- ¡CALLENSE! - Grite enojado recuperando la noción y un silencio profundo se formó en el ambiente.
Gire hacia al muro, y continúe colocando las rocas en su lugar como si nada hubiese pasado.
- ¿Acaso piensan quedarse parados ahí? - Comenté con enojo.
Ambos aún quedaban inmóviles, sin nada que decir. - ¿Acaso no me escucharon? - Volví a gritar.
-Oye...-
-No me toques, no tenemos nada de que hablar. Esto se acabó. No queda nada que discutir- Comenté mientras retiraba su mano de mi hombro.
-Si no quieren morirse de frio, será mejor que dejen sus chillidos y se pongan a trabajar- Comenté como si estuviese inmutado y nada me importaba.
- Ya estamos muertos de por si- Comentó el corazón.
- No, aun no- Comenté mientras continuaba colocando las rocas. - Esta no es la primera y tampoco será la última- Continúe. - La vida sigue y no se va a detener por nosotros-
- ¿Para que continuar? - Hablo el corazón.
- ¿Tienes alguna mejor idea? - Le comenté esperando una respuesta. -No, ¿verdad? Eso pensé-
-Esto no es vivir...- susurró el corazón con intenciones de no parar.
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Una carta abierta - La lucha interna
Короткий рассказCuando el corazón se vuelve tu enemigo, cuando tu mente se convierte en la culpable y cuando la vida te obliga a cargar con su recuerdo. Dime, ¿que puedes hacer?