que en su día me parecieron confusos, incluso corruptos —como les pareció y parece a muchos editores—, hoy son para mí claros, al punto de defender que han de dejarse como e án, y por otro lado hay pasajes que hoy ya no he dudado en enmendar, por más que la alteración sea de tal calibre que produzca el rechazo de algún e ecialista. Y es que no basta e ar familiarizado con los usos y abusos sintá icos del alcalaíno y sus contempo- ráneos: también con los procedimientos y artimañas de los operarios de las imprentas de aquel tiempo. Hay quien cree en los duendes de las imprentas: yo ni a rmo ni niego, sólo digo que los operarios de aquéllas se bastaban y sobraban para todo tipo de travesuras: algunas, burdas, y otras, casi indetectables; pero alguna parte de responsabilidad corres- pondería a los autores, pues los resultados nales evidencian que no siempre la imprenta recibía un manuscrito impecable, bien ordenado y con buena caligra a, que facilitase la composición del libro, y el Quijote es el mejor ejemplo de ello. Por otro lado Cervantes, co- mo otros de nuestros clásicos castellanos, gustaba de salpicar el texto con composiciones poéticas y se las ingeniaba para poner en boca de algún personaje alguna que otra novelita intermedia de corte amoroso, aventurero o picaresco; y más aun: a veces no podía resis- tirse a discursear sobre algún asunto político-social o literario que le inquietase.D SOBRE ESTA EDICIÓNPor fortuna, he podido hacerlo en pocos meses, y ello sin pisar una biblioteca, sin sa- lir de casa, sin levantarme de la silla. Hoy se pueden consultar on line las reproducciones fotográ cas de las ediciones contemporáneas básicas (las tres de Madrid, las dos de Lis- boa, las de Valencia, Bruselas...), también las posteriores más elaboradas (Londres-1738, RAE-1780 y 1819...), además de las Anotaciones de Bowle, el Comentario de Clemencín, las dos ediciones de Hartzenbusch y sus 1633 Notas..., incluso in nitos artículos de re- vistas relativos a Cervantes y al Quijote y completas colecciones de imágenes. Aparte de eso, la web de la RAE ofrece herramientas de gran ayuda, como el acceso a multitud de diccionarios (incluso anteriores al de Autoridades) y la búsqueda de concordancias en el CORDE (Corpus Diacrónico del Español). Muchas de las facilidades que hoy ofrece Internet e aban en sus albores (en funcionalidad y contenidos) hace unos quince años, cuando empecé a preparar mi dQ de 2004.cual os había costado mucho trabajo y era muy útil y provechoso, y nos pedis- tes y suplicastes os mandásemos dar15 licencia y facultad para le poder imprimir, y pre- vilegio16 por el tiempo que fuésemos servidos, o como la nuestra merced17 fuese; lo cual visto por los del nuestro Consejo, por cuanto en el dicho libro se hicieron las diligencias que la premática18 últimamente por Nós19 fecha sobre la impresión de los libros dispone, fue acordado que debíamos mandar dar e a nuestra cédula para vos, en la dicha razón, y Nós tuvímoslo por bien.20 Por la cual, por os hacer bien y merced,21 os damos licencia y facultad para que vos, o la persona que vuestro poder hubiere, y no otra alguna, podáis imprimir el dicho libro, intitulado El ingenioso hidalgo de la Mancha, que de suso22 se hace mención, en todos e os nuestros Reinos de Castilla por tiempo y espacio de diez años, que corran y se cuenten desde el dicho día de la data23 de a nuestra cédula; so pena24 que la persona o personas que sin tener vuestro poder lo imprimiere o vendiere, o hiciere imprimir o vender, por el mesmo caso25 pierda la impresión que hiciere, con los moldes y aparejos della, y más incurra en pena26 de cincuenta mil maravedís cada vez que lo con- trario hiciere. La cual dicha pena sea la tercia27 parte para la persona que lo acusare, y la otra tercia parte para nuestra Cámara, y la otra tercia parte para el juez que lo senten- ciare. Con tanto que28 todas las veces que hubiéredes29 de hacer imprimir el dicho libro durante el tiempo de los dichos diez años, le traigáis al nuestro Consejo juntamente con el original que en él fue visto, que va rubricado cada plana, y rmado al n dél, de Juan Gallo de Andrada, nuestro escribano de Cámara, de los que en él residen, para saber si la dicha impresión e á conforme el original,30 o traigáis fe en pública forma de como31 por Corretor32 nombrado por nuestro mandado se vio y corrigió la dicha impresión por el original, y se imprimió conforme a él y quedan impresas las erratas por él apuntadas, para cada un libro de los que así fueren impresos, para que se tase el precio que por cada volu- men hubiéredes de haber.33 Y mandamos al impresor que así imprimiere el dicho libro, no imprima el principio, ni el primer pliego dél, ni entregue más de un solo libro, con el origi- nal, al autor, o persona a cuya costa lo imprimiere, ni otro alguno,34 para efeto35 de la dicha correción y tasa, hasta que antes y primero el dicho libro e é corregido y tasado por los del nuestro Consejo; y e ando hecho, y no de otra manera, pueda imprimir el dicho prin- cipio y primer pliego, y sucesivamente ponga e a nuestra cédula y la Aprobación, Tasa y Erratas, so pena de caer e incurrir en las penas contenidas en las leyes y premáticas de os nuestros Reinos. Y mandamos a los del nuestro Consejo, y a otras cualesquier justicias dellos, guarden y cumplan e a nuestra cédula y lo en ella contenido. Fecha en Valladolid, a veinte y seis días del mes de Setiembre de mil y seiscientos y cuatro años.orden de Naturaleza:2 que en ella cada cosa engendra su semejante. Y así, ¿qué podrá3 en- gendrar el e éril y mal cultivado ingenio mío, sino la historia de un hijo seco, avellanado,4 antojadizo y lleno de pensamientos varios y nunca imaginados de otro alguno, bien como quien5 se engendró en una cárcel, donde toda incomodidad tiene su asiento y donde todo triste ruido hace su habitación? El sosiego, el lugar apacible, la amenidad de los campos, la serenidad de los cielos, el murmurar de las fuentes, la quietud del espíritu, son grande parte6 para que las Musas más e ériles se muestren fecundas y ofrezcan partos al mundo que le colmen de maravilla y de contento.Acontece tener un padre un hijo feo y sin gracia alguna, y el amor que le tiene le pone una venda en los ojos para que no vea sus faltas; antes7 las juzga por discreciones y linde- zas8 y las cuenta a sus amigos por agudezas y donaires. Pero yo, que aunque parezco padre, soy padrastro de don Quijote, no quiero irme con la corriente del uso,9 ni suplicarte, casi con las lágrimas en los ojos, como otros hacen, Lector carísimo, que perdones o disimules las faltas que en e e mi hijo vieres; que10 ni eres su pariente ni su amigo, y tienes tu alma en tu cuerpo y tu libre albedrío, como el más pintado,11 y e ás en tu casa, donde eres señor della como el Rey de sus alcabalas,12 y sabes lo que comúnmente se dice, que debajo de mi manto al rey mato.13 Todo lo cual te esenta14 y hace libre de todo re ecto15 y obligación; y así puedes decir de la historia todo aquello que te pareciere, sin temor que te calunien16 por el mal ni te premien por el bien que dijeres della.que en su día me parecieron confusos, incluso corruptos —como les pareció y parece a muchos editores—, hoy son para mí claros, al punto de defender que han de dejarse como e án, y por otro lado hay pasajes que hoy ya no he dudado en enmendar, por más que la alteración sea de tal calibre que produzca el rechazo de algún e ecialista. Y es que no basta e ar familiarizado con los usos y abusos sintá icos del alcalaíno y sus contempo- ráneos: también con los procedimientos y artimañas de los operarios de las imprentas de aquel tiempo. Hay quien cree en los duendes de las imprentas: yo ni a rmo ni niego, sólo digo que los operarios de aquéllas se bastaban y sobraban para todo tipo de travesuras: algunas, burdas, y otras, casi indetectables; pero alguna parte de responsabilidad corres- pondería a los autores, pues los resultados nales evidencian que no siempre la imprenta recibía un manuscrito impecable, bien ordenado y con buena caligra a, que facilitase la composición del libro, y el Quijote es el mejor ejemplo de ello. Por otro lado Cervantes, co- mo otros de nuestros clásicos castellanos, gustaba de salpicar el texto con composiciones poéticas y se las ingeniaba para poner en boca de algún personaje alguna que otra novelita intermedia de corte amoroso, aventurero o picaresco; y más aun: a veces no podía resis- tirse a discursear sobre algún asunto político-social o literario que le inquietase.D SOBRE ESTA EDICIÓNPor fortuna, he podido hacerlo en pocos meses, y ello sin pisar una biblioteca, sin sa- lir de casa, sin levantarme de la silla. Hoy se pueden consultar on line las reproducciones fotográ cas de las ediciones contemporáneas básicas (las tres de Madrid, las dos de Lis- boa, las de Valencia, Bruselas...), también las posteriores más elaboradas (Londres-1738, RAE-1780 y 1819...), además de las Anotaciones de Bowle, el Comentario de Clemencín, las dos ediciones de Hartzenbusch y sus 1633 Notas..., incluso in nitos artículos de re- vistas relativos a Cervantes y al Quijote y completas colecciones de imágenes. Aparte de eso, la web de la RAE ofrece herramientas de gran ayuda, como el acceso a multitud de diccionarios (incluso anteriores al de Autoridades) y la búsqueda de concordancias en el CORDE (Corpus Diacrónico del Español). Muchas de las facilidades que hoy ofrece Internet e aban en sus albores (en funcionalidad y contenidos) hace unos quince años, cuando empecé a preparar mi dQ de 2004.cual os había costado mucho trabajo y era muy útil y provechoso, y nos pedis- tes y suplicastes os mandásemos dar15 licencia y facultad para le poder imprimir, y pre- vilegio16 por el tiempo que fuésemos servidos, o como la nuestra merced17 fuese; lo cual visto por los del nuestro Consejo, por cuanto en el dicho libro se hicieron las diligencias que la premática18 últimamente por Nós19 fecha sobre la impresión de los libros dispone, fue acordado que debíamos mandar dar e a nuestra cédula para vos, en la dicha razón, y Nós tuvímoslo por bien.20 Por la cual, por os hacer bien y merced,21 os damos licencia y facultad para que vos, o la persona que vuestro poder hubiere, y no otra alguna, podáis imprimir el dicho libro, intitulado El ingenioso hidalgo de la Mancha, que de suso22 se hace mención, en todos e os nuestros Reinos de Castilla por tiempo y espacio de diez años, que corran y se cuenten desde el dicho día de la data23 de a nuestra cédula; so pena24 que la persona o personas que sin tener vuestro poder lo imprimiere o vendiere, o hiciere imprimir o vender, por el mesmo caso25 pierda la impresión que hiciere, con los moldes y aparejos della, y más incurra en pena26 de cincuenta mil maravedís cada vez que lo con- trario hiciere. La cual dicha pena sea la tercia27 parte para la persona que lo acusare, y la otra tercia parte para nuestra Cámara, y la otra tercia parte para el juez que lo senten- ciare. Con tanto que28 todas las veces que hubiéredes29 de hacer imprimir el dicho libro durante el tiempo de los dichos diez años, le traigáis al nuestro Consejo juntamente con el original que en él fue visto, que va rubricado cada plana, y rmado al n dél, de Juan Gallo de Andrada, nuestro escribano de Cámara, de los que en él residen, para saber si la dicha impresión e á conforme el original,30 o traigáis fe en pública forma de como31 por Corretor32 nombrado por nuestro mandado se vio y corrigió la dicha impresión por el original, y se imprimió conforme a él y quedan impresas las erratas por él apuntadas, para cada un libro de los que así fueren impresos, para que se tase el precio que por cada volu- men hubiéredes de haber.33 Y mandamos al impresor que así imprimiere el dicho libro, no imprima el principio, ni el primer pliego dél, ni entregue más de un solo libro, con el origi- nal, al autor, o persona a cuya costa lo imprimiere, ni otro alguno,34 para efeto35 de la dicha correción y tasa, hasta que antes y primero el dicho libro e é corregido y tasado por los del nuestro Consejo; y e ando hecho, y no de otra manera, pueda imprimir el dicho prin- cipio y primer pliego, y sucesivamente ponga e a nuestra cédula y la Aprobación, Tasa y Erratas, so pena de caer e incurrir en las penas contenidas en las leyes y premáticas de os nuestros Reinos. Y mandamos a los del nuestro Consejo, y a otras cualesquier justicias dellos, guarden y cumplan e a nuestra cédula y lo en ella contenido. Fecha en Valladolid, a veinte y seis días del mes de Setiembre de mil y seiscientos y cuatro años.orden de Naturaleza:2 que en ella cada cosa engendra su semejante. Y así, ¿qué podrá3 en- gendrar el e éril y mal cultivado ingenio mío, sino la historia de un hijo seco, avellanado,4 antojadizo y lleno de pensamientos varios y nunca imaginados de otro alguno, bien como quien5 se engendró en una cárcel, donde toda incomodidad tiene su asiento y donde todo triste ruido hace su habitación? El sosiego, el lugar apacible, la amenidad de los campos, la serenidad de los cielos, el murmurar de las fuentes, la quietud del espíritu, son grande parte6 para que las Musas más e ériles se muestren fecundas y ofrezcan partos al mundo que le colmen de maravilla y de contento.Acontece tener un padre un hijo feo y sin gracia alguna, y el amor que le tiene le pone una venda en los ojos para que no vea sus faltas; antes7 las juzga por discreciones y linde- zas8 y las cuenta a sus amigos por agudezas y donaires. Pero yo, que aunque parezco padre, soy padrastro de don Quijote, no quiero irme con la corriente del uso,9 ni suplicarte, casi con las lágrimas en los ojos, como otros hacen, Lector carísimo, que perdones o disimules las faltas que en e e mi hijo vieres; que10 ni eres su pariente ni su amigo, y tienes tu alma en tu cuerpo y tu libre albedrío, como el más pintado,11 y e ás en tu casa, donde eres señor della como el Rey de sus alcabalas,12 y sabes lo que comúnmente se dice, que debajo de mi manto al rey mato.13 Todo lo cual te esenta14 y hace libre de todo re ecto15 y obligación; y así puedes decir de la historia todo aquello que te pareciere, sin temor que te calunien16 por el mal ni te premien por el bien que dijeres della.que en su día me parecieron confusos, incluso corruptos —como les pareció y parece a muchos editores—, hoy son para mí claros, al punto de defender que han de dejarse como e án, y por otro lado hay pasajes que hoy ya no he dudado en enmendar, por más que la alteración sea de tal calibre que produzca el rechazo de algún e ecialista. Y es que no basta e ar familiarizado con los usos y abusos sintá icos del alcalaíno y sus contempo- ráneos: también con los procedimientos y artimañas de los operarios de las imprentas de aquel tiempo. Hay quien cree en los duendes de las imprentas: yo ni a rmo ni niego, sólo digo que los operarios de aquéllas se bastaban y sobraban para todo tipo de travesuras: algunas, burdas, y otras, casi indetectables; pero alguna parte de responsabilidad corres- pondería a los autores, pues los resultados nales evidencian que no siempre la imprenta recibía un manuscrito impecable, bien ordenado y con buena caligra a, que facilitase la composición del libro, y el Quijote es el mejor ejemplo de ello. Por otro lado Cervantes, co- mo otros de nuestros clásicos castellanos, gustaba de salpicar el texto con composiciones poéticas y se las ingeniaba para poner en boca de algún personaje alguna que otra novelita intermedia de corte amoroso, aventurero o picaresco; y más aun: a veces no podía resis- tirse a discursear sobre algún asunto político-social o literario que le inquietase.D SOBRE ESTA EDICIÓNPor fortuna, he podido hacerlo en pocos meses, y ello sin pisar una biblioteca, sin sa- lir de casa, sin levantarme de la silla. Hoy se pueden consultar on line las reproducciones fotográ cas de las ediciones contemporáneas básicas (las tres de Madrid, las dos de Lis- boa, las de Valencia, Bruselas...), también las posteriores más elaboradas (Londres-1738, RAE-1780 y 1819...), además de las Anotaciones de Bowle, el Comentario de Clemencín, las dos ediciones de Hartzenbusch y sus 1633 Notas..., incluso in nitos artículos de re- vistas relativos a Cervantes y al Quijote y completas colecciones de imágenes. Aparte de eso, la web de la RAE ofrece herramientas de gran ayuda, como el acceso a multitud de diccionarios (incluso anteriores al de Autoridades) y la búsqueda de concordancias en el CORDE (Corpus Diacrónico del Español). Muchas de las facilidades que hoy ofrece Internet e aban en sus albores (en funcionalidad y contenidos) hace unos quince años, cuando empecé a preparar mi dQ de 2004.cual os había costado mucho trabajo y era muy útil y provechoso, y nos pedis- tes y suplicastes os mandásemos dar15 licencia y facultad para le poder imprimir, y pre- vilegio16 por el tiempo que fuésemos servidos, o como la nuestra merced17 fuese; lo cual visto por los del nuestro Consejo, por cuanto en el dicho libro se hicieron las diligencias que la premática18 últimamente por Nós19 fecha sobre la impresión de los libros dispone, fue acordado que debíamos mandar dar e a nuestra cédula para vos, en la dicha razón, y Nós tuvímoslo por bien.20 Por la cual, por os hacer bien y merced,21 os damos licencia y facultad para que vos, o la persona que vuestro poder hubiere, y no otra alguna, podáis imprimir el dicho libro, intitulado El ingenioso hidalgo de la Mancha, que de suso22 se hace mención, en todos e os nuestros Reinos de Castilla por tiempo y espacio de diez años, que corran y se cuenten desde el dicho día de la data23 de a nuestra cédula; so pena24 que la persona o personas que sin tener vuestro poder lo imprimiere o vendiere, o hiciere imprimir o vender, por el mesmo caso25 pierda la impresión que hiciere, con los moldes y aparejos della, y más incurra en pena26 de cincuenta mil maravedís cada vez que lo con- trario hiciere. La cual dicha pena sea la tercia27 parte para la persona que lo acusare, y la otra tercia parte para nuestra Cámara, y la otra tercia parte para el juez que lo senten- ciare. Con tanto que28 todas las veces que hubiéredes29 de hacer imprimir el dicho libro durante el tiempo de los dichos diez años, le traigáis al nuestro Consejo juntamente con el original que en él fue visto, que va rubricado cada plana, y rmado al n dél, de Juan Gallo de Andrada, nuestro escribano de Cámara, de los que en él residen, para saber si la dicha impresión e á conforme el original,30 o traigáis fe en pública forma de como31 por Corretor32 nombrado por nuestro mandado se vio y corrigió la dicha impresión por el original, y se imprimió conforme a él y quedan impresas las erratas por él apuntadas, para cada un libro de los que así fueren impresos, para que se tase el precio que por cada volu- men hubiéredes de haber.33 Y mandamos al impresor que así imprimiere el dicho libro, no imprima el principio, ni el primer pliego dél, ni entregue más de un solo libro, con el origi- nal, al autor, o persona a cuya costa lo imprimiere, ni otro alguno,34 para efeto35 de la dicha correción y tasa, hasta que antes y primero el dicho libro e é corregido y tasado por los del nuestro Consejo; y e ando hecho, y no de otra manera, pueda imprimir el dicho prin- cipio y primer pliego, y sucesivamente ponga e a nuestra cédula y la Aprobación, Tasa y Erratas, so pena de caer e incurrir en las penas contenidas en las leyes y premáticas de os nuestros Reinos. Y mandamos a los del nuestro Consejo, y a otras cualesquier justicias dellos, guarden y cumplan e a nuestra cédula y lo en ella contenido. Fecha en Valladolid, a veinte y seis días del mes de Setiembre de mil y seiscientos y cuatro años.orden de Naturaleza:2 que en ella cada cosa engendra su semejante. Y así, ¿qué podrá3 en- gendrar el e éril y mal cultivado ingenio mío, sino la historia de un hijo seco, avellanado,4 antojadizo y lleno de pensamientos varios y nunca imaginados de otro alguno, bien como quien5 se engendró en una cárcel, donde toda incomodidad tiene su asiento y donde todo triste ruido hace su habitación? El sosiego, el lugar apacible, la amenidad de los campos, la serenidad de los cielos, el murmurar de las fuentes, la quietud del espíritu, son grande parte6 para que las Musas más e ériles se muestren fecundas y ofrezcan partos al mundo que le colmen de maravilla y de contento.Acontece tener un padre un hijo feo y sin gracia alguna, y el amor que le tiene le pone una venda en los ojos para que no vea sus faltas; antes7 las juzga por discreciones y linde- zas8 y las cuenta a sus amigos por agudezas y donaires. Pero yo, que aunque parezco padre, soy padrastro de don Quijote, no quiero irme con la corriente del uso,9 ni suplicarte, casi con las lágrimas en los ojos, como otros hacen, Lector carísimo, que perdones o disimules las faltas que en e e mi hijo vieres; que10 ni eres su pariente ni su amigo, y tienes tu alma en tu cuerpo y tu libre albedrío, como el más pintado,11 y e ás en tu casa, donde eres señor della como el Rey de sus alcabalas,12 y sabes lo que comúnmente se dice, que debajo de mi manto al rey mato.13 Todo lo cual te esenta14 y hace libre de todo re ecto15 y obligación; y así puedes decir de la historia todo aquello que te pareciere, sin temor que te calunien16 por el mal ni te premien por el bien que dijeres della.que en su día me parecieron confusos, incluso corruptos —como les pareció y parece a muchos editores—, hoy son para mí claros, al punto de defender que han de dejarse como e án, y por otro lado hay pasajes que hoy ya no he dudado en enmendar, por más que la alteración sea de tal calibre que produzca el rechazo de algún e ecialista. Y es que no basta e ar familiarizado con los usos y abusos sintá icos del alcalaíno y sus contempo- ráneos: también con los procedimientos y artimañas de los operarios de las imprentas de aquel tiempo. Hay quien cree en los duendes de las imprentas: yo ni a rmo ni niego, sólo digo que los operarios de aquéllas se bastaban y sobraban para todo tipo de travesuras: algunas, burdas, y otras, casi indetectables; pero alguna parte de responsabilidad corres- pondería a los autores, pues los resultados nales evidencian que no siempre la imprenta recibía un manuscrito impecable, bien ordenado y con buena caligra a, que facilitase la composición del libro, y el Quijote es el mejor ejemplo de ello. Por otro lado Cervantes, co- mo otros de nuestros clásicos castellanos, gustaba de salpicar el texto con composiciones poéticas y se las ingeniaba para poner en boca de algún personaje alguna que otra novelita intermedia de corte amoroso, aventurero o picaresco; y más aun: a veces no podía resis- tirse a discursear sobre algún asunto político-social o literario que le inquietase.D SOBRE ESTA EDICIÓNPor fortuna, he podido hacerlo en pocos meses, y ello sin pisar una biblioteca, sin sa- lir de casa, sin levantarme de la silla. Hoy se pueden consultar on line las reproducciones fotográ cas de las ediciones contemporáneas básicas (las tres de Madrid, las dos de Lis- boa, las de Valencia, Bruselas...), también las posteriores más elaboradas (Londres-1738, RAE-1780 y 1819...), además de las Anotaciones de Bowle, el Comentario de Clemencín, las dos ediciones de Hartzenbusch y sus 1633 Notas..., incluso in nitos artículos de re- vistas relativos a Cervantes y al Quijote y completas colecciones de imágenes. Aparte de eso, la web de la RAE ofrece herramientas de gran ayuda, como el acceso a multitud de diccionarios (incluso anteriores al de Autoridades) y la búsqueda de concordancias en el CORDE (Corpus Diacrónico del Español). Muchas de las facilidades que hoy ofrece Internet e aban en sus albores (en funcionalidad y contenidos) hace unos quince años, cuando empecé a preparar mi dQ de 2004.cual os había costado mucho trabajo y era muy útil y provechoso, y nos pedis- tes y suplicastes os mandásemos dar15 licencia y facultad para le poder imprimir, y pre- vilegio16 por el tiempo que fuésemos servidos, o como la nuestra merced17 fuese; lo cual visto por los del nuestro Consejo, por cuanto en el dicho libro se hicieron las diligencias que la premática18 últimamente por Nós19 fecha sobre la impresión de los libros dispone, fue acordado que debíamos mandar dar e a nuestra cédula para vos, en la dicha razón, y Nós tuvímoslo por bien.20 Por la cual, por os hacer bien y merced,21 os damos licencia y facultad para que vos, o la persona que vuestro poder hubiere, y no otra alguna, podáis imprimir el dicho libro, intitulado El ingenioso hidalgo de la Mancha, que de suso22 se hace mención, en todos e os nuestros Reinos de Castilla por tiempo y espacio de diez años, que corran y se cuenten desde el dicho día de la data23 de a nuestra cédula; so pena24 que la persona o personas que sin tener vuestro poder lo imprimiere o vendiere, o hiciere imprimir o vender, por el mesmo caso25 pierda la impresión que hiciere, con los moldes y aparejos della, y más incurra en pena26 de cincuenta mil maravedís cada vez que lo con- trario hiciere. La cual dicha pena sea la tercia27 parte para la persona que lo acusare, y la otra tercia parte para nuestra Cámara, y la otra tercia parte para el juez que lo senten- ciare. Con tanto que28 todas las veces que hubiéredes29 de hacer imprimir el dicho libro durante el tiempo de los dichos diez años, le traigáis al nuestro Consejo juntamente con el original que en él fue visto, que va rubricado cada plana, y rmado al n dél, de Juan Gallo de Andrada, nuestro escribano de Cámara, de los que en él residen, para saber si la dicha impresión e á conforme el original,30 o traigáis fe en pública forma de como31 por Corretor32 nombrado por nuestro mandado se vio y corrigió la dicha impresión por el original, y se imprimió conforme a él y quedan impresas las erratas por él apuntadas, para cada un libro de los que así fueren impresos, para que se tase el precio que por cada volu- men hubiéredes de haber.33 Y mandamos al impresor que así imprimiere el dicho libro, no imprima el principio, ni el primer pliego dél, ni entregue más de un solo libro, con el origi- nal, al autor, o persona a cuya costa lo imprimiere, ni otro alguno,34 para efeto35 de la dicha correción y tasa, hasta que antes y primero el dicho libro e é corregido y tasado por los del nuestro Consejo; y e ando hecho, y no de otra manera, pueda imprimir el dicho prin- cipio y primer pliego, y sucesivamente ponga e a nuestra cédula y la Aprobación, Tasa y Erratas, so pena de caer e incurrir en las penas contenidas en las leyes y premáticas de os nuestros Reinos. Y mandamos a los del nuestro Consejo, y a otras cualesquier justicias dellos, guarden y cumplan e a nuestra cédula y lo en ella contenido. Fecha en Valladolid, a veinte y seis días del mes de Setiembre de mil y seiscientos y cuatro años.orden de Naturaleza:2 que en ella cada cosa engendra su semejante. Y así, ¿qué podrá3 en- gendrar el e éril y mal cultivado ingenio mío, sino la historia de un hijo seco, avellanado,4 antojadizo y lleno de pensamientos varios y nunca imaginados de otro alguno, bien como quien5 se engendró en una cárcel, donde toda incomodidad tiene su asiento y donde todo triste ruido hace su habitación? El sosiego, el lugar apacible, la amenidad de los campos, la serenidad de los cielos, el murmurar de las fuentes, la quietud del espíritu, son grande parte6 para que las Musas más e ériles se muestren fecundas y ofrezcan partos al mundo que le colmen de maravilla y de contento.Acontece tener un padre un hijo feo y sin gracia alguna, y el amor que le tiene le pone una venda en los ojos para que no vea sus faltas; antes7 las juzga por discreciones y linde- zas8 y las cuenta a sus amigos por agudezas y donaires. Pero yo, que aunque parezco padre, soy padrastro de don Quijote, no quiero irme con la corriente del uso,9 ni suplicarte, casi con las lágrimas en los ojos, como otros hacen, Lector carísimo, que perdones o disimules las faltas que en e e mi hijo vieres; que10 ni eres su pariente ni su amigo, y tienes tu alma en tu cuerpo y tu libre albedrío, como el más pintado,11 y e ás en tu casa, donde eres señor della como el Rey de sus alcabalas,12 y sabes lo que comúnmente se dice, que debajo de mi manto al rey mato.13 Todo lo cual te esenta14 y hace libre de todo re ecto15 y obligación; y así puedes decir de la historia todo aquello que te pareciere, sin temor que te calunien16 por el mal ni te premien por el bien que dijeres della.que en su día me parecieron confusos, incluso corruptos —como les pareció y parece a muchos editores—, hoy son para mí claros, al punto de defender que han de dejarse como e án, y por otro lado hay pasajes que hoy ya no he dudado en enmendar, por más que la alteración sea de tal calibre que produzca el rechazo de algún e ecialista. Y es que no basta e ar familiarizado con los usos y abusos sintá icos del alcalaíno y sus contempo- ráneos: también con los procedimientos y artimañas de los operarios de las imprentas de aquel tiempo. Hay quien cree en los duendes de las imprentas: yo ni a rmo ni niego, sólo digo que los operarios de aquéllas se bastaban y sobraban para todo tipo de travesuras: algunas, burdas, y otras, casi indetectables; pero alguna parte de responsabilidad corres- pondería a los autores, pues los resultados nales evidencian que no siempre la imprenta recibía un manuscrito impecable, bien ordenado y con buena caligra a, que facilitase la composición del libro, y el Quijote es el mejor ejemplo de ello. Por otro lado Cervantes, co- mo otros de nuestros clásicos castellanos, gustaba de salpicar el texto con composiciones poéticas y se las ingeniaba para poner en boca de algún