Siete

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Sabía perfectamente que le estaba mintiendo, sin esfuerzos el podría reconocer a un mentiroso.
Se ofreció para llevarla a casa pero ella negaba, el insistió tanto que al final accedió.
Le extendió el único casco y ella lo tomó y casi resbala de sus delgadas manos. Encendió su motocicleta y subieron para así dirigirse a casa de Nan.
Ella apretaba el torso de Fred cada vez que aceleraba. Ella jamás en toda su vida se había subido a una motocicleta; si su madre se llegaba a enterar jamás la volvería dejar salir sin compañía.
Nancy aún no podía analizar su situación; estaba en una moto, corriendo a una alta velocidad, con un chico que apenas conocia.
Jamás se lo hubiera imaginado, y no es por que se considere una santa pero siempre usaba la razón y este chico llego para cambiarla.

Los infiernos del pensamientoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora