Capítulo 4.

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Dejé de pensar en las posibilidades de estar con Lauren; ella se veía muy feliz con su novio, y yo no era nadie para destruir aquello, así que me fui apartando un poco.

Creo que ella se dio cuenta pero no hizo nada para evitarlo, y ahí fue cuando supe que yo estaba haciendo lo correcto al alejarme de ella.

No podía evitar derramar lágrimas por pensar en lo que podríamos haber sido juntas, en lo feliz que podría haber sido a su lado, pero ahora no me quedaba más que conversaciones con ella al anochecer.

No hablábamos todas las noches pero sí ocasionalmente.

Normalmente era yo la que le hablaba para saber cómo estaba. Ella me decía que nos veríamos pronto, que me extrañaba, pero al día siguiente se le olvidaba todo lo que decía.

Me gustaría haber tenido la misma mala memoria que ella y así olvidarme de todo lo que  me hacía sentir.

Pero yo recordaba hasta el afrutado aroma de su cabello.

Un día los mensajes dejaron de llegar. Ella simplemente me dejó a un lado completamente.

Me volví invisible para mi mejor amiga.

Y de repente me volví alguien que sentía ansiedad a cada momento; mis pensamientos iban de un lado a otro, del pasado al futuro, pero nunca al presente. Vivía recordando los buenos momentos a lado de Lauren, o ansiaba un futuro donde ella volviera a estar en mi vida. Lloraba cuando no podía soportar ver la realidad.

Cambié tanto que ni siquiera yo me reconocía.

Lauren tenía una adicción al amor; porque no sólo habían sido Robert, ni Trevor, sino que existía una lista un tanto larga de chicos que habían compartido momentos que yo deseaba compartir con ella.

Y entonces me di cuenta que yo también tenía una adicción.

Una fuerte adicción a una chica.

Una fuerte adicción a alguien que buscaba encontrar a alguien con quien compartir su vida, pero que en el transcurso se hacía demasiado daño.

Incluso a veces pensaba que ella era feliz sufriendo.

Lo supe cuando un día vino llorando a mi casa diciéndome que Trevor la había engañado.

—¿Cómo lo sabes? Tal vez fue un rumor y...

—¡Los vi!—dijo para después soltarse a llorar de nuevo—. ¿Cómo es que todas las personas que quiero me hacen daño?

Ella había bebido un poco, pero había llegado a mi casa con una botella de whsiky que ya llevaba por la mitad.

—No todos te hacen daño, Lauren—no podía decirle más.

Habíamos pasado casi dos meses sin hablar y de repente ella llegaba como si nada a mí.

—Todos me reemplazan—dijo con la voz rota—. Incluso tú.

Levanté mi mirada porque creí haber escuchado mal, pero sólo la pude ver con los brazos abrazando sus piernas que estaban flexionadas sobre su pecho. Lauren escondía también su rostro.

—¿Cuándo te reemplace, Lauren?

—Me reemplazaste por Eleonor—dijo sin levantar la mirada.

Eleonor era la chica que había conocido tiempo atrás. Y la verdad es que me había ayudado todo ese tiempo, y se había convertido en una muy buena amiga.

Pero ella no era Lauren.

Nadie podía ocupar su lugar.

—Ella no es tu reemplazo. Ella es sólo una buena amiga— Lauren levantó la mirada y pude ver dolor en sus ojos.
Un dolor que me llegó al alma.

—Me dejaste a un lado por ella... Dijiste que siempre estarías para mí y me dejaste. Tú no tienes una idea de todo lo que me ha pasado desde que te fuiste de mi lado.

—Yo no me fui de tu lado. Tú hiciste que yo me fuera, tú quisiste eso porque pudiste haberme dicho algo... Pudiste haber dicho que me extrañabas pero no te importé—mi voz se rompió y empecé a llorar—. Sólo te importo cuando estás completamente sola. Sólo en ese momento te acuerdas de que existo.

Lauren se levantó del sillón y me miró de tal manera que me erizó la piel.

—¡Siempre has sido tú! ¡Todo este maldito tiempo fuiste tú y no pudiste verlo!

—¿De qué estás hablando?

—De que te amo, Camila. Y estoy harta de buscar en alguien más lo que encuentro en ti. Estoy harta de convencerme de que estoy bien sin ti... Estoy harta de negar lo que siento—Lauren tomó una respiración profunda mientras cerraba sus ojos—. Estoy enamorada de una chica. Estoy enamorada de mi mejor amiga... Estoy enamorada de ti.

Sabía que al día siguiente probablemente ella me diría que no recordaba nada.

Sabía que al día siguiente yo despertaría de ese sueño.

Sabía que al día siguiente ella rompería mi corazón una vez más.

Pero yo tenía una fuerte adicción y buscaba alivio y calma después de haber pasado tanto tiempo sin ella; mi adicción más fuerte.

Buscaba aliviar el dolor de su ausencia con sus besos y caricias.

Y esa noche fue casi eterna, o al menos así lo sentí.

Hasta que el sol salió y me hizo darme cuenta de que lo más difícil de una adicción son las recaídas.

Ya nos acercamos al final... Hagan sus apuestas.

¿Será un final sad o uno corta venas?

He estado muriendo en la universidad, así que tal vez vaya a tardar un poquititito en actualizar.

Gracias por leer.

ADICCIÓN (CAMREN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora