Capítulo 31

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—Escuché que has despedido a Park del hotel. —La voz de mi hermano me detiene en el hall del hotel, tan temprano y tener que lidiar con sus reclamos, quejas y burlas no es de mi agrado para empezar el día, lo sé, no maduramos, parecemos niños pequeños.

—Sí... ¿algún problema con eso? —Doy media vuelta para verlo de frente con mi ceja alzada, se acerca a paso tranquilo con su risita burlona.

—No... al contrario, no pensé que tuvieras las agallas para hacerlo... el tipo era una molestia, el viejo ya sospechaba de sus intenciones pero ya sabes que a él no le gustaba despedir personal, los japoneses le metieron ideas anticuadas de cómo administrar. —Mi padre no despedía a nadie a menos que hubiera cometido alguna falta muy grave, consideraba a sus empleados el alma de los hoteles, en todos los años que llevó las riendas solo diez personas fueron despedidas y yo no llevo ni un mes y ya despedí al primero.

—No son del todo anticuadas... contar con el personal adecuado es muy importante, si despedí a Park es porque era un mal elemento. —Solo recordarlo me da coraje.

—No puedo creer que me hables como todo una administradora... nada mal hermanita, parece que lo llevas en la sangre. —Me dice en tono socarrón, yo solo ruedo los ojos, ¿qué se trae ahora?

—¿Es un cumplido? —Ladeo la cabeza con mi ceja enarcada, él parece disfrutar mi confusión, ashhh que molesto.

—Puede ser. —Se balancea levemente adelante y atrás sin soltar su portafolio, sí, disfruta conmigo, pero después de tantos años sin hablarnos salvo para discutir, está es la conversación más agradable que hemos tenido.

—¡Papá! —Sus dulces voces nos sorprenden, las niñas se lanzan a cada pierna de Minhyuk, no entiendo como no cayeron todos al suelo, desde el funeral no las había visto, sus largas cabelleras negras y su hermosa piel morena no da lugar a dudas de su apellido, esto es lo más cerca que he estado de ellas y no puedo evitar sentir una fuerte emoción en mi pecho, sus risas traviesas me conmueven, calculo que tienen alrededor de ocho o nueve años, tanto tiempo ignorando su existencia, si tan solo la relación con mi hermano no se hubiera roto de forma absurda ellas serían mi perdición.

—¿Qué hacen aquí? ¿Dónde está mamá? —Minhyuk está desubicado, toma en brazos a las niñas y les da suaves besos en sus mejillas, ellas pasan sus manitas por su rostro debido a la picazón que la naciente barba de mi hermano les produce en medio de risas. —¿Por qué las traes aquí?... estoy trabajando. —Hace presencia una hermosa mujer con elegante caminar que no despega de sus manos el celular de última generación, no entiendo, ¿qué pasó con Shinhye?

—No llegaste por ellas el fin de semana... deben pasar tiempo con su padre y precisamente hoy no tienen clase, si la única forma que tienen de verte es mientras trabajas, así será. —¡Ay Dios! Esa voz medio chillona, carajo es Shinhye, ¿pero qué le pasó?, si la última vez que la vi no era así, bueno para que decir mentiras ella era una mujer descuidada con su imagen, muchos pensaron que mi hermano se casaba con ella por su dinero, incluyéndome.

—Park Shin Hye. —Por fin hablo interviniendo en la situación, ella que no se había percatado de mi presencia voltea a verme retirando de su rostro sus elegantes lentes de sol, sus ojos verdes con los bordes ligeramente amarillos no me dejan dudas, es ella.

—Seulgi ¡wow! tiempo sin verte, desde el matrimonio... Dios, eras solo una adolescente la última vez que te vi y ahora... te ves hermosa. —¿Qué? en serio, si hablamos de cambios ella me deja atrás por una larga diferencia ¡demonios! Sé que no me entienden, haber permítanme ponerlos en perspectiva, Park Shin Hye era la novia menos agraciada que mi hermano haya llevado alguna vez a casa... su cabello grasoso, su piel afectada por el acné, sus grandes gafas y ni hablar de su ropa anticuada, dejó a toda la familia en shock cuando anunciaron su compromiso y ahora tengo frente a mí a una persona completamente diferente, su piel es como porcelana, su cabello castaño rojizo en ondas que se ve perfectamente cuidado, sin gafas de bibliotecaria, parece modelo, toda ella es solo... hermosa.

La Promesa | SeulreneDonde viven las historias. Descúbrelo ahora