personaje alguna que otra novelita intermedia de corte amoroso, aventurero o picaresco; y más aun: a veces no podía resis- tirse a discursear sobre algún asunto político-social o literario que le inquietase.D SOBRE ESTA EDICIÓNPor fortuna, he podido hacerlo en pocos meses, y ello sin pisar una biblioteca, sin sa- lir de casa, sin levantarme de la silla. Hoy se pueden consultar on line las reproducciones fotográ cas de las ediciones contemporáneas básicas (las tres de Madrid, las dos de Lis- boa, las de Valencia, Bruselas...), también las posteriores más elaboradas (Londres-1738, RAE-1780 y 1819...), además de las Anotaciones de Bowle, el Comentario de Clemencín, las dos ediciones de Hartzenbusch y sus 1633 Notas..., incluso in nitos artículos de re- vistas relativos a Cervantes y al Quijote y completas colecciones de imágenes. Aparte de eso, la web de la RAE ofrece herramientas de gran ayuda, como el acceso a multitud de diccionarios (incluso anteriores al de Autoridades) y la búsqueda de concordancias en el CORDE (Corpus Diacrónico del Español). Muchas de las facilidades que hoy ofrece Internet e aban en sus albores (en funcionalidad y contenidos) hace unos quince años, cuando empecé a preparar mi dQ de 2004.cual os había costado mucho trabajo y era muy útil y provechoso, y nos pedis- tes y suplicastes os mandásemos dar15 licencia y facultad para le poder imprimir, y pre- vilegio16 por el tiempo que fuésemos servidos, o como la nuestra merced17 fuese; lo cual visto por los del nuestro Consejo, por cuanto en el dicho libro se hicieron las diligencias que la premática18 últimamente por Nós19 fecha sobre la impresión de los libros dispone, fue acordado que debíamos mandar dar e a nuestra cédula para vos, en la dicha razón, y Nós tuvímoslo por bien.20 Por la cual, por os hacer bien y merced,21 os damos licencia y facultad para que vos, o la persona que vuestro poder hubiere, y no otra alguna, podáis imprimir el dicho libro, intitulado El ingenioso hidalgo de la Mancha, que de suso22 se hace mención, en todos e os nuestros Reinos de Castilla por tiempo y espacio de diez años, que corran y se cuenten desde el dicho día de la data23 de a nuestra cédula; so pena24 que la persona o personas que sin tener vuestro poder lo imprimiere o vendiere, o hiciere imprimir o vender, por el mesmo caso25 pierda la impresión que hiciere, con los moldes y aparejos della, y más incurra en pena26 de cincuenta mil maravedís cada vez que lo con- trario hiciere. La cual dicha pena sea la tercia27 parte para la persona que lo acusare, y la otra tercia parte para nuestra Cámara, y la otra tercia parte para el juez que lo senten- ciare. Con tanto que28 todas las veces que hubiéredes29 de hacer imprimir el dicho libro durante el tiempo de los dichos diez años, le traigáis al nuestro Consejo juntamente con el original que en él fue visto, que va rubricado cada plana, y rmado al n dél, de Juan Gallo de Andrada, nuestro escribano de Cámara, de los que en él residen, para saber si la dicha impresión e á conforme el original,30 o traigáis fe en pública forma de como31 por Corretor32 nombrado por nuestro mandado se vio y corrigió la dicha impresión por el original, y se imprimió conforme a él y quedan impresas las erratas por él apuntadas, para cada un libro de los que así fueren impresos, para que se tase el precio que por cada volu- men hubiéredes de haber.33 Y mandamos al impresor que así imprimiere el dicho libro, no imprima el principio, ni el primer pliego dél, ni entregue más de un solo libro, con el origi- nal, al autor, o persona a cuya costa lo imprimiere, ni otro alguno,34 para efeto35 de la dicha correción y tasa, hasta que antes y primero el dicho libro e é corregido y tasado por los del nuestro Consejo; y e ando hecho, y no de otra manera, pueda imprimir el dicho prin- cipio y primer pliego, y sucesivamente ponga e a nuestra cédula y la Aprobación, Tasa y Erratas, so pena de caer e incurrir en las penas contenidas en las leyes y premáticas de os nuestros Reinos. Y mandamos a los del nuestro Consejo, y a otras cualesquier justicias dellos, guarden y cumplan e a nuestra cédula y lo en ella contenido. Fecha en Valladolid, a veinte y seis días del mes de Setiembre de mil y seiscientos y cuatro años.orden de Naturaleza:2 que en ella cada cosa engendra su semejante. Y así, ¿qué podrá3 en- gendrar el e éril y mal cultivado ingenio mío, sino la historia de un hijo seco, avellanado,4 antojadizo y lleno de pensamientos varios y nunca imaginados de otro alguno, bien como quien5 se engendró en una cárcel, donde toda incomodidad tiene su asiento y donde todo triste ruido hace su habitación? El sosiego, el lugar apacible, la amenidad de los campos, la serenidad de los cielos, el murmurar de las fuentes, la quietud del espíritu, son grande parte6 para que las Musas más e ériles se muestren fecundas y ofrezcan partos al mundo que le colmen de maravilla y de contento.Acontece tener