Prologo

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Alexander Gideon Lightwood un ángel joven para el poder que tenia, con tan solo 18 años era considerado como uno de los más importantes dentro de la élite de guerreros o más conocida como sacrum florem. 
Este grupo al estar en la cúspide tenía la responsabilidad de atender misiones importantes y peligrosas; pero la elite, de la elite son los que cargaban con el peso de las más importantes, por no decir decisivas para su futuro.

Todos los angeles recibían el mismo entrenamiento básico, la primera lección que recibían se convertía en su lema "proteger a todo ser vivo inocente"; pero había un grupo que recibía el desprecio de los angelicales, incluso eran cazados: los brujos, hijos impuros nacidos de humanos y demonios. Si había algo que nunca debían olvidar, sin importar en que misión estuvieran, era que si se cruzaban un brujo, estaban en la obligación de matarlo, sin importar su género o edad; una guerra eterna entre el "bien" y el "mal" su campo de batalla, la misma tierra

Por siglos los mortales testifican las batallas entre estos seres alados y los que dependen de la magia, malditos e ignorados por todo lo sagrado, o al menos eso era lo que todos creían. Magnus Bane, con casi 300 años de edad había vivido más de una contienda y en sus manos corría la sangre sagrada de los ángeles.

Tanto aliados como enemigos habían escuchado su nombre y acudido a él por su enorme poder, oculto en las sombras observaba el cambio del mundo, pero esto había llegado a su fin. Tanto tiempo dando esquinazo a los seres angelicales no sería ignorado, él lo sabía, estaba listo para recibir un gran guerrero, la cosa es que no esperaba a ese ángel de elite en específico.

¿que ocurría entre estos dos enemigos por naturaleza?

Un ángel y un hijo del demonioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora