Capítulo 4.

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Déjenme decirles que irse de fiesta un lunes no es buena idea... Al menos no lo es si al día siguiente tienes clases.

¿En qué estaba pensando? Ah...cierto...no estaba pensando, algo muy normal en mi.  ¿Es qué acaso siempre tenía que hacer tonterías? La respuesta es si, está en mi naturaleza.

-Oye no te quejes que ayer conociste a un Adonis- me dijo mi pepita grilla.

Si... En eso tiene razón mi yo interior.

¿En qué estaba? ¡Ah sí! En no tomar los lunes, pésima desición. Se los digo, no lo hagan, sean hermosas criaturas del señor que se quedan en sus casas un domingo.

Suspiré con molestia, la cabeza estaba que me estallaba. Creo que no podré ir a la universidad, demasiada resaca para una sola persona, y lo peor es que solo me tomé un trago, que mal aguante tengo, hasta da vergüenza. Supongo que fue a causa de los acontecimientos después de que me bebí mi traguito.

Luego de que terminé de arreglarme decidí bajar a la cocina en donde estaba segura no habría nadie, y así fue, cuando bajé, no había nadie, como siempre.

Salí de mi casa y caminé hacia mi destino, llegué justo a tiempo para la clase.

***

Mi día en la universidad no fue el mejor que pude tener, digamos que no fue como yo pensé que sería. La buena noticia de todo esto es que ya se acabaron las clases... Al menos por el día de hoy.

Iba bajando las escaleras principales con las chicas, les iba contando todo lo de ayer... Bueno casi todo, no les quería asustar diciéndoles que casi me violan.

El punto es que ibamos bajando y me lo encontré ahí, tan guapo y arreglado como siempre. Estoy segura de que mi cara tuvo que ser la de una chica ilusionada.

Él llegó a mí y me dio un beso en los labios, nada del otro mundo, solo un inocente pico. Me entregó esas hermosas rosas que traía en la mano y me abrazó.

No estoy segura pero creo que muy en el fondo esperaba al Adonis de ayer en la noche, hay que admitir que ese hombre es un dios. Y vaya dios, uno que salva y te regala sonrisas, de esas que te dejan lela, pendeja, mojada... en fin, creo que dejé claro mi punto. 

Pero a final de cuentas mi novio es un verdadero sueño de hombre, de esos que te encantan porque son muy amorosos. El adonis de ayer definitivamente estaba como quería, pero no se compara con el hombre parado frente a mí.

Debí de haberme perdido en mis pensamientos porque me asusté cuando sacudieron mi hombro. Estoy segura de que fui la personificación de un gato asustado, de esos que ves en los vídeos que cuando le tocan sin que se lo espere salta como nueve metros.

Gracias a ese pensamiento me empecé a atacar de risa, cual maniática. No podía ni respirar y empecé a sentir como la gente se me quedaba viendo.

El problema es que entre la risa y la falta de aire un horrible sonido salió de mi boca, algo así como una risa de cerdo y el sonido que la gente hace cuando respira muy fuerte. Con esto quiero decir que hice la vergüenza de mi vida, pero ahí no acaba la cosa.

Cuando mis amigas y mi novio se empezaron a reír, me volvió a dar la risa y me intenté sentar en el escalón que estaba atrás, pero ¡Oh sorpresa! No había ningún maldito escalón porque entre mis risas nos fuimos alejando de las escaleras principales y como seguro se lo están imaginando, pasó lo que tenía que pasar.

Mi nulo trasero besó apasionadamente el suelo. Un minuto de silencio a mis pantalones blancos que se mancharon con  algún tipo de salsa, de esas que les pones a las papas, que estaba en el suelo.

Ahora estaba con unos pantalones manchados de salsa, que si lo veías desde lejos, parecía que mi querido amienemigo Andrés había llegado.

Y yo que pensé que mi mal día no podía ponerse peor.

🔸TSR🔹

Espero les haya gustado el capítulo.
Intentaré subir el próximo capítulo pronto.

Gracias por leerme!

Chaochao

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⏰ Última actualización: Jun 14, 2020 ⏰

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