Murder Queen》Avengers [1]

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  "Realmente,las despedidas, la   ponían incomoda"

Todos los vengadores estaban en puente despidiéndose de Thor y de el Teseracto. 

El hijo de Odin se acercó a la castaña y la abrazo, Elena recibió el abrazo pero se separo al poco tiempo. Odiaba los abrazos y las despedidas porque la lograban poner incómoda.

-Te veré en otro momento Elena, se que nuestro vínculo creció un poco más en esta misión- le dijo Thor

Lena sólo asintió y se limitó a decir:

-La próxima vez que vengas me tendrás que llevar a Asgard.

-Es una promesa, Elena. Es una promesa.

Cuando los Asgardianos se fueron, el resto del equipo se fue despidiendo. 

- Estaré en contacto, Tony - le hablo Lena para después darle un beso en la mejilla como despedida

Para despedirse de Bruce, la chica actuó como si se convirtiera en Hulk y el Doctor negó divertido.

Después de eso el auto de Natasha y Clint arrancó dejandola sola con Steve.

-Los últimos en pie- bromeó Rogers

-Tal vez tu estés en pie pero yo quiero un trago, ahora mismo.

-Estoy igual, agente Hale.

-Pues hay un bar a unas calles de aquí,  podríamos ir. Claro si no le disgusta salir con una compañera de trabajo, capitán. 

-Para nada agente, usted muestreme el camino que yo la sigo.

Elena lo miro con una sonrisa genuina, muy raro de ver en ella, y el rubio río. Desde que Tony los había llevado a comer estos dos habían desarrollado un juego que consistía en comportarse educadamente y tratar de usted al otro. Había que admitir que no era el juego más divertido del mundo pero al menos mataban el tiempo.

Una vez en el bar la conversación fluyó sin ningún problema, salvo algún tropiezo que tenía Steve gracias su poca experiencia con mujeres.

-¿Así que no sabes bailar?-pregunto Lena sorprendida

Rogers negó 

-¿ Ni siquiera rápidas?

Steve volvió a negar.

De un momento a otro Elena se paró y fue a hablar con un chico, Rogers comenzó a pensar que había sido abandonado pero Lena apareció y le extendió la mano.

-Vamos Capitán, solo un baile. Prometo no morderlo a no ser que me lo pida.

Steve agarró la mano de Elena y se dejó llevar, atrapado por el misterio y sensualidad que desbordaba de Lena.
Una canción lenta de los cuarenta sonó en el bar y las manos de Rogers fueron a parar a la cadera de la chica, mientras que la mirada azulada de Steve se perdía en la mirada chocolatosa de la chica.
Por su parte, Elena puso sus brazos alrededor del cuello de el Capitán y enredó las manos en su cabello rubio, haciendo que el baile se tornará un momento íntimo para ellos.
Al estar con la mirada fija sobre el otro se desató una pequeña batalla, los océanos que tenía Steve en sus ojos luchaban por averiguar cada secreto que la chica escondía y la razón por la que los escondía,  quería ver si Elena poseía algún demonio tan fuerte como ella; la mirada misteriosa que le sostenía la chica lograba sacar a relucir cada secreto de el Capitán aunque casi todos estos eran tristes o melancólicos. Y esto hizo que Lena, por primera vez sintiera la necesidad de proteger a alguien que no fuera ella misma, la necesidad de amar y de ser amada.

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