Parte 10

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Decir que dolía era sólo eso, palabras vacías y sin sentido. Porque nada se comparaba al pozo de infinita melancolía que se alojaba fielmente en su pecho; al horrible apretón en su estómago las veinticuatro horas del día; a los aullidos de dolor que enviaba el alfa dentro suyo, porque sin Zayn, Liam se sentía simplemente muerto; hecho un cascarón; adolorido; más que triste y desolado.

Cada noche, mientras la luna brillaba contra su ventana, recordaba la sonrisa tan jodidamente venenosa que le dedicó el niño y sentía ganas de desgarrarse el pecho, de golpearse contra los muros para deshacerse de sus constantes pensamientos que sólo daban vueltas alrededor de él.

En algún momento pensó que si, años atrás, un personaje cualquiera le hubiese dicho que sufriría así por un omega, sus carcajadas no tardarían en salir y escucharse hasta el planeta Júpiter, que se sujetaría el estómago por miedo a que reventase debido a tanto júbilo... Porque fue lo más desgraciadamente irónico que le pasó; que un pequeño omega de dieciséis años, inexperto, inocente, inofensivo, tierno, dulce, cariñoso(...) le terminase doblando la partida, dejándolo como el malo de la película y quebrantándolo en el proceso.

Él sabía que no había sido el mejor alfa, y se odiaba demasiado por ello. Él deseaba llenar a Zayn con kilos de amor, cuidarlo, protegerlo, hacerlo el omega más feliz del universo, complacerlo, estar a su lado, apoyarlo... ¿Pero cómo se podía dar todo eso de regreso cuando él nunca lo recibió?

Lo que no se enseña, jamás se practica.

Liam, desde que era un cachorrito con dientes de leche e instinto aún desconocido, fue criado para ser dominante, frío, despiadado, burlón, egoísta, cruel; su padre alfa abandonó a la omega que le otorgó la vida cuando aún estaba embarazada.
La pobre mujer sobrevivió por el instinto de su mera naturaleza: debía cuidar de sus cachorros, de ese diminuto cachorro que vivía en su vientre.

Transcurrió todo un año, y sin saber cómo, Geoff se enteró de que aquel recién nacido podría ser un futuro lobo de colmillos filosos totalmente indoblegable.
Le bastó con un par de palabras y ya tenía a la omega en su casa otra vez, junto al cachorro de a penas dieciocho meses.

Fueron unos dos años más tarde cuando la historia volvió a repetirse. Karen esperaba otra criatura y Geoff volvió a dejarla sola, quedándose con Liam e importándole muy poco el sufrimiento del niño por perder a su madre.

Otro alfa nació de las entrañas de esa lastimada mujer, y aunque ésta regresó a casa, volviendo a embarazarse un año más tarde del mismo hijo de puta, el día en que se marchó, con el corazón hecho añicos al saber que se le sería arrancado otro de sus cachorros, no regresó, llevándose consigo un interminable arrepentimiento y una pequeña vida dentro suyo.

Así creció un robusto lobo, idéntico al maldito perro inclemente de su padre, futuro heredero de una poderosa industria de automóviles, anfitrión de las mejores fiestas de toda la ciudad, dueño de varios clubes nocturnos de la capital, con un aroma irrepetible, con un alfa indomable y un vacío que trató de llenar marcando a ese omega de ojazos mieles.

Creyó que al fin vería la felicidad, pero lo único que vio fue una mordida pútrida en el cuello de ese mismo moreno.

Los días pasaban como años. Las comidas se llenaban de insectos sobre su escritorio. El pecho le dolía. La respiración le pesaba. Su pulso era lento. No salía de la cama. Tardaba horas en la ducha, deseando acabar con todo de una vez. Se arrepentía las veinticuatro horas del día, deseando regresar el tiempo y jamás haber conocido a Zayn. Jamás haber mordido su clavícula. Jamás haberlo amado como lo hizo.

Dudaba sobrevivir a esta.

Realmente lo hacía.

Y si lo hacía, estaba seguro de que al final terminaría rajándose la venas porque no podía soportar el pozo en su corazón, la culpa en su pecho, la soledad en su alfa, y la incomparable depresión que padecía.

The Bite  [ZIAM]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora