ALAS DE MARIPOSA

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PERSONAJES:

Kirito/Kazuto: El Duende Negro o rey de los hadas.

Asuna: Usune (nombre en Euskera, significa muchacha afortunada y de gran belleza)

Alice: Alaia (nombre en Euskera, significa Alegría)

Shino: Hada del Norte (North)

Suguha: Hada del Sur (South)

Silica: Hada del Oeste (West)

Rika: Hada del Este (East)

Yui:El hada Blanca (White)

Yuuki: Ama-lur (diosa madre tierra en la mitología vasca), la Dama de los seres de la Luz o dama Blanca.

Klein (Ryoutarou): El Duende Rojo (Red)

Agil (Andrew): El Duende de Azul (Blue)

Eugeo: Hodei (nombre en euskera que significa nube)

Akihiko Kayaba: Tartalo (ser mitológico vasco), el Señor de los seres de las Sombras.

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ALAS DE MARIPOSA

Despertó con el alba. Por un momento deseó que todo fuera un sueño, pero los barrotes de su jaula de pájaro la hicieron tomar tierra pronto, aunque no fuera literalmente.

A pesar de que la luz del sol matutino se había esparcido ya por todo el palacio no se oía a nadie, así que Usune se quedó tumbada en el camastro de hojas pensando en todo lo ocurrido.

Aquel Duende Negro tenía algo que la confundía, la intrigaba y... la atraía. Por momentos parecía tal y como su madre le había contado que eran los seres de luz, amable y gentil; sin embargo, en otros, los más, advertía cierta... no sabía definir bien qué era, pero era algo que la asustaba. Y al mismo tiempo estaban esos ojos... había algo en sus ojos que parecía llamar a algo en el fondo de su ser, como si necesitara que ella le salvara de sí mismo.

Pero ahora tenía que centrarse en su objetivo. La noche anterior se sintió aliviada y sorprendida cuando le propuso un trato, y más aún que fuera con aquel acertijo. Las cosas serían más fáciles de lo que esperaba. Sabía la respuesta desde hacía años, se la enseñó su padre: "el silencio", el silencio deja de existir cuando pronuncias en alto su nombre.

Pero confesarlo la noche anterior hubiera sido imprudente. Estaba claro que el Duende era un ser orgulloso, si le hubiera sorprendido con la respuesta tan pronto, seguramente se hubiera retractado de su acuerdo y no le permitiría volver a casa. Era mejor así, engañarle un poco, al menos de momento.

La pequeña Hada Blanca fue la primera en aparecer. Era distinta a las demás. Su aspecto era el de una muchachita de diminuto tamaño. Tenía una larga melena negra y una dulce sonrisa. Además, era mucho más amable que las otras o, más bien, tenía esa inocencia propia de los niños que la hacía confiable.

— ¡Hola, ya despertaste! — su voz tenía una genuina alegría, despertaba instintos casi maternales en Usune, que no pudo evitar devolverle la sonrisa.

— ¿Dónde están todos?

— Las otras hadas ya estaban despertando, el Amo... el Amo suele dormir hasta tarde.

— ¿Y qué hacéis mientras tanto?

— Uhmmm muchas cosas: volar, jugar, cantar... ¡jugar!

— Jajaja, ya veo que jugar es lo que más te gusta. — La pequeña hada le resultaba divertida, algo que también fue advertido por aquella.

Danza de luz y sombras.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora