VI

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-¿Es él? ¡Imposible! –Dice Pablo cuando detengo el coche al lado de uno de los chicos que hace autostop. Bajo la ventanilla de su lado y entrecierro los ojos para enfocar bien a la figura que tengo a mi derecha.

-¿Jorge? ¿Jorge Fernandez? –Al verle de cerca estoy segura de que es él, aunque ya no quede casi nada del chico de diecisiete años popular del barrio. El chico atractivo, sonriente, divertido, deportivo, fiestero... había desaparecido, apenas queda una pizca de brillo en sus ojos verdes. Esta más delgado que nunca y se me hace raro verle el pelo enmarañado y enredado, cuando él siempre lo llevaba perfectamente peinado al estilo casual.

-¡Jorge tío! -Y claro obviamente Pablo le conocía. De hecho eran amigos.

-Pablo -Lo quiere decir con fuerza pero no puede. -¿Que tal te va? Veo que bien. -Dice cuando se fija en mi y ve la furgoneta llena de cosas.

-No sé si me conoces la verdad, soy Kayla, vivo o vivía en el mismo barrio que tú, y tus padres me conocen. –Se me queda mirando sin decir nada. –Si quieres subir, te podemos acercar a algún sitio al que quieras llegar o algo.

-La verdad que no tengo ni idea de adonde ir ni de qué hacer. ¿Vosotros tenéis pensado algo? –Nos mira a los dos e intenta sonreír pero lo único que consigue es una especie de mueca rara. No tengo ni idea de por lo que habrá pasado este chico pero estoy segura que como todos nosotros nada bueno.

-Si tenemos pensado ir a algún lugar en el campo por lo de la Operación Sin Retorno y eso.

-¿La qué? –Por la cara que acaba de poner sé que no sabe de qué le estoy hablando.

-Sube y te ponemos al día de todo lo sucedido y lo que va a suceder. –Abro el cierre de seguridad y le hago una seña para que se siente en uno de los asientos de detrás. –Cuando encontremos algún lugar en que podamos parar te daremos comida y ropa nueva.

-Gracias. –Es lo único que dice en todo el trayecto hasta que paramos en un área de servicio vacía. Seguramente se esté preguntando de donde narices saque el vehículo y por qué lo sé conducir. Que ha pasado con todo el mundo o que es La Operación Sin Retorno.

-Acompañadme al maletero. –Les digo mientras hecho el freno y abro la puerta saliendo al exterior. Cierro los ojos y respiro profundamente dejando que el gélido aire entre en mi cuerpo y arañe mi piel. Sigo son creer que en esta época pueda hacer tanto frio, cada vez más, según el termómetro de mi casi difunto teléfono móvil hay menos diez grados.

-A ver que tenemos aquí. –Digo mientras abro el gran maletero. Está bastante desordenado, pero está repleto de bolsas con comida. –Primero te cambiaras de ropa. ¿Cuánto hace que no comes? –Le pregunto mientras le doy unos pantalones de chándal negros, una camiseta de algodón, una sudadera polar negra y una chaqueta gris. Bajo la vista hacia sus pies y me los encuentro en chanclas. Cojo unas botas de montaña y también se las doy.

-Ayer comí un poco de pan. –Como me imaginaba no ha comido nada en todo este tiempo. Solo hace falta ver la falta de carne y musculo bajo su piel.

-Te prepararé un bocadillo de chorizo. Cámbiate allí. –Le señalo la parte de adelante del coche. Se va hacia allí y yo me quedo con Pablo preparando un bocadillo de chorizo con una barra entera de pan para Jorge Fernandez.

-No parece él mismo –Dice Pablo mientras parto la barra de pan a la mitad con una navaja.

-Que me estás contando... -Abro el sobre de chorizo y voy colocando las lonchas en zigzag sobre el pan.

-Él era mi amigo, era como yo y mirale ahora. –Me sigue contando incrédulo mientras pongo la otra mitad del pan encima y listo.

–Ya no parece quedar nada de lo que fue, era super conocido del barrio. No era su amiga ni nada pero se oía hablar de él y sus amigos. –Digo después de un suspiro. Y cojo un botellín de agua y una manzana esperando a que Jorge acabe.

-Si quieres algo más tenemos mucha fruta. –Y le entrego su primera comida durante días.

-No, gracias. Creo que con esto es suficiente. –Asiento, me doy la vuelta y me reúno en la parte contraria del coche con Pablo. Gracias al abrigo abultado parece no estar tan delgado. La verdad es que hay que reconocer que la ropa nueva y limpia le queda bastante bien.

-¿Sabes ya cuál será nuestro itinerario? –Pregunto al ver a Pablo estudiando un mapa sobre el capó.

-Bueno, más o menos. –Dice levantando la vista del papel para mirarme. –Hay algunos pueblos no muy grandes a mitad de camino en los que podemos probar suerte.

-¿A cuántos kilómetros están aproximadamente?

-No lo sé. Pero estamos al sur de Murcia y debemos llegar al este de Andalucía.

-Pues pongámonos en marcha. –Un ruido de motos se acerca por detrás. Me doy la vuelta y veo a unas diez motos con sus conductores. –Cuanto antes. –Le digo rápidamente a Pablo. –Voy a buscar a Jorge y nos vamos, recógelo todo. Camino rápido o más bien corro hacia el maletero para avisar a Jorge, no me fio un pelo de estos moteros. –Jorge, nos vamos. –En ese momento oímos los motores parar y a los moteros venir hacia nosotros.

-Estoy de acuerdo. –Responde Jorge limpiándose la boca con un pañuelo de papel.

-Venga entra, rápido. –Se mete en el coche y cierra la puerta mientras yo me quedo cerrando el maletero.

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⏰ Última actualización: Sep 19, 2017 ⏰

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