Capítulo 2.

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A veces pensaba que el amor era cuestión de suerte;  veces se cuenta con ella y la persona te corresponde, y otras veces, en la mayoría, la persona te deja de lado por alguien más.

Y siempre intentaba mantener conmigo la certeza de que algún día mi suerte cambiaría y así, la chica de la que estaba enamorada desde hace años me elegiría.

Así que pasó el tiempo, y yo seguí esperando por Lauren.

Después de su ruptura con Robert, cuando nosotras teníamos casi dieciocho años, algo cambió drásticamente.

Ella pensó que los chicos no la tomaban en serio porque era muy inocente y pensaba que el amor consistía en palabras bonitas, besos antes a la media noche, y abrazos que te llegaban al alma.

Un día ella decidió perder la inocencia y convertirse en una chica adicta a las fiestas y a los chicos. Aunque no pasaba de besos subidos de tono, porque ella seguía pensando que el sexo era importante; sentimentalmente hablando.

Se volvió adicta al amor barato, porque eso es lo que conseguía; unos cuantos besos que no serían recordados por ellos.

Conseguía un tiempo corto de diversión pero carente de afecto.

Ella cambió con los demás pero conmigo siguió siendo la misma chica de la que estaba enamorada.

Pensé en olvidarla, pero algo dentro de mí me decía que ella valía la pena. Una corazonada me decía que la esperara, porque su amor sería la recompensa más grande.

Así que un día me dirigí a su departamento. Iba con un montón de golosinas y dulces que sabía que le gustaban, y también llevaba conmigo una película de terror.

Porque a pesar de su apariencia fría y déspota que demostraba con los demás, ella seguía siendo aquella chica tierna con la que solía abrazarme en la oscuridad viendo una película de ese tipo.

Lo que no esperaba era verla en su departamento con un pantalón roto en las rodillas y una blusa acompañada por una chaqueta negra. No podía negar que se veía hermosa, pero prefería verla puesta con su pijama.

—¿Vas a salir?—le pregunté cuando había entrado y me encontraba en la pequeña sala.

—He olvidado por completo que habíamos quedado de ver una película, Camz—dijo pasandose las manos por su cabello alborotandolo un poco—. Te prometo que sólo serán dos horas si a lo mucho... ¿Puedes esperarme?

—¿Con quién saldrás?— pregunté ya que evidentemente la esperaría.

—Con Trevor, parece que en serio le gusto y me ha propuesto salir en plan serio, ¿no es genial?— preguntó con una sonrisa. Yo le sonreí de vuelta.

Aún me pregunto si ella podía ver más alla de la sonrisa, pues ésta no mostraba las heridas que me causaban sus palabras.

—Pensé que él no te interesaba de verdad— comenté mientras sacaba las golosinas de la bolsa.

—Es guapo, además se ha mostrado últimamente lindo conmigo. Puede ser que él sea el indicado, y si no lo es, de todos modos disfrutaré de estar un buen rato con él.

—¿A dónde te ha invitado?

—Pareces mi madre, Camz—dijo para después reírse—. Me ha dicho que un amigo suyo ha hecho una fiesta y quería que lo acompañara, luego me ha dicho que tal vez podríamos ir a cenar algo.

—Está bien... Espero que te diviertas, Lauren— ella se acercó a mí y me dio un beso en la mejilla antes de salir por la puerta.

Eran las ocho cuando llegué a su departamento, y las horas se me hicieron eternas cuando pensaba en los besos que ellos podrían estar compartiendo.

ADICCIÓN (CAMREN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora