Epílogo:

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A veces no queremos ver las cosas como debemos, nunca vemos lo que “es”, pero muchas veces las cosas están ahí, mas nunca las veremos hasta que queramos.

Las respuestas a la felicidad son tuyas, pero si siempre te preguntas donde están nunca las encontrarás, pues necesitas abrir tu mente, dejarla divagar por lo más profundo de ti mismo y así encontrarás los pasos para llegar a tu objetivo y disfrutar de él.

No sufras por cosas que para ti no están ahí, pues en un abrir y cerrar de ojos, algún día las descubrirás, de una buena o mala manera.

“Sólo cierra los ojos, seca esas lágrimas, respira profundo y sonríe. Muéstrale al mundo quien eres, sólo siendo tú mismo, pues nadie te puede cambiar ni deprimir. 

Dios no comete errores, tú eres perfectamente imperfecto a tu singular manera. Ser diferente, te hace único” — Anónimo.

Sonríele a la vida, ella tiene muchos trucos para esconderte la felicidad, por eso no debes perder la fé, por eso debes intentar encontrarla a como dé lugar. 

Si la vida te quita algo, no llores por ya no tenerlo, sonríe porque alguna vez fue tuyo.

Recuerda y atesora tu pasado, vive y disfruta el presente, espera y crea el futuro pues aunque pierdas algo valioso, si fue tuyo volverá pero sino, significa que nunca te correspondió. A pesar de que en ocasiones, el destino puede más y aunque ese algo te corresponda, no te lo devuelve. 

Guarda esos recuerdos en un baúl mental, búscalos cuando sea necesario mas sobre todo, no preguntes: “¿Dónde está?”, sal y búscalo.

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