antes de sonreír ampliamente, "tenemos un código de vestimenta aquí, señores. Me temo que no pueden entrar vestidos así."

"Pues que bien, no es como si me importara un código de vestimenta, venimos a comer no a lucir bien."

El señor asintió con la cabeza, cruzando las manos. "Comprendo, señor. Pero este es un restaurante de alta sociedad, necesitan traje para poder comer aquí, si tanto lo desean."

Harry rodó los ojos. "Podemos ir a KFC, Lou. Tú amas KFC."

"No, no", negó, mirándolo, "vamos a comer toda la mierda que tú quieras dónde tú quieras, no me interesa lo que este vejestorio diga."

"Debería escuchar a su amigo, señor."

Harry observó al señor de pelo gris con una mirada disgustada. Bien podría decir que no comerían por vestir casual, pero JAMÁS dejaría que nadie lo llamase 'amigo' de Louis.

"¿Disculpa?" Preguntó el rizado, alzando una ceja, "soy su esposo, no su amigo, ¿entiendes éso o necesitas que te explique con dibujos? ¡Oh, claro! Eres tan aburrido que nadie se ha casado contigo, entiendo por qué no puedes encontrar la diferencia entre ambas palabras aunque es muy claro que no somos amigos. ¿Verdad, Lou?"

wanderslut | larryDonde viven las historias. Descúbrelo ahora