3. La conspiración

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—¿Porqué tu papá sabría quién la mató Valentino?– cuestionó perplejo Darian.
—En un principio me costaba prestar atención a todos los detalles, estaba en estado de shock por lo que había pasado y no encontraba consuelo en nada, pero los días fueron pasando y además de atravesar cada etapa del duelo comencé a percibir que mi padre parecía sentirse aliviado, actuaba distinto conmigo. Un día me comentó que estaba conociendo a alguien, me sorprendió lo pronto que fue, solo había pasado un mes de  su muerte, volví a angustiarme, me sentí mucho más solo que de costumbre, y decidí irme a la casa de mi abuelo, su serenidad me haría bien. Me desconecte del mundo, llegue a dormir 4 días seguidos, por supuesto él jamás intento contactarme. Cuando finalmente decidí volver, me costó despedirme de mi abuelo, es un hombre mayor y cree; en el contexto de su Alzheimer y su mundo paralelo, ver personas que ya no están. Por suerte, mi tío, que estaba de viaje, volvió un día después de que yo partí.
Ya en mi casa, intenté ingresar como siempre lo hice y mis llaves no funcionaban, mi padre las había cambiado, al parecer, la cerradura, así que me  escabullí por la puerta de conexión qué hay detrás de mi casa. La verdad, jamás pensé que mi padre estaría allí, fue por la mañana y él usualmente trabaja temprano, pero esta vez fue distinto, pase por delante de su oficina casi flotando (no prentendia llamar la atención), allí escuché que no estaba solo, se oían las voces de dos mujeres. Volví a esconderme, estaba vez, detrás de la extensa y gruesa cortina que cubre la ventana del living, y pude ver bajar a esta mujer, de baja estatura y de cabello rubio alborotado, tomándole la mano a mi padre.

—¿Su nueva pareja? –interrumpió Franco– ¿Está buena? –preguntó y recibió un codazo de Darian que si bien lo halló gracioso, consideró que no era el momento de hacer ese tipo de bromas.
—Eso no fue todo, junto a la pareja de mi padre vi bajar a tus padres Darian. Estaban ambos. Y hasta el momento todo parecía circunstancial, si no fuera que los escuche diciendo algo horroroso.
—¿Que dijeron? -Darian ahora si se encontraba desconcertado.
—Lo recuerdo y hasta me cuesta repetirlo; festejaron que al fin alguien ya se había encargado de mi madre, que tenían el camino libre.
—¿Libre? —tenía la cara como si le hubieran arrojado limón- ¿Libre para qué?
—No lo sé Darian, no lo sé —se lo repitió de nuevo- Pero nos están ocultando algo, y desde el día que mi madre me dejó lo siento, no estoy seguro y creo que ninguno de nosotros lo está.
Darian tenía los ojos en blanco, le causaba escalofríos.
—¿Qué hacían mis padres ahí? –se cuestionó a sí mismo– No sé qué decirte Valen, esto es horrible. Voy a ayudarte a averiguar la verdad detrás de todo esto ¿Quisieras venir a mi casa a descansar?
—No creo que  esa sea una buena idea, considerando que tus padres también saben quién mató a su madre —otra vez Franco siendo poco cauto.
Darian le arrojó una mirada severa, llamándolo al silencio.

En ese mismo instante vieron una camioneta que traía consigo una especie de remolque, y que casi a trastabilladas logró estacionar en el medio de la calle justo enfrente de ellos interpuesta entre las casas de ambos que se encontraban enfrentadas. En un principio bajó de allí, la misma mujer que Valentino había visto junto a su padre y los padres de Darian, cargando unos tres bolsos cómo podía, pero sin perder la postura. Cerró su coche. Y ya casi en la puerta mientras ingresaba con la llave que Valentino no tenía, los tres detuvieron su mirada en una joven que aparentaba tener la edad de ellos que se bajó inmediatamente después del auto. Era muy delgada y de cabello ondulado como su madre, cobrizo, dos ojos verdes como el mar, y rostro aterrado, con un bolso colgado de lado a lado y otro en su mano derecha. Su rostro era pálido casi blanco y los ojos le brillaban de una manera que ninguno de los tres había visto nunca.
—¿Quién es? -preguntó Darian mirando a su amigo.
—No lo sé, pero la mujer que va adelante es la nueva pareja de mi padre. Así que supongo que es su hija. Voy a ir a averiguarlo.

Se adelantó casi corriendo quería aprovechar que la puerta de su casa estaba abierta. Finalmente llegó y se quedo mirándola fijo sin decir nada, ella sonrió, aunque asustada. Enseguida noto la paz que le transmitía cuando lo miraba.
—Emm Valentino, volviste. Tus amigos te estaban buscando -le dijo su padre sin saber bien de donde había parecido.
—Ya lo sé –respondió tajante.
—Ohh Valentino, un gusto —se apresuró a darle la mano– por fin nos conocemos.
El no llego ni a tomar su mano, notó enseguida que ella fingía ser amable con el. Sabía distinguir esa clase de personas a la distancia.
—Ella son Giuliana- continuaba sonriéndole falsamente- y Taide-marcó una escueta sonrisa y enseguida la borro, el rostro de Valentino se le hacía amigable, pero temía mostrar demasiada confianza- ellas vivirán con nosotros.
Tomó el bolso de Taide, ella vergonzosa le dijo que no era necesario, pero había algo en ella que lo obligaba a comportarse educadamente,más allá de que no estaba de acuerdo con que estuvieran ahí, la actitud tímida de ella y sus ojos que hablaban por si solos eran imperiosos para que tomara una actitud respetuosa.
Su padre no perdió tiempo y tomo de la mano a su nueva pareja ante los ojos de ellos dos, subió junto a ella a su nueva habitación, el quedo detrás con ella, ellos dos y el silencio casual de dos personas que se conocen en un circunstancia incomoda y son conscientes de esto.
—¿Tu nombre era? –debía iniciar la conversación aunque se muriera de vergüenza.
—Valentino –él entendía todo de la misma manera que ella- ¿Puedo ofrecerte algo para tomar?
—Claro, café. Por favor —acomodó detrás de su oreja un mechón de pelo rojo que se le adelantó luego de bajar la mirada– amo el café– prosiguió.
En ese instante el asumió que se llevarían bien.
—Yo también amo el café. Mi madre... —hizo una pausa y fue bajando la voz hasta que recordó todo de nuevo- ...ella preparaba el mejor café de este mundo.
—Lamento mucho lo que le pasó. Escuche a Giuliana junto con tu padre hablar al respecto.
—¿Junto con mi padre? –cuestionó el sorprendido.
—Si, fue hace poco tiempo en realidad, en una cena que me tocó interrumpir.
—¡Que extraño! Mi padre jamás nombró a tu madre –frunció el seño.
—Giuliana y tu papá se vieron con mucha más frecuencia este último tiempo.
A Valentino le quedaron resonando dos cosas que Taide dijo en esa ocasión, una, era que por segunda vez había llamado a su madre por el nombre propio sin referirse a ella de una manera informal; eso era extraño; le recordaba a Darian cuando era pequeño que llamaba a su padre como Marco, y jamás le decía papá. en segundo lugar, Taide había dicho algo con total naturalidad sin percatarse quizás, que podría estar cometiendo un error. Había dicho que sus padres se habían visto con mayor frecuencia en este último tiempo, como si su relación fuera mucho más antigua. Valentino no le tenía la suficiente confianza como para poder indagar respecto al tiempo en que llevaban esa relación, solo sabía que por algún motivo tanto sus padres, como los de Darián sabían quién era el asesino de su madre.

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⏰ Última actualización: Oct 13, 2017 ⏰

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