No Confíes.

Preguntas sin respuestas.

 Preguntas sin respuestas.

El día de mi muerte era un día cálido, soleado y feliz. Me levante, arregle mi cama y desayune con mi madre. Luego salude a Cebs y le puse su comida. Espere a que llegara el autobús y me despedí de mi madre, mi padre yacía en el mueble mugriento, dormido. Todo transcurrió normal, hable con Mindy en el receso porque Lexi no había ido. Ella estaba enamorada de José, un niño pelinegro muy guapo. Me reí con ella un rato y luego entramos a Ciencias Naturales. El profesor Mason me saludo con un sonrisa rara, en realidad su mirada fue lo que me extraño. En otras ocasiones yo llegaba y el me recibía alegremente. ¿Sera que el también cambio?, Pensé. Empecé a escribir una carta para el, cuando pasara por mi puesto se la daría. Escribí rápido.

¿Esta triste? Podríamos hablar.

Yo lo ayudo y usted me ayuda.

Somos amigos.

Le entregue la cartita nerviosa y luego espere una respuesta suya. Tal vez un gesto o una señal pero en cambio lo que recibí fue silencio. No me había portado mal, hice mi tarea; sinceramente no entendía que pasaba. Cuando termino la clase espere que todo el salón se vaciara y me acerque a el. Su cabello negro ondeaba mientras ordenaba sus cosas. Levanto la mirada y me observo.

-Hola Profesor.- Trate de sonreírle pero estoy segura que no me salió bien. El alargo su mano y tomó la mía. Era un gesto que hacia muy a menudo. Sus manos siempre eran cálidas y me hacían sentir segura. Me sonrió.

-Eres hermosa Christie, una niña muy hermosa.- Yo me ruborice ante sus palabras. –Quisiera invitarte a comer unos helados, no se si puedas pero seria buena idea compartir un rato.

Yo sonreí contenta ante su propuesta y asentí. A las seis en punto en el colegio. Se me haría fácil, ya nadie me cuidaba.