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Al la mañana siguiente solo tome mis cosas y me fui. Ahora que sabía que el cerdo de Dylan me estaba persiguiendo tenía que tener más cuidado. No pude llevar todas mis provisiones, tuve que llevar solo lo indispensable unos cuantos días.

No todo lo bueno dura y una de esas cosas es la gasolina de motocicleta. Así que además de ir corta de provisiones tendría que caminar. Me adentre al bosque ya que era menos riesgoso ir por ahí que caminar por la carretera.

No sé cuánto tiempo llevaba caminando. Tenía hambre y necesitaba descansar. Podría intentar cazar algo y así guardar mis provisiones hasta que llegara a mi destino. Tenía que llegar a mi casa, a la que de verdad era mi hogar antes de que empezara esta mierda de mundo.

Cuando estaba apunto de darme por vencida con la caza ya que no tenia nada que me ayudara, una ballesta a lo lejos ilumino mi vida. Corrí hacia ella y la tomé, estaba tan feliz con mi nueva adquisición que de pronto vi al hombre entre los arbustos orinando. Asqueroso.

El ni siquiera se había dado cuenta de que estaba ahí, así que decidí irme sin hacer ningún ruido.

-Yo dejaría eso donde estaba- dijo el hombre de cabello largo que ahora estaba saliendo de entre los arbustos.

-¿Y porque haría eso?-

-Niña te aseguro que ni siquiera sabes usar eso- sonreía con sarcasmo mientras decía eso. Le devolví la sonrisa y apunte rápidamente al pájaro que estaba en a un lado de él. En una rama de un arbusto. En solo cinco segundos el pájaro cayó con una flecha incrustada en su pecho. El hombre observó por unos segundos al ave sin vida. Esos que aproveche para recargar la ballesta.

-Nunca falló- le dije apuntándole al hombre- Gracias por la ballesta- le dije y Justo cuando estaba apunto de disparar, sentí el frío metal de una pistola en mi cabeza.

-Esta tampoco falla, un disparo y será todo-

-Entonces supongo que tu amigo y yo nos veremos en el infierno- la verdad no planeaba matarlo, pero ahora todo había dado un ligero cambio. Ahora tenía enfrente a quien me apuntaba. Era una mujer de cabello gris.

-Suelta eso, ahora- me ordenó, debo de admitir que sus ojos son algo intimidadores. Sonreí falsamente.

-Como tu órdenes- tire la ballesta lejos del hombre, de ella y de mi. Rápidamente tome el arma y ella comenzó a forcejear conmigo por ella. La pise fuertemente y esto hizo que aflojara un poco el agarre, lo siguiente que hice fue pegarle con mi rodilla en su abdomen y aun que ella quiso jalar mi cabello, el golpe la mareó un poco. Con el arma ya por fin en mi mano, la tome como mi rehen.

-Deja la ballesta en el suelo y tal vez no le dispare- le dije al hombre.

-Escucha no tienes por qué hacer esto-

-Yo no te pregunté qué debo de hacer o qué no. Baja la ballesta-

El hombre estaba apunto de ceder cuando llegó otro hombre. El cual vaya, necesitaba un rastrillo.

-Baja el arma- ahora me apuntaban con un revólver y con una ballesta.

-Si algo me pasa, olvídense de su amiga-

-O tal vez tú olvídate de tu vida- dijo una mujer a lado de mi con una Katana.

Rodé los ojos y deje ir a la mujer. Me quito el arma y me apunto. Ahora tenía a una mujer con una katana en mi cuello, un hombre con una revolver, otro con una ballesta y de paso mi ex rehen apuntándome con su pistola.

The walking dead-EditandoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora