Noche 39: "De madrugada"

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Mientras él me acariciaba con manos expertas, yo descansaba en su lujosa cama y fingía indiferencia.

Tras tantas noches como displicente alumna o exigente maestra, me apetecía otra cosa.

Quería jugar con él, regodearme con su frustración.

Tn: Esta noche- le dije -Tienes un nuevo reto: una mujer completamente desinteresada. No importará que hagas, no lograrás excitarme.

Me alejé de él rodando sobre las almohadas y fingí dormir.

Suspiró exasperado.

Pensé que tal vez se masturbaría o que intentaría tomarme a la fuerza.

Empezaron a poblar mi mente deliciosas posibilidades sobre cómo me haría el amor mientras yo me mantenía indiferente.

Pero en lugar de eso, dejó que me quedara dormida, sin tocarme.

De madrugada, y todavía profundamente dormida, comencé a sentir una sensación
excitante.

Al principio, pensé que se trataba de un sueño erótico que se había vuelto un poco más realista.

Agitada, fui despertándome poco a poco y me di cuenta de que sus manos me agarraban los muslos y me estaba arrastrando hacia el borde de la cama.

Me hice la dormida, pero sus dedos sondearon insistentemente su objetivo hasta que logró la humedad que deseaba.

Pensé que me tomaría, pero en lugar de eso me metió algo grueso, frío y metálico.

«¿Qué era aquello?»

Intenté incorporarme, pero me lo impidió agarrándome fuertemente de las caderas.

Me estaba penetrando con una especie de cuerno de punta roma de acero brillante.

Yo sentía en mi interior una deliciosa presión.

°El Kamasutra de Choi Minho°Donde viven las historias. Descúbrelo ahora