That Girl

Siguiendo adelante

JADE'S POV

Juro que podría despertar cada día de mi vida junto a Vega, y jamás sería suficiente. Amo tenerla entre mis brazos y sentir su calidez, su respiración chocando contra mi piel, es perfecto. No la merezco.
Si la tuviera sé que lo arruinaría. Tengo que dejarla ir, por su bien, por el mío, pero no puedo evitar aferrarme a cosas pequeñas como esta, sin embargo también son las pequeñas cosas las que nos desmoronan. Lo que sea que tenemos es un círculo vicioso, doloroso y emocionante, no sé cuanto tiempo podremos soportar a que las cosas se salgan de control y esto, nosotras, se deshaga permanentemente, prefiero tenerla como alguien cercana a no tenerla de ninguna manera.
No tardó mucho tiempo en despertar, y con todo el dolor del mundo la solté, sabiendo que sería la última vez que dormiría con ella así. Fue a ducharse mientras yo acomodaba la cama, y formulaba un nuevo plan para tenerla conmigo pero al mismo tiempo que supiera que yo respetaba su espacio, inclusive si lo ocupara para Beck.
Cuando salió del baño fue mi turno de usar la regadera, le había dejado ropa mía sobre la cama. El agua fría comenzó a caer sobre mi cuerpo, después de todo, era lo que necesitaba, un baño de realidad, lo nuestro era imposible, que incrédula había sido.
Mi madre al percatarse de la presencia de Tori insistió en que se quedara a desayunar, jamás entenderé como es que se lleva tan bien con ella, y Jason la tomó de un brazo, maldito niño, pero yo la jalé fuera de la casa.
Yo tenía hambre, así que la llevé a mi cafetería favorita.
Cuando estábamos ahí esperando por nuestro desayuno, estuvimos en silencio, ella quería hablar pero yo miraba hacia otros lados, no quería observar lo bien que se veía vestida de negro, pero lo único que obtuve de mirar hacia otras personas fue más incomodidad, era raro que a esa hora sólo hubiesen parejas en el lugar, besandose, tomados de las manos, y yo aquí sin poder hacer nada.

-Jade, ¿Estás bien? ¿Algo te molesta?.- Interrumpió Vega de repente.

-Yo estoy de maravilla, ¿Por qué la pregunta?.

-Has estando moviendo tu pierna frenéticamente,- no lo había notado- sólo haces eso cuando te sientes desesperada.

-Es por el café, mi cuerpo lo exige.- Mi respuesta pareció convencerla, y en ese momento la mesera llegó con nuestras cosas.

-¿Sabes?... Me la pasé muy bien contigo, debería ir más seguido a tu casa.- me tomó por sorpresa, ¿por qué tenía que hacer las cosas más difíciles?

-¿Qué no tienes casa?.- sonó más grosero de lo que esperaba y noté como se ofendió.- Lo siento, sólo olvídalo.

Terminamos de desayunar y de ahí nos dirigimos a la escuela, mientras yo conducía una mano suya se posó sobre la mía que sostenía la palanca, la dejó ahí por un buen rato, pero al ver que yo no hacía nada al respecto la retiró.
Llegamos a H.A. y la perdí por los pasillos, lo siento Tori, pero es lo mejor.
Lo siguiente que hice fue llamar a Tony, era el único amigo que me quedaba, André, Cat y Robbie me trataban diferente, sé que en parte es mi culpa pero odio que no puedan ver más allá de las tijeras.
Cargaba mucho estrés bajo mis hombros, y liberé todo eso haciendo cosas indebidas, con Tony siendo mi cómplice. Todo era estúpidamente innecesario e infantil, pero precisamente eso me llevó a sentirme como en los viejos tiempos cuando no tenía preocupaciones en la vida. Admito que me pasé de la raya cuando arrollé a Sinjin con la moto de Tony, aunque no le haya pasado nada. Pero de verdad disfruté cortarle un dedo a Rex y ponerlo en el burrito de Robbie, o cuando fui a casa de Cat y encerré a Sam durante dos horas con una canción que sabía que ella odiaba, sólo supe que Cat tuvo que esposarla esa noche.
Haciendo todas esas tonterías se me pasaron los días velozmente, había llegado el jueves y aunque mi mente estaba despejada había algo que me inquietaba, Tori y Beck saldrían en una cita. Prometí que la dejaría en paz, pero aún así era difícil de asimilar que ella le pertenecería a alguien más.
Como sea, había hecho planes con Tony, nada importante, sólo ver algunas películas de terror, la sangre me relajaba. Toqué el timbre de su departamento y abrió enseguida con un tazón de palomitas en una mano.