Paseo por el parque

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Deiman después del pequeño incidente o de la intromisión. Bueno del despiste. Salimos de su casa en poco tiempo. Se vistió rápido. Y con el vergonzoso golpe que me di parecía que ya no tartamudeara tanto.

Me puso una pomada el la cabeza para, según él no me saliera un chichón. Es como un niño pequeño. Durante el camino me di cuenta se que la cabeza ya no me dolía gracias al pontigue. Me fijé en mi acompañante, por primera vez desde que lo conocí.

Vestía con unos vaqueros, como yo, los suyos eran un poco más sueltos que los mío. Tampoco la gran cosa, los que yo llevaba eran bastante prietos. Llevaba una camiseta blanca con motas, como de pintura azules. Encima una sudadera negra, bastante grande para su pequeño cuerpecito. Las mangas le llegaban por debajo de sus manos , sus pequeños dedecitos sobresalían y sujetaba la parte inferior de ésta. Su rostro era un poco regordete, ojos marrón ocuro, daba una impresión de pupilas dilatadas, y unos labios extrañamente carnosos. El pelo era azul como anteriormente me había percatado, al mirarlo con más detalle me pareció muy bonito, azul clarito, tirando para verdoso en la parte superior y más tirando para morado en la interior. Lo tenía algo largo, de modo que le cubría las ojeras en su totalidad. Pero se podía ver a través unos percings. Todo su conjunto era muy adorble y el llevar perforadas las orejas le hacía ver más adorable todavía, como si intentara ser un malote pero no le salía.

Curioso.

POV Deiman:

Mi madre siempre me lía en sus planes para que conozca gente. Y encima este a sido de los más vergonzosos. Zack entró a mi habitación justo cuanto estaba desnudo salvo por una toalla que me cubría lo justo, he de reconocer que la pongo muy baja por comodidad. Se me había olvidado por completo que tenía planes, y estuve ordenando mi colección de libros, se tuvo que caer esa estantería. Que asco. Y para colmo él estaba esperando en la puerta de mi cuarto , al abrir la puerta se fue hacia atrás y quedó bajo de mis partes íntimas.

¡Ñiooooo!  En ese momento me quería morir de a vergüenza. Estuve como un tomate.

Prometí que le daría una visita por el barrio así que decidí que lo mejor fuese que conociera el parque de la zona. No es esclusibo del barrio, pero está a dos minutos. Y es un punto de referencia. Llegamos a la puerta del parque.

Se quedó mirándolo, con una mirada curioso, su boca esbozó una sonrisa, me miró y dijo:

-¿Entramos?

Asiento  lo guío al centro donde hay unos puestos de comida, una fuente y diversos bancos.

Nos sentamos en uno después de comprar unos refrescos. Estábamos en mi parte preferida del parque. Yo al ser una persona muy poco social prefiero estar solo. Y por instinto le llevé. Apenas habíamos hablado en todo el camino. Pero en ese momento estuvimos hablando fluidamente de nuestras respectivas vidas. Él más de el colegio, yo de mi familia, el divorcio de mis padres, macotas, comidas, deportes aficiones y sobretodo de libros.

Me dijo que le había llamado la atención la cantidad de libros que tenía en mi habitación, y me preguntó por mis favoritos. Al recordar esa escena volví a ponerme colorado (me pasa con mucha facilidad). Camuflé eso y tuvimos una charla de las más interesantes en mucho tiempo. Sin darme cuenta ya no quedaba más bebida, habíamos estado por más de dos horas hablando, como dos buenos amigos y habían empezado a encenderse las farolas, pero todavía no oscurecía.

Zack repentinamente se quedó callado. Me miró fijamente y murmuró

-No te muevas. Tengo curiosidad y quiero confirmar una cosa.

Dicho esto puso su mano derecha en mi mejilla izquierda, la pasó por mi pelo, dejando este recogido detrás de mi oreja. La acarició con el pulgar, rozando todos mis percings y pendientes. Lo que causó que me estremeciera, y sintiera mi cara muy caliente. Cerré mis ojos. No era capaz de mirar la cara de mi vecino estando tan sonrojado, se me estaba nublando la vista y el seguía concentrado en mi oreja con una mirada imparcial en su rostro. Yo sin ver nada notaba como el  pulgar seguía jugano con los accesorios.

-¿Z..Zack?- Logré soltar con un hilo de voz.

Inmediatamente dejó de toquetearme la oreja  se disculpó.

-Lo siento Deiman, me habian llamado la atención que tuvieras perforaciones supuse que eran falsos, ¡pero no lo son! ¡Qué way! La verdad es que me había embobado mirándolos, siempre he querido hacerme alguna, pero no tengo valor. Jeje - Se rascó la parte trasera de su cabeza mientras decía esto.

-Aa v..vale- respondí entrecortadamente.

-Entonces si un pequeñajo como tú tiene tantos dudo que sea muy doloroso-soltó con un tono risueño.

-¡No soy un pequeñajo!- respondo inflando mis mofletes todavía con una tonalidad atomatada.

-Y para tú inomación algunos duelen bastante y tienes que tratarlos durante un tiempo para que no se infecten. -señalando uno que tengo en la parte alta de mi oreja continúo diciendo- ¿Ves este?Es el más reciente y tiene mucho trabajo. Y este de más abajo  se me inflamó y el dolor fue insoportable durante una semana.

Zack tenía una cara de muy interesado, no estoy acostumbrado a que me presten mucha atención. Durante todo el camino a casa le conté la historia de mis
ocho percings, y estuvo atento. Como si de un crío se tratase.

Llegamos a la calle de nuestras casas justo al anochecer, nos despedimos con un apretón de mano-saludo. Dándonos las respectivas gracias por la tarde y quedando para el próximo viernes.

Entro a mi casa, la puerta estaba abierta. Mi madre al parecer ya ha vuelto de compras. Ceno tranquilamente y tengo una charla con mi madre, cada uno contando sus días. Yo por mi parte solo le conté la conversación sobre libros y que había ido al parque con Zack para mostrárselo. Tuvimos una velada de peli, subí a mi cuarto obviando el desastre causado por libros , me tumbé en mi cama y caí rendido inmediatamente. Con ropa inclsive, una sorrisa y un leve sonrojo en el rostro al recordar la tarde con mi nuevo vecino.

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