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Entramos al viejo edificio y recorrimos todo el primer piso, mostrándole a Alexa la sección de primaria, jardín de infantes, el gimnasio, los patios y terciario.

Le indicamos dónde estaban los baños, dirección y preceptoria. Después subimos al primer piso y Celeste me dijo -Es linda, ¿No?- Yo, obviamente no entendí a qué se refería, -Sí, no sé cómo se llama el estilo pero está bien diseñada- A veces me doy cuenta que soy medio lento, o mejor dicho, no me doy cuenta. Ella se rió -No bobo, me refiero a Alexa- Enseguida me puse rojo cuando me di cuenta -Ah, sí, supongo- Respondí sin mirarla a los ojos.

Seguimos caminando por el pasillo pasando por el aula de informática hasta el aula de talleres. Alexa frenó ahí. -¿Querés entrar?- Le preguntó Celeste. Alexa asintió sacudiendo la cabeza. El aula en sí no era muy llamativa, tendría el largo de un contenedor grande, y la mitad de ancho. La puerta estaba ubicada en una de las paredes más cortas, y las ventanas estaban del otro lado. Había 5 mesas que tenían 3/4 del ancho del aula ordenadas perpendicularmente a las ventanas. Lo más interesante del aula supongo que serían las impresoras 3D, la sierra para madera y la cortadora láser (para cortar metal).

Entramos y vimos que la última persona en usar el aula había dejado un desastre, había un soldador todavía enchufado, pedazos de metal tirados por todas partes y una estatua del tamaño de un puño cerrado en la mesa central. Parecía estar hecha por chapas de diferentes tamaños y grosores, tenía forma de cabra, o eso parecía. Celeste, siendo la presidenta del centro de estudiantes, enseguida empezó a guardar cosas en su lugar. Decidí ayudarla. Había mucho para guardar, y más todavía para barrer. Habremos estado unos 25 minutos, y no quedaba mucho por ordenar.

Lo último que quedaba era la escultura, la cual parecía seguirme con la mirada. Debo estar flasheando. Pensé. Me acerqué y ví que tenía algo escrito en los cuernos, pero no llegaba a ver bien que era. Me acerqué más y ví que, además de tener algo escrito, estaba emanando calor. El hecho de que alguien se olvidara algo tan frágil en un lugar tan peligroso ya era raro, pero que encima tuviese una fuente de calor que no era visible, debió haberme hecho pensar dos veces...

Pero no. Me acerqué sin tomar precauciones y, obviamente, algo salió mal. Sentí que iba aumentando la temperatura rápidamente, y me pareció que la cabra se había agrandado mucho y se estaba moviendo. Pensé que era que estaba alucinando por deshidratación o algo parecido. Ahí paso lo que nunca me hubiera esperado: la cabra, ya de tamaño real, me embistió.

Instantáneamente Alexa se metió entre la escultura y yo. -Quedate atrás y dejame esto a mí- Me dijo, mientras recibía el golpe. Yo no entendía lo que estaba pasando, pero de golpe me sentía raro, como si algo me estuviese cargando de energía y... Me desmayé. Yo sé que cuando hay baja presión, mucha humedad, o estoy medio deshidratado suelo marearme fácilmente, pero no pudo ser en un peor momento. No sé si empezé a soñar o qué, pero adelante mío veía un especie de figura humanoide de pelo rojo, martillando un pedazo de metal al rojo vivo. -Mmm... Tenés potencial, eso no te lo voy a negar. Al igual que tu amiga rubia.- Dijo mientras inspecciona de cerca la espada que acababa de forjar. Tenía una voz ronca, como de pocos amigos. -¿Quién sos?- Le pregunté. -A partir de este momento.- Me dijo. -Seguís mi camino.-

Ahí recuperé la conciencia. Me levanté y ví que Alexa estaba tirada encima de una mesa, y Celeste estaba acostada al lado mío. Me levanté, todavía medio mareado, y la desperté a Celeste. Por primera vez en el día, y no si no fue de mi vida también, la miré de cerca. Tenía pelo rubio y ondulado, como Alexa, pero celeste no tenía rulos en las puntas, y lo tenía un poco más largo. Era casi de la misma altura que Alexa. Sus ojos eran, como su nombre indica, celestes, y usaba lentes. Tenía piel de un tono más oscuro que el mío o el de Alexa, como si fuese un poco más oscuro que el bronceado, pero era así de nacimiento.

 Tenía piel de un tono más oscuro que el mío o el de Alexa, como si fuese un poco más oscuro que el bronceado, pero era así de nacimiento

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Se levantó muy de golpe y me dió un cabezazo. -¿Qué pasó?- Me preguntó cuando le dejó de doler un poco. -Se movió la cabra esa de metal y me desmayé, ¿A vos que te pasó?- Le respondí. -Lo mismo, estaba guardando unos libros y me mareé de la nada, me acosté y levanté las piernas para que me vaya la sangre a la cabeza pero me desmayé igual. ¿Podrá ser una perdida de gas?- No.- Contestó Alexa, -¿Los dos tuvieron un sueño, no?- Dijo. -Yo sí, pero ¿Qué tiene que ver un sueño con que nos hayamos desmayado?- Preguntó Celeste. -No fue solo un sueño, algo les habló, ¿O no?- Le respondió Alexa. -Sí, ¿Cómo sabés eso?- Le pregunté yo, no le veía ninguna lógica. Obviamente, Alexa sabía. -Ustedes- hizo una breve pausa.-Ahora son discípulos de los dioses Rymkos.-

Este es el fin del cap 5, pienso seguir está historia bastante más y tengo bastantes buenas ideas. Lamento tardar en publicar pero es falta de tiempo e inspiración (o eso creo). Comenten qué les pareció y voten si les gustó <3

Auburn TouchDonde viven las historias. Descúbrelo ahora