IV

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- ¡CALLENSE! - Grite enojado recuperando la noción y un silencio profundo se formó en el ambiente.

Gire hacia al muro, y continúe colocando las rocas en su lugar como si nada hubiese pasado.


- ¿Acaso piensan quedarse parados ahí? - Comenté con enojo.


Ambos aún quedaban inmóviles, sin nada que decir. - ¿Acaso no me escucharon? - Volví a gritar.


-Oye...-

-No me toques, no tenemos nada de que hablar. Esto se acabó. No queda nada que discutir- Comenté mientras retiraba su mano de mi hombro.

-Si no quieren morirse de frio, será mejor que dejen sus chillidos y se pongan a trabajar- Comenté como si estuviese inmutado y nada me importaba.


- Ya estamos muertos de por si- Comentó el corazón.

- No, aun no- Comenté mientras continuaba colocando las rocas. - Esta no es la primera y tampoco será la última- Continúe. - La vida sigue y no se va a detener por nosotros-


- ¿Para que continuar? - Hablo el corazón.


- ¿Tienes alguna mejor idea? - Le comenté esperando una respuesta. -No, ¿verdad? Eso pensé-


-Esto no es vivir...- susurró el corazón con intenciones de no parar.




Una carta abierta - La lucha internaWhere stories live. Discover now