Capítulo 57

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Me quedé ahí, paralizada y no por el frío sino por el dolor y a la vez esa fresca sensación de libertad, no pude evitar cubrir mi boca intentando resguardar ese llanto que era similar al que liberé la primera vez que nos separamos. Él se alejaba en la distancia con las manos caídas sujetando con debilidad la pulsera y yo caminé hacia el coche, cuando al fin llegué y me subí, coloqué mis manos en el volante y lloré. Grité, grité una y otra vez, sollocé sin parar e intentaba equilibrar mi respiración que era casi imposible, ni siquiera me percaté del tiempo, solo quería llorar hasta que el dolor culminara por completo. Mi celular sonaba una y otra vez.

No quería contestar, no sabía que haría una vez que regresara a casa y no me interesaba pensarlo, prendí el coche y comencé a conducir hasta mi hogar, respiré profundo una y otra vez, apaciguando el dolor hasta que al fin llegué y me estacioné. Me di aire en el rostro con mis manos para "intentar" quitar él hinchazón de mis ojos. Bajé del auto y estuve a punto de girar la perilla de la puerta, pero alguien del otro lado la abrió con brusquedad, era Alexander.

—¡DURÁ! —grita Alexander, que en ruso significa tonta, boba o en su peor caso, imbécil—¿¡Por qué demonios no contestabas el celular!? ¡Tienes idea de lo preocupado que estaba pensando en que te había pasado algo!

—Yo—trago saliva con dificultad—Lo siento

—¡No solo digas lo siento! —permanece callado y se percata de mis ojos hinchados—¿Qué ocurrió?

—Nada—intento evadirlo para entrar a la casa, permaneciendo cabizbaja. Pero él me prohíbe el paso sujetándome del brazo

—Nada...—dice sarcásticamente —¿Qué tan estúpido me crees como para mentirme?

—Alexander, en serio yo...

—¿Qué me ocultas? No voy a dejarte pasar, no hasta escuchar la verdad

—Nada

—¡Evangeline! ¡Entiende que estaba angustiado por ti y lo único que dices es nada! ¡Dim-

—¡Acabo de ver a Collin!

Alexander abre los ojos como platos y pareciera que un nudo se le ha hecho en la garganta, ni yo puedo creer que de verdad le he dicho eso... me hago para atrás reaccionando por lo que acabo de decir. No puedo ni siquiera hablar y quiero entrar a casa, lo intento, pero Alexander vuelve a detenerme del brazo, ninguno de los dos dice nada, yo ya no poseo la fuerza para discutir ni mucho menos gritar.

—¿Has dicho Collin? —dice en un hilo de voz

Permanezco callada, él solo espera a que diga algo.

—Evangeline... habla o no te dejaré pasar...

—Alexander—mi voz se hace añicos, apenas puedo hablar, me quedo ahí frente a él con la mirada baja—Él vino a buscarme

Hay un silencio incómodo entre los dos.

—Entonces mentiste cuando dijiste que ibas a la tienda... por eso no querías que fuera contigo

—Él dijo que vendría a casa, no quería que armara un escándalo

Otro silencio entre ambos, solo siento el frío golpeando mi rostro y secando mis lágrimas

—Y... Qué... ¿Qué ocurrió?

—Nos vimos, hablamos y discutimos, se tornó agresivo y...

—¿Te levantó la mano? —dice serio

—No, solo discutimos—decirle que me forzó de las manos solo haría que Alexander haga una locura—dejamos las cosas muy claras... dijimos lo que teníamos que decir

Amor en notas musicales (#1 Saga Amor entre acordes) EDITANDODonde viven las historias. Descúbrelo ahora