Zack

12 0 0
                                    

POV. ZACK:

Hace poco que me mudé a un barrio nuevo. Al fin me pude librar de mi familia. Seguiré con las cajas. No es que tenga muchas cosas que sacar, lo poco que conseguí acumular en los 18 años que llevo en el mundo. Miro la casa, es de las pocas veces que la miro con tanto detalle. la cogí porque era barata y estaba lejos de la antigua. No es muy grande que digamos la verdad. Es más bien acogedora. Solo tiene una planta una pequeña cocina, de horno-microondas, un fogón y el fregadero. Debería cogerme una nevera. Luego el salón un detalle que hayan dejado un viejo sofá. Coloco la televisión que encontré el otro día en la fábrica de reciclaje. Suerte que haya conseguido que funcione.

Me dirijo a mi habitación, va en onda con la casa. Pequeña, se nota que es de segunda mano pero llegará a ser acogedora. Deposito la ropa en el armario. No me toma mucho tiempo acabar y decido descansar un rato. Al no haber parado de desembalar cajas, coger cosas que me hacían falta ni siquiera me había percatado de que a penas dormía. Me tumbo en la cama, que con pocas fuerzas consigo hacer y caigo rendido en segundos.

De repente apareció algo extraño en mi ventana. Me acerco a ver que es. Parece una sombra pero al ser de noche no se distingue mucho. Al alumbrar el exterior con la linterna de mi teléfono se desvanece completamente. Me quedo perplejo al ver mi reflejo en la ventana. Estoy muy blanco, unas inmensas ojeras destacan bajo mis ojos. Mi pelo desmarañado no ayuda y realza mi apariencia fantasmagórica.

A mi lado vuelvo a ver una sombra, esta vez en el reflejo. Me giro rápidamente, alumbrando otra vez con el teléfono. Pude identificarle, era mi madre. Esos ojos, idos, por una vez me miraron a la cara. Abrió la boca y susuró : Ven hijo mío, vuelve con nosotros. Te hechamos de menos. Me dispuse a replicar cuando noto otra presencia detrás mía. Mi padre. Con la misma mirada que la de mi madre dijo: Te necesitamos hijo, no seas cobarde vuelve. Con un pánico en el cuerpo me fui alejando de esa pareja, lo más que pude, caminando lentamente al otro extremo de la habitación. Reaccionaron siguiéndome medio arrastrándose, de una forma muy extraña. Me acorralaron en una esquina. Repetían al unísono, "vuelve con nosotros, vuelve a casa", mirándome con ojos cada vez más negros .

Caí al suelo. Me hice bolita. ¿¡Porqué están aquí!? Al ver que no respondía comenzaron a hacer lo que era habitual en ellos cuando no obedecía. Sacaron sus respectivos cinturones. No sé de donde los habrán sacado, iban los dos en bata. Esto no es lo primordial ahora. Había vuelto a lo que detestaba. La piel me ardía. Mis brazos sangraban, intentaban proteger mi rostro inútilmente, pero a su vez recibían más dolor que el resto de mi cuerpo, quizás sería porque estaban desnudos por mi camiseta de tirantes. Mientras yo agonizaba de dolor en el suelo ellos continuaban repitiendo como en susurros lo mismo. "Vuelve con nosotros, vuelve a casa". No quiero volver, no quiero esto,¡parad! Es lo único en lo que puedo pensar.

¡NOOOOOOOO, NO PIENSO VOLVER!

El Nuevo VecinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora