Samuel P.O.V
Mi impaciencia predominaba hasta que por fin se abren las puertas del elevador, lo veo con su mirada decidida y me muerdo el labio, había llegado el premio que estaba esperando.
Guillermo al verme se sonrojo levemente y entró en el elevador, verlo tan sensual pero a la vez delicado me prendía bastante rápido,-en especial en mis partes bajas-no aguante más y lo bese apasionadamente, detuve el ascensor en el cuarto piso para poder disfrutar del momento con más lentitud, Guillermo entre el beso jadeaba por culpa de mi pierna que hacia fricción contra su pene, el en respuesta se aferraba a mi corbata, inevitablemente acercándome más a el.
Este chico sabía dónde y como provocarme, sacaba todo lo que tenía dentro y con sus besos me llevaba al éxtasis, su trasero perfectamente redondo solo me incitaba a darle estruendosas nalgadas y siempre que no estaba a su lado, imaginaba las mil maravillas que sucederían entre nosotros sólo con una habitación, al fin y al cabo eso era lo que bastaba, el y yo, solos.
Cambiamos de posición, ahora yo acorralaba a Guillermo, besé su cuello miles de veces, mordí su oreja, llegaba a un punto en que deliraba y solo quería arrancar su camisa pero me detuve, eso estaba reservado para la oficina.
-Mmgh S-samuel que pasa?-pregunto inocentemente con sus ojos brillantes,lo cual hacía que lo deseara cien veces más; me aleje de él y deje que el ascensor volviera a seguir su curso.
-Lo que viene se queda en la oficina chiqui.-Guillermo se sobresaltó y avergonzado bajó su cabeza, este chico era demasiado adorable, su cabello desarreglado y las intensas marcas violáceas en su cuello lo hacían ver tan hermoso que quería conservarlo así toda la vida.
Así como estaba, mío, solo mío.
Llegamos a mi oficina, cerré las cortinas, apague las luces y le dije a mi secretaria que no estaría disponible durante la próxima hora. Guillermo solo me veía y se mordía el labio, quién sabe que estaría pensando...
Me senté en mi gran sillón de cuero negro y me quite el chaleco, abrí mis piernas y dije:
-Ven, siéntate aquí cariño.- Siguió mis instrucciones y en cuanto se sentó sobre mí, puse mis brazos alrededor de su cintura, le di un beso ardiente que terminó cuando mordí su labio inferior, el pelinegro me dedicaba profundos besos en el cuello mientras desabotonaba mi camisa, me la quitaba desesperado hasta quede repente se movió rozando mi erecto bulto,dando pequeños saltos intencionados simulando penetraciones, yo gemí ante el roce al igual que él , apreté su trasero y le di una fuerte nalgada, susurró mi nombre cerca de mi oído y con eso rompió todo mi autocontrol.
-Te voy a hacer disfrutar como nunca Guille, así que prepárate.-Mi voz ya estaba ronca de la excitación y al ver su cara lasciva hacía que quisiera penetrarlo con toda mi fuerza, cosa que probablemente no tardaría en hacer si seguíamos así.
La oficina estaba caliente y nuestros cuerpos aún más, tumbe todas las cosas de mi escritorio y puse el hermoso cuerpo de Guillermo en el, quite sus pantalones de un sólo golpe y desabotone su camiseta dejando pequeños besos en su pecho. Mis pantalones también estaban fuera de juego en alguna parte de mi oficina. Baje su bóxer lentamente acariciando con mis dedos sus pezones rosados, el jadeaba y gemía mi nombre.
-S-Samuel te necesito.-Dijo con su voz quebrada por la calentura del momento, sus ojos estaban cristalizados y sus orejas rojas,imagen que me hacía querer comérmelo en ese mismo instante.
-Así que necesitas del jefe , pues te daré lo que quieres...-respondí en un tono bastante erotico.
Tomé su miembro y le di un beso en la punta, el jadeo y yo lo masturbe lentamente subiendo la velocidad, luego con mi otra mano metí un dedo ya ensalivado en su entrada a lo que él gruñó, poco después vino el segundo, ya hacía un movimiento de tijeras en su interior , Guillermo arqueaba su espalda y respiraba aceleradamente.
-Mmmgh Samu, e-entra de una vez ahh!-Sonreí ante sus súplicas, lo agobiaba el placer y yo me encargaba de que fuera así, sin más espera lo penetre de un solo golpe.
-Samuel! mmgh!
Fui acelerando el ritmo, ya no podía detenerme, salía casi por completo y entraba sintiendo el mejor de los placeres, las mesa se tambaleaba al igual que la placa dorada con la inscripción de "Jefe" al lado de la cabeza de Guillermo. Cambiamos de posición y ahora él se sostenía del borde de la mesa dejando su trasero a mi merced, mi pene entraba y salía, besaba su espalda, las penetraciones eran tan profundas que nuestros cuerpos se volvían uno, mi mano llego a tomarlo de la barbilla subiendo su rostro y ahí toque su cielo, ese punto que lo hacía volverse loco, mis manos viajaban por su torso y el contacto quemaba, di una y otra vez en ese punto especial hasta que Guillermo anunció su corrida.
-Samuel n-no aguanto m-más.
-mmgh, yo tampoco.
Un par de estocadas más y llegamos a las alturas, me corrí en su interior y él en mi escritorio, su entrada estrecha era una sensación maravillosa, volví a besarle lenta y apasionadamente, nos vestimos y Guillermo en el umbral de la puerta dijo en un tono sugerente y divertido a la vez:
-Siga con su trabajo,jefe.
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Sex Fantasies
FanfictionGuillermo un simple mesonero de un cafetería, un día se encuentra sirviéndole a un atractivo chico, solo unas cuantas palabras y miradas bastaron para convertirse en algo mas que cafés lo que el servia. Llegaron a un trato, horas de sexo solo por d...