P E R F I D I A

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Samuel P.O.V

Estresado pero manteniendo la compostura, me subo a limosina y me ajusto la corbata, ya llegaba tarde a una reunión, todo porque se me de jugar con Guille, no sé si llega a darse cuenta pero me frustra demasiado que me controle como nadie más lo ha hecho.

Me gusta tener el control, en especial sobre él, mientras miro por la ventana me imagino su tersa y blanca piel cazada por mis manos y mis besos, lastimosamente no podía tenerlo, no ahora y eso me vuelve loco.

Cuando he llegado a la sala de reuniones todos estaban en crisis, gente corría de aquí para allá y mi asistente Alan venia hacia mí.

-Jefe, tenemos un problema. Parece que un paparazzi ha conseguido unas fotos de usted un tanto comprometedoras y los inversionistas no quieren seguirse relacionando con nosotros.-Dijo el muchacho de cabellos rizados bastante nervioso

-Muéstrame las fotos.-Me pasa su Tablet y aparece una foto mía con Guillermo tomados de la mano dirigiéndonos hacia el baño de aquella cafetería, a pesar de todo agradecí que no se viese la cara de Guillermo en la foto, no hubiese podido manejar esto, pero ahora yo estaba en grandes problemas, sabía que guiarme por mis impulsos era una mala idea, en especial cuando eres director de la compañía más grande y de más lujo a nivel mundial desde 1921,Gucci,si así como lo escuchan Gucci la empresa de ropa italiana más prestigiosa, es de mi propiedad mi abuelo por padres adoptivos, Guccio Gucci me hizo heredarla en su testamento junto con mi hermano mayor Maurizio Gucci el cual falleció, asesinado.

Simplemente me encontraba en España y no en Italia debido a que me gusta más y es de donde yo nací realmente, mis padres biológicos pertenecían a este lugar y aunque no los conozca siempre los tendré en mi mente.

Mis pensamientos iban dirigidos sobre como lidiaría con el discurso de mi padre sobre que he deshonrado la compañía pero también recordaba con gracia aquel día con Guillermo...

Viernes, 19 de octubre, 1 semana antes del viaje.

Besaba al chico como si dependiera mi alma, quite su delantal y desabroche los botones de su camisa, tenía todo el cuello lleno de chupetones y mordidas, por las cuales sonreí recordando como las hice, él estaba realmente sonrojado pero aferraba sus manos al cuello de mi camisa atrayéndome hacia él.

-Para estar tan nervioso, me parece que quieres más, cariño.-Dije en un tono suave contra su oído sin intenciones de esconder mis ganas de comérmelo. Mordí su oreja a lo que el soltó un suspiro pero todo se detuvo cuando escuchamos que alguien tocaba la puerta.

-¡Guillermo! ¿Todo bien?

Era Rubén uno de los compañeros de trabajo de mi Guille, me molesto la intromisión pero casualmente recordé un dicho muy sabio: "Si la vida te da limones, haz limonada". Mis labios se curvaron en una sonrisa maliciosa y presione nuestros miembros mientras besaba el cuello del pelinegro, el por su parte suspiraba y trataba de contener sus jadeos.

-¿Guillermo? ¿Estás ahí?

Me removí lentamente disfrutando el roce de nuestros miembros y una vez que termine de lamer su labio inferior le dije con la voz más ronca que tenía:

-Anda bebe, contesta.-El obedeció y haciendo el mayor esfuerzo posible esbozo una voz nerviosa.

-S-sí, es-estoy bien, s-solo necesito un m-momento.

-¿Seguro?

-SI.-Para mi sorpresa Guillermo uso un tono más elevado de lo que esperaba, se sonrojo y soltó un leve jadeo sobre mis labios, podría estar así todo el día.

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