Una Inspiración

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Unas horas pasaron desde que vinieron a visitar a Roxan. Aprovechando el tiempo internada , ella tubo la idea de ponerse a pintar aquellos dibujos empezados que no habia pintado por que lo iba a hacer en sus vacaciones de verano.

Saco sus mejores marcadores y comenzó a pintar parte por parte un hermoso cuadro lleno de cuadrados simétricos con varios colores.Los termino solo por el contorno quedando la hoja blanca con 5 cuadrados conectados por el 5 en el medio y solo remarcados de rojo,azul (a la derecha ), amarillo en el del medio,verde el de la derecha abajo y el último quedo pensativa 🤔. ¿Cual le pongo ?

Para no bloquearse miro sus otras hojas un par estaban vacías y otros con personajes que había hecho de películas que ella miro hace un tiempo.

En una vacía comenzó a realizar unos trazos para dibujar una cabeza y luego seguirle con el cuello ( estaba saliendo le un boseto de un hombre),se concentro en el ojo,el mentón luego la oreja ,parte del cuello.

Entonces la llaman a la puerta y una enfermera entra con una bandeja y le acerca una mesita móvil y le deja la bandeja.
Le trajo gelatina de frutilla !! y pollo con verduras (zapallo,papas,arvejas, zanahorias ) se veía delicioso y estaba calentito. No entiendio porque la gente se quejaba de la comida del hospital ¡está estaba deliciosa! Y venía con postre!!

Roxan pensando :(genial premio doble 😆)

Hoy, la inspiración ha llegado en oleadas, y Roxan, sentada en su silla con su cuaderno de dibujos sobre las piernas, se deja llevar por su creatividad. Sus dedos, hábiles y precisos, se mueven con gracia mientras esboza a un hombre en la página. Sus trazos son delicados pero decididos, capturando cada detalle: la expresión serena del rostro, la postura elegante, la ropa que parece tener una vida propia. Con cada línea, el hombre parece cobrar vida, y al terminar, Roxan observa su obra con una mezcla de satisfacción y asombro. El dibujo está completo, pero algo en él la impulsa a seguir creando.

Con el mismo entusiasmo, Roxan pasa a la siguiente hoja. Esta vez, el papel cobra vida con un mundo de gelatina. 

Es un paisaje surrealista y colorido: montañas ondulantes, ríos de colores brillantes, y cielos de un rosa pálido. Cada elemento parece flotar y moverse de manera etérea, como si el mundo fuera una mezcla de sabores y texturas. Las burbujas de gelatina se elevan y estallan en el aire, creando un ambiente onírico y mágico.

Finalmente, Roxan toma una hoja más, en la que dibuja a su gato naranja durmiendo plácidamente. El gato está acurrucado en una esquina de la página, con un aire de tranquilidad que contrasta con el mundo bullicioso y lleno de color de la página anterior. Pero Roxan no se detiene allí. En la misma hoja, hace que el gato esté atrapando burbujas que flotan a su alrededor, una mezcla de su mundo imaginativo y la ternura del momento presente. Cada burbuja captura la luz de la habitación del hospital, creando destellos de colores que parecen danzar a su alrededor.

Mientras Roxan trabaja en sus dibujos, una sensación de paz la envuelve. A través de sus lápices y papel, ella ha encontrado una forma de escapar de las paredes del hospital y sumergirse en mundos llenos de magia y calma. En cada trazo, ella se conecta con su esencia más profunda, descubriendo en su arte una fuente de inspiración y esperanza.

La puerta de la habitación se abre con un suave , y un joven acompañado de un enfermero entra en el espacio, todavía con el rostro ruborizado por el esfuerzo de la sesión de kinesiología. Lleva puesta una camiseta deportiva y sus pasos, aunque fatigados, tienen una energía contagiosa. Se acerca a la cama de al lado y se acomoda, lanzando una sonrisa amigable hacia Roxan.

—¡Hey! —saluda, con un tono jovial—. Miren quién vuelve a la carga, el hombre de palabra. Te dije que volvería y aquí estoy, como prometí.

Roxan levanta la vista de su cuaderno, sorprendida y divertida. 

—¡Oh, mira quién llegó! Estaba empezando a pensar que habías decidido mudarte permanentemente a otra habitación.

Ambos se ríen, compartiendo un momento de camaradería. El joven se acomoda en su cama, sacudiendo la cabeza con una sonrisa.

—¿Qué estabas haciendo? —le pregunta, curioso.

Roxan, con una chispa de entusiasmo, le pasa uno de sus cuadernos. 

—He estado dibujando. Aquí tienes, echa un vistazo a lo que he estado haciendo.

El joven toma el cuaderno y empieza a pasar las páginas. Su rostro se ilumina con cada dibujo que ve. Primero se detiene en el retrato del hombre que Roxan había dibujado con tanto esmero.

—¡Vaya, esto está impresionante! —exclama—. Ese tipo parece tener más carisma que cualquier estrella de rock que haya visto.

Roxan ríe, complacida con el comentario. —Sí, me esforcé en darle una buena presencia.

Luego, pasa a la página con el mundo de gelatina. Sus ojos se abren con asombro.

—¡Wow! —dice, señalando las montañas y las formas gelatinosas—. Este lugar parece un sueño hecho realidad. ¿Es como tu propio parque temático?

Roxan se ríe. —Sí, lo imaginé como un lugar donde la gelatina es la base de este mundo están siempre a punto de estallar y todo es un poco más loco de lo normal.

-¿Te gusta la gelatina verdad?

Roxan -Un poco ,si . Sueltan los 2 una risa casi cordinada.

Finalmente, llega al dibujo del gato atrapando burbujas y durmiendo. El joven no puede evitar soltar una risa sincera.

—¡Esto es genial! —dice, señalando al gato—. El gato parece estar en una misión épica de caza de burbujas. ¡Nunca había visto a un gato tan concentrado!

Ambos estallan en risas, la atmósfera en la habitación se llena de alegría y complicidad. El joven finalmente dice:

—¿Sabes qué? Estos dibujos están mucho más entretenidos que el episodio repetido de esa serie que están dando en la tele. Deberías considerar convertirte en artista profesional. ¡Te lo prometo, te va a ir mucho mejor que la tele!

Roxan sonríe ampliamente, su rostro iluminado por la calidez de la broma y la compañía.

Por ti , caminoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora