I F - Y O U - S T A Y

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Guillermo P.O.V

Viernes,7:30am, España-Madrid.

-Tell me darling,what you want next?-susurre contra su oído mientras él seguía durmiendo, ya no hay tiempo y solo me quedan 3 días antes de que él se vaya a Los Ángeles. La desesperación empieza a hacer acto de presencia, así que en un movimiento suave pero eficaz me zafo de su agarre y voy hacia la cocina.

Tarareo la canción que sonaba en la radio-maps de maroon five- mientras cocinaba unos panqueques y esperaba a que los waffles estuviesen listos; después de cortar muchas fresas, arreglar la mesa y limpiar los platos logre servir el desayuno en la mesa. Esta iba a ser la primera vez que yo le cocinara a Samuel, estuve practicando varios días para esto ya que el si era un buen cocinero. Sumado a este delicioso desayuno también tenía que estar delicioso quien lo servía, así que lo único que llevaba puesto eran unas tangas negras y el delantal verde oscuro de cocina.

Narrador/a

Como si el olor le llamara, Samuel se despertó y se dirigió a la cocina deleitándose con las vistas ofrecidas por su amante, lo abrazo por detrás respirando el aroma de fresas de su piel, depositando suaves besos en su cuello a lo que Guillermo sonreía.

-Buenos días amor-Dice el pelinegro pronunciando los hoyuelos en sus mejillas.

-Buenos días chiqui-Responde el ojimiel mientras deja un chupetón en el cuello del chico, bien marcado, para que a nadie se le olvidara que tiene dueño.

-Vamos a desayunar, si quieres, después me comes a mi...-El pelinegro haría lo que fuese por conquistar y ser la versión más atractiva de si para aquel chico, tenía que amarrarlo de la mejor manera hasta que se quedara, un poco o bastante egoísta por su parte pero habían cosas que Samuel causaba las cuales simplemente el no controlaba.

-Mmmh suena como una buena idea, te concederé ese deseo cariño-Los dos sonreían y se reían como un par de tontos enamorados, Samuel antes de dirigirse hacia la mesa nalgueo a Guillermo a lo que este se sonrojo. Una vez sentados en la mesa charlaban de distintos temas triviales, se tomaban de la mano de vez en cuando para pasarse la mermelada y disfrutaban de la deliciosa comida hecha por el pelinegro.

Tal y como fue prometido a partir de un beso fogoso con sabor a miel, se desato la pasión una vez adentrados en el cuarto, más que un acto carnal era una poesía, el pecado en su expresión más artística y profunda, sumidos en sus cuerpos así como las estrellas se sumían en el espacio, las conexiones entre sus dedos eran tan mágicas como las auroras boreales y deseadas como la luna deseaba encontrarse con el sol, eran precisamente un eclipse en el que ya después de un día no querían acabar su encuentro; poesía, vida, arte, todo eso eran ellos juntos, sus palabras calzaban como las obras de Mario Benedetti, perfectas y continuas, ellos eran el algo más insignificante pero a la vez más importante del universo y ellos lo sabían, lo podían sentir...

Después de unas horas Guillermo volvía a encontrarse en la soledad de su departamento, recordando la piel muerta de sus emociones de ayer e inundando su corazón de frustración pero a su vez obteniendo una digna idea de enmarcar y recordar.

E-S-P-O-S-A-S

Palabra que apareció en su mente en forma de cartel luminoso, poco después ya se encontraba en un local que a pesar de no ser el más común, satisface las necesidades yacientes en el menor.

Paredes rojas aterciopeladas, látigos, lencería y...penes de plástico, definitivamente estaba en la sex-shop. Guillermo Díaz quien nunca esperaba encontrarse en aquella tienda ahora era un cliente frecuente en Without Sex There's No Paradise, la dueña del lugar, Eva, ya recibía al pelinegro con un cálido abrazo y una sonrisa. A pesar de ello, nuestro chico no se sentía cómodo haciendo sus "visitas" y odiaba como las viejitas del cafetín comentaban sobre el tomate que salía de la tienda con su bolsa morada; incluso podía sentir como los empleados de las tiendas de teléfonos le veían, ya que por supuesto no podían ahorrarse sus comentarios sobre él. Todo lo hacía por Samuel, aunque no esperaba que ese sería el precio por andar con un hombre como él.

Al regresar a casa mando un mensaje de texto al Sr. De Luque, el cual citaba perfectamente sus intenciones...


Hoy quiero jugar al policía, ven a mi cárcel daddy.

Visto 8:50pm


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¿Estas seguro chiqui? Me parece que este caso esta difícil de resolver...

Visto 8:53pm


Por supuesto daddy, es más vamos a complicarlo un poco :)

Visto 8:54pm

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