Capítulo 2

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Las calles desoladas me daban una especie de miedo, cuando era pequeña mi madre siempre me leía historias de ciudades fantasmas. Algo muy raro, ya que por lo general las madres no les cuentan eso a sus hijos de 8 años, pero mi madre no era normal definitivamente.

Deje de divagar y me concentre en el camino. Para ser medio día de un sábado y no ver casi gente en las aceras o autos en las calles era bastante normal por aquí, pero aunque llevo ya tiempo en esta ciudad, no me acostumbro.

Aún sigo pensando porque elegí este lugar, Mount Vermont, y siempre es respondido cuando me llega los impuestos y las facturas de servicios básicos. Barato y lo justo de acuerdo a mi salario.

Los sábados era mi día fijo de recorrer con la patrulla, por lo que iba de polo a polo, rincón por rincón "vigilando" y "dando seguridad".

Llegué hasta el conjunto residencial Lands, la mejor ciudadela con la más grande posición económica del lugar, a veinte minutos de mi hogar. Las inmensas casas de madera rústica llamadas casas de campo o haciendas, estaban separadas unas de otras por grandes cantidades de terreno, tan así que suponía que era muy difícil ver por la ventana de cualquier casa a su vecino. Una que otra casa tenia caballerizos.

Mientras recorría el lugar, a 30 km, muy a mi pesar la señora Hamilton de 70 y pico de años, salió de su casa con set de florería, y justo cuando pensé en acelerar para escapar de ella, me vio.

-Katniss! Katniss!-trate de sonreír. Me estacione en la acera de su vivienda mientras ella caminaba o corría con dificultad sus grandes jardines.

Me baje del auto por cordialidad-señora Hamilton, cómo está?-

-Katniss-río una vez que estuvo a pocos pies frente a mi-puedes decirme Mika, ya te he dicho-

-es la costumbre, Mika-

-estas ocupada? Creo que no, verdad?-

-bueno, estoy en mi trabajo revi...-

-que bueno que no tengas nada-dijo como si no me escuchara-ven-ordeno-acompáñame adentro, hice unas galletas-comenzó a jalarme del brazo.

-señora Ha...Mika estoy muy ocupada-

-ocupada!-dijo molesta-no te veo panzona o con marido, así que vienes-dijo molesta.

-Mika, no...-

-basta!-me miro de una forma que hasta mi siendo oficial me dio miedo, creo que ni yo puedo hacer ese tipo de cara a un delincuente-jamás aceptas mis invitaciones a comer, así que fue una fortuna verte y ahora me vas a cumplir, entendido-

Para mi asombro, asentí.

Entre a su no tan humilde vivienda.

Todo era elegante, pero sin dejar el entorno texano.

Mika hablaba hasta por los codos mientras recorría la cocina, me senté en una silla alta y me apoye en el mesón, mirándola.

-estas galletas las voy a presentar en el festival de dulces de la ciudad, no es por nada-paro en medio de la cocina para mirarme-pero me han dicho que son las mejores-

Caminó hacía mi con una bandeja repleta de galletas-mis galletas tienen una historia-

-ya comenzarás con la historia abuela-me puse rígida automáticamente al escuchar esa voz.

Alcé mi vista topándome con Peeta Mellark Hamilton, nieto de Mika.

Estaba en el marco de la puerta de la cocina que daba al jardín. Estaba sin camiseta, solo con un pantalón largo con cinturón grueso, botas y sombrero. Todo un vaquero. Su perfecta anatomía esta a simple vista mía. Su perfecto cuerpo ejercitado sin pasar a lo grotesco, su radiante dentadura, su perfecta sonrisa, sus bellos ojos azules y su hermoso cabello rubio ensortijado. Sentí como mis pezones se pusieron erectos, estaba excitada.

Mi Joven Stripper-TERMINADODonde viven las historias. Descúbrelo ahora