Capítulo 3.

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Cuando salí del shock en el que estaba metida empecé a recorrer el camino que mi salvador había hecho segundos antes, lo busqué con la mirada y lo vi dirigirse a un coche muy bonito color negro mate.

Llegué hasta él y le toqué levemente el hombro. Cuando volteó me quedé muda, ¡era el chico más guapo que había visto en toda mi pecadora vida!...por no decir que estaba más bueno que un pastel de chocolate con cubierta de nutella.

Tenía pelo negro carbón, tenía la piel blanca pero no tanto, una mandíbula que se veía tan filosa que estaba segura de que si le pasaba el dedo me cortaría, unas pestañas tan largas y negras que estoy segura cualquier mujer quisiera tener, unos labios rellenitos, unas adorables pecas y unos hermosos ojos grises tan profundos y turbios como un día de tormenta.

Estoy segura de que me quedé embobada viendo semejante belleza.

- Reacciona idiota, ¿qué no ves que está esperando tu respuesta?- me dijo mi conciencia.

- Perdón ¿qué?- le pregunté un poco desorientada.

Mi sexy salvador estaba serio pero estoy segura de que pude ver el amago de una sonrisa en esos labios tan bonitos y apetecibles.

-Me pregunto si besará bien- pensé

- Te pregunté que si necesitabas algo.- me dijo y creo que casi me derrito, su voz era fuerte y ronca, demasiado sex-appeal para mi pobre y pecador ser.

- S-si.- carraspeé-  Quiero decir... si.- me removí en mi lugar- te quería agradecer por lo que hiciste, no sé qué hubiera pasado si tú no hubieras aparecido.- le dije con sinceridad.

- No me agradezcas.- respondió simplemente.

Se volteó dispuesto a subirse al auto pero fui más rápida y le agarré el brazo para que no lo hiciera. Gran error...pude respirar su exquisita fragancia y ahí fue cuando experimente alguna clase de éxtasis, mis neuronas se atontaron de tal manera que seguramente parece que tengo cara de sueño y que estoy a punto de estornudar al mismo tiempo...no dudo que piense que tengo algo mal.

-¿Si?- me preguntó.

-Ehm...- balbuceé.

¡¿Es enserio cerebro?!- le reproché.- se supone que me tienes que ayudar no dejar como una tonta, o más tonta de lo que me veo y soy.

Me aclaré la garganta y lo vi directo a los ojos.

-No es que sea una metiche ni nada...- dije un poco insegura.- pero me preguntaba, ¿qué era lo que hacías en ese callejón?- le pregunté finalmente.

Si les soy honesta, no estoy muy segura que pasaba por su cabeza, supongo que al final optó por no decirme, porque solo me vio, me sonrió, se soltó de mi agarre y se esfumó en su coche.

Y yo me quedé ahí, viendo como se alejaba de mi... para no volvernos a ver jamás.

- Okay... creo que estas siendo una dramática.- me dijo esa fastidiosa voz en mi cabeza.

Suspiré y me abrasé a mi misma cuando fui consiente del frío que hacía, me voltée dispuesta a irme pero algo en el suelo me detuvo. Me agaché para apreciar y recoger la chaqueta de cuero de mi salvador, había jurado ver como se la llevaba cuando yo seguía en shock, pensé que la había guardado en su auto pero al parecer no lo hizo.

Sin pensármelo dos veces me la puse. Podrán decirme lo que quieran pero lo hice por dos razones: la primera, me estaba muriendo de frío y la segunda es porque se veía cara e iba linda con mi atuendo.

- Y también porque si lo vuelves a ver podrás poner a la chaqueta de excusa para seguir teniendo encuentros.- dijo mi conciencia y la verdad es que tenía razón, la chaqueta es una pura y vil excusa.

Suspiré una vez más y me devolví a la discoteca. Cuando llegué a la mesa en la que estaba mi hermano me sentí un poco más segura, me senté y cerré los ojos pensando que nadie se había percatado de mi presencia en ese momento. Pasados los segundos dejé de oír los murmullos de las conversaciones de la mesa, abrí los ojos y me sorprendí al ver que todos me estaban viendo.

Todos me estaban viendo con horror. Mi hermano fue el primero en salir del trance en el que estaban.

- ¡¿Qué demonios te pasó en la cara?!- gritó histérico. Me quedé muda, no me acordaba del golpe que ese malnacido me dio en la cara.

No sé porqué pero no le quería contar todo lo acababa de pasar, así que opté por decirle la verdad a medias... O algo así.

- Primero que nada cálmate.- le dije con voz baja y calmada, cabe recalcar que no tuvo el efecto calmante que yo buscaba surgiera en su ser, sin embargo, guardó silencio.- Lo que pasó fue que salí a tomar aire y un borracho me confundió de persona y me pegó, pero grité, se alarmó y se fue corriendo.- dije con una seguridad que me impresionó.

Suspiró, cerró los ojos y cuando los abrió se volvió a fijar en mi. Se acercó y se puso delante de mí obligándome a levantar la vista.

- Nos vamos.- fue lo único que dijo par luego voltearse y dirigirse a la salida.

Suspiré derrotada pero al mismo tiempo aliviada, la verdad es que no me quería quedar ahí. Me despedí rápidamente de todos con la mano y lo alcancé. Cuando salí a la calle él ya estaba dentro del auto, me metí y emprendimos marcha hacia la casa en un total e incómodo silencio.

Cuando llegamos, las luces ya estaban apagadas. Entramos sigilosamente, subimos por las escaleras y me fui a mi habitación así como él hizo lo mismo.

Cuando entré a mi cuarto estaba tan cansada que no sé como hice para ponerme la pijama y cepillarme los dientes. Me recosté en la cama y caí directamente en los brazos de Morfeo. Esa noche soñé con unos ojos grises que ansiaba volver a ver.

🔸TSR🔹

Espero les haya gustado!!!
Si quieren pueden recomendar la historia ❤️

Chaochao

La Dulzura del Peligro Donde viven las historias. Descúbrelo ahora