No sé quién soy, no sé qué soy.
Este lugar es muy raro. Es un túnel. Un túnel sin paredes, sin techo, sin suelo. Solo es una gran bolsa negra, oscura, que me agobia.
Tiene una luz al final.
Escucho voces que no distingo. Son un monólogo continuo sin sentido.
Empiezo a escuchar un pitido regular que dura un segundo y se repite cada tres.
Empiezo a escuchar otro sonido, irregular, que me atrae.
La luz del final del túnel empieza a correr hacia mí. Quiero huir en dirección contraria.
Escucho como me absorbe y me suelta en una cama.
Abro los ojos con mucho cuidado. Toda esa luz me molesta muchísimo.
Me encuentro en una blanca habitación lúgubre. Miro a mi alrededor y veo varias máquinas colocadas sobre muebles azules y grises.
Una máquina está conectada a mi por unos cables y unos tubos.
A mi derecha está una mujer posada con sus antebrazos a una repisa que da a un ventanal enorme que va desde una parte a otra de la habitación. Desde la ventana se puede ver el transcurrir de coches de una ciudad de noche. Ella es muy alta y delgada, de una mediana edad. Su media melena ocre hace juego con su blusa de flores de tonos tierra, unos jeans claros y para acabar unos botines negros de tacón bajo ancho.
En frente de la cama hay una bella mujer sentada en un sillón azul leyendo un libro. Tiene unos 25 años. Ella tiene una melena negra hasta su cintura. Lleva puesto una camisa de cuadros azules, verdes y negros, unos jeans rasgados irregularmente negros y unas Vans negras altas. Para rematar su conjunto lleva un labial rojo y un eyeliner negro.
Al lado de ella hay un hombre de unos 45 años. Él es muy esquelético y moreno. Su media melena plateada hace conjunto con su mirada. Lleva una camisa gris, unos jeans claros grises y unas converse negras. Lleva sobre su mano un extraño bastón blanco.
- Ma.. María. Se ha despertado. ¡Está despierta! -dice la bella chica del libro levantándose de un brinco.
- Triana, sabes que ya dejó de tener gracia la quinta vez que lo dijiste. Para con esta broma -dice girándose.
En este giro ella me mira. Se consta de que estoy despierta y me abraza con lágrimas en los ojos.
¿Quiénes son todos ellos? ¿Por qué están aquí?
- Eh... ¿Quiénes sois vosotros? ¿Qué hacéis aquí? -dijo intentando separarme de la mujer.
Ella se echó a llorar. El hombre se levantó con dificultad y ayudándose del bastón blanco fue hasta donde ella estaba.
- María, ya viene el médico. Pronto sabremos que le pasa a nuestra niñita -dijo con una mirada fría, al frente, mientras la abrazaba.
Y efectivamente, en cuestión de un momento un hombre apuesto, con una bata, entró a la habitación.
-¿Podéis venir? - exclamó el con preocupación.
Se fueron de la habitación. Yo me quedé mirando por la ventana. Toda la inmensidad de la oscuridad. Ahora que había escapado de ella me había dado cuenta de que la amaba. Aquel sonido irregular eran las gotas de agua, que chocaban irrefrenadamente contra el ventanal.
En cuestión de segundos volvieron a entrar.
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La bella chica del libro.
RomanceMe despierto en una lúgubre habitación. No sé quién soy ni donde estoy. Hay varias personas aquí conmigo que no sé quiénes son