Las paredes de cemento manchadas con humedad desprenden un olor nauseabundo. En parte están así apropósito; para que los que estén acá tengan la sensación de incomodidad entrándoles por la nariz, calándole los huesos. En otra parte es porque tampoco les interesa hacer algo al respecto.
Un hilo de agua cae desde el techo hasta el piso llenando el vacío con un sonido rítmico que luego de unas horas resulta ser insoportable. El oficial de policía me mira desde el otro lado de la mesa con los ojos fríos y la cara seria: parece uno de esos tipos que trabajan para la DEA que aparecen en las películas yankees; con el bigote negro sobre el labio y el cigarrillo desprendiendo humo de entre medio de sus dedos.
No me intimida, aunque esa sea su total y principal intención. En realidad me causa un poco de risa.
No es momento para reírme, igual. Pero la forma en la que me observa (como si estuviese haciendo mucho esfuerzo para verse malvado y calculador) me produce gracia. No sé si recuerda que he enfrentado al rey de las miradas frías y calculadoras (el inventor, me atrevería a decir) y ni él ha logrado moverme un pelo.Si él no pudo ¿qué lo hace pensar que con su ceja levantada, su boca en línea recta y sus anteojos culo de botella podría siquiera intentar asustarme?
Lo único que me intimida de su aspecto es el horrible traje color crema que lleva puesto.
— ¿Le tenías miedo? –suelta en el vacío sepulcral.
Frunzo las cejas, luego niego con lentitud exagerada.
—No. Nunca le tuve miedo.
Le da una calada a su cigarrillo y casi se lo termina. Se deshace de la ceniza en el pequeño cenicero de vidrio que descansa sobre la maltratada mesa de plástico viejo.
— ¿Sabías sobre las cosas que hacía? –toma otro cigarro del bolsillo interior de su saco de mala calidad, lo prende y a la primera pitada ya consume la mitad. – ¿estabas al tanto de la doble vida que llevaba?
— ¿Doble vida? –hago una mueca cuando el humo de tabaco se me mete por las fosas nasales.
—La persona que era en su vida cotidiana; con sus conocidos, con su familia, no era la misma que de noche asesinaba personas por placer. ¿O me equivoco?
Me encojo de hombros.
—Todos somos diferentes personas dependiendo con quién estamos. ¿Usted es el mismo cuando está con su esposa de lo que es ahora, acá, conmigo?
Levanta las cejas ligeramente, luegi roza con la yema del dedo pulgar el borde de su labio inferior como si estuviese pensando mi pregunta.
—No. –finalmente responde. –pero en todo caso son cambios mínimos. Meras conductas que saltan entre lo formal o informal. No puedo hablarle a mi mujer de la misma manera que le hablo a un sospechoso.
— ¿Por qué no puede? –hago un silencio. Él también. -¿Porque no quiere asustarla? ¿Porque esa parte de usted no es algo que le gustaría compartir con alguien que ama? ¿Porque tiene miedo que pueda espantarla? Todos somos varias personas dentro de una, señor.
—No todos matamos y luego vivimos de lo más tranquilos. No es un comportamiento normal, Ana.
—Yo nunca dije que lo fuera. –digo de mala gana. –usted me preguntó si estaba al tanto de su doble vida, yo le respondí lo que pienso. Todos tenemos doble vida, incluso triple o hasta cuádruple. Eso no es un crimen, que yo recuerde.
Larga una pequeña risa sardónica. Asiente con la cabeza como si yo, esta vez, tuviese la razón.
—Está bien. –murmura. –teniendo en cuenta que estás bastante al tanto de lo que es y lo que no es un crimen, debo hacer la siguiente pregunta...

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ARCÁNGEL (el ángel fanfic)
FanfictionDios provee al mundo lo que el mundo necesita. (r.p)