Nueva York, Estados Unidos

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Día 2: la palabra con m, "espera lo inesperado" y tiendas online para bebés  

Louis despertó antes que Harry lo hiciera, exactamente a las siete y media de la mañana. Su corazón estaba acelerado cuando se adentró en el baño, exaltado por la terrible pesadilla que acababa de tener. No podía soportar la idea, pero había estado teniendo horribles pensamientos acerca de él y Harry y eso nunca significaba nada bueno. Había leído en alguna revista que cuando te soñabas a ti mismo teniendo problemas con tu pareja significaba que malas cosas lo deparaban para el futuro, él sólo no quería que nada de éso fuera real, odiaba tener que confiar en tonterías.

Se acostó junto a Harry, mirando el tranquilo cuerpo de su novio descansando entre las sábanas blancas, escuchando sus leves ronquidos como si fuesen la cosa más interesante en ése preciso instante. Louis sonrió, con un pequeño rizo entre sus manos.

"¿Qué me has hecho, eh?" Le preguntó al chico dormido, dejando la punta de su lengua entre sus dientes. Estaba seguro de que ni siquiera Harry tenía una respuesta concreta para eso, él era tan inocente, tan puro que tan sólo respondería algo como 'sólo te amo mucho, Lou', es que hasta podía oír su vosecita y la risa seguida de esto.

La idea de una familia junto a Harry siempre fue algo que hacía poner sus vellos de punta. Louis amaba los bebés tanto como Harry y el hecho de pensar en uno—o en muchos—con su sangre, con su nombre, de él, hacía que las lágrimas brotaran en sus ojos. Estúpido sensible.

"Amor, despierta", susurró, acariciando la mejilla de Harry con su pulgar, subiéndolo con cuidado hacia se frente para acomodar sus rizos, "¿bebé?"

Harry se removió un poco, abrazando la almohada que Louis había estado usando antes de que comenzara a sentir frío debido a la ausencia del cuerpo a su lado. "Uhm."

"Despierta, cariño. Necesito hablar contigo, por favor. Esto es... Más o menos importante", pidió aún en voz baja, moviendo su mano cuidadosamente por el pecho pálido y desnudo de Harry, con este reaccionando a sus caricias con un gruñido.

"Déjame, papi. No quiero ir a la escuela." 

Louis rió. "Arriba, princesa. Papi te quiere sentado en su regazo." Pidió con voz de súplica, como si él fuese el que tuviese que comportarse de ésa manera para conseguir algo. Harry bramó antes de sentarse sobre el colchón y alzar sus brazos al aire, aún con los ojos cerrados. El mayor le sonrió, alzándolo para sentarlo sobre él, acariciando su espalda.

Harry casi se dormía sobre él nuevamente.

"Precioso, quiero hablarte acerca de algo. ¿Puedes prestarme atención?"

El rizado asintió levemente, abrazándose a Louis, apoyando la cabeza en su hombro, acurrucándose en él. Harry se sentía muy bien cada vez que Louis lo abrazaba de ésa manera, con él medio dormido, paseando sus manos por su cuerpo con tanta delicadeza que podría conciliar el sueño nuevamente, pecho desnudo contra el suyo, sintiendo los latidos de su corazón y la calidez de él.

"¿Qué pasa?" Preguntó, frotándose un ojo con la mano hecha un puño. Se acomodó en sus piernas, bostezando.

"¿Has estado tomando tus pastillas realmente?" Louis sabía que no podía ser tan directo o de lo contrario Harry se negaría a hablar del tema y como costumbre, terminarían teniendo sexo para evitar cualquier cosa que implicara la palabra 'bebé'.

Harry asintió varias veces. "Sí, Louis. Ya te lo había dicho, incluso me compraste tres cajas de ellas. Estoy bien, ¿sí?"

Louis recordó aquella vez en la que su hermana mayor quería desesperadamente salir embarazada y su esposo no estaba muy preparado para ello, él le compraba pastillas cada mes pero ella las tiraba al excusado para luego decir que las había tomado. ¿Quién le certificaba que Harry las estaba tomando si hasta éste punto habían leves pruebas de que su bebé estaba teniendo un bebé?

wanderslut | larryDonde viven las historias. Descúbrelo ahora