un padre un hijo feo y sin gracia alguna, y el amor que le tiene le pone una venda en los ojos para que no vea sus faltas; antes7 las juzga por discreciones y linde- zas8 y las cuenta a sus amigos por agudezas y donaires. Pero yo, que aunque parezco padre, soy padrastro de don Quijote, no quiero irme con la corriente del uso,9 ni suplicarte, casi con las lágrimas en los ojos, como otros hacen, Lector carísimo, que perdones o disimules las faltas que en e e mi hijo vieres; que10 ni eres su pariente ni su amigo, y tienes tu alma en tu cuerpo y tu libre albedrío, como el más pintado,11 y e ás en tu casa, donde eres señor della como el Rey de sus alcabalas,12 y sabes lo que comúnmente se dice, que debajo de mi manto al rey mato.13 Todo lo cual te esenta14 y hace libre de todo re ecto15 y obligación; y así puedes decir de la historia todo aquello que te pareciere, sin temor que te calunien16 por el mal ni te premien por el bien que dijeres della.que en su día me parecieron confusos, incluso corruptos —como les pareció y parece a muchos editores—, hoy son para mí claros, al punto de defender que han de dejarse como e án, y por otro lado hay pasajes que hoy ya no he dudado en enmendar, por más que la alteración sea de tal calibre que produzca el rechazo de algún e ecialista. Y es que no basta e ar familiarizado con los usos y abusos sintá icos del alcalaíno y sus contempo- ráneos: también con los procedimientos y artimañas de los operarios de las imprentas de aquel tiempo. Hay quien cree en los duendes de las imprentas: yo ni a rmo ni niego, sólo digo que los operarios de aquéllas se bastaban y sobraban para todo tipo de travesuras: algunas, burdas, y otras, casi indetectables; pero alguna parte de responsabilidad corres- pondería a los autores, pues los resultados nales evidencian que no siempre la imprenta recibía un manuscrito impecable, bien ordenado y con buena caligra a, que facilitase la composición del libro, y el Quijote es el mejor ejemplo de ello. Por otro lado Cervantes, co- mo otros de nuestros clásicos castellanos, gustaba de salpicar el texto con composiciones poéticas y se las ingeniaba para poner en boca de algún personaje alguna que otra novelita intermedia de corte amoroso, aventurero o picaresco; y más aun: a veces no podía resis- tirse a discursear sobre algún asunto político-social o literario que le inquietase.D SOBRE ESTA EDICIÓNPor fortuna, he podido hacerlo en pocos meses, y ello sin pisar una biblioteca, sin sa- lir de casa, sin levantarme de la silla. Hoy se pueden consultar on line las reproducciones fotográ cas de las ediciones contemporáneas básicas (las tres de Madrid, las dos de Lis- boa, las de Valencia, Bruselas...), también las posteriores más elaboradas (Londres-1738, RAE-1780 y 1819...), además de las Anotaciones de Bowle, el Comentario de Clemencín, las dos ediciones de Hartzenbusch y sus 1633 Notas..., incluso in nitos artículos de re- vistas relativos a Cervantes y al Quijote y completas colecciones de imágenes. Aparte de eso, la web de la RAE ofrece herramientas de gran ayuda, como el acceso a multitud de diccionarios (incluso anteriores al de Autoridades) y la búsqueda de concordancias en el CORDE (Corpus Diacrónico del Español). Muchas de las facilidades que hoy ofrece Internet e aban en sus albores (en funcionalidad y contenidos) hace unos quince años, cuando empecé a preparar mi dQ de 2004.cual os había costado mucho trabajo y era muy útil y provechoso, y nos pedis- tes y suplicastes os mandásemos dar15 licencia y facultad para le poder imprimir, y pre- vilegio16 por el tiempo que fuésemos servidos, o como la nuestra merced17 fuese; lo cual visto por los del nuestro Consejo, por cuanto en el dicho libro se hicieron las diligencias que la premática18 últimamente por Nós19 fecha sobre la impresión de los libros dispone, fue acordado que debíamos mandar dar e a nuestra cédula para vos, en la dicha razón, y Nós tuvímoslo por bien.20 Por la cual, por os hacer bien y merced,21 os damos licencia y facultad para que vos, o la persona que vuestro poder hubiere, y no otra alguna, podáis imprimir el dicho libro, intitulado El ingenioso hidalgo de la Mancha, que de suso22 se hace mención, en todos e os nuestros Reinos de Castilla por tiempo y espacio de diez años, que corran y se cuenten desde el dicho día de la data23 de a nuestra cédula; so pena24 que la persona o personas que sin tener vuestro poder lo imprimiere o vendiere, o hiciere imprimir o vender, por el mesmo caso25 pierda la impresión que hiciere, con los moldes y aparejos della, y más incurra en pena26 de cincuenta mil maravedís cada vez que lo con- trario hiciere. La cual dicha pena sea la tercia27 parte para la persona que lo acusare, y la otra tercia parte para nuestra Cámara, y la otra tercia parte para el juez que lo senten- ciare. Con tanto que28 todas las veces que hubiéredes29 de hacer imprimir el dicho libro durante el tiempo de los dichos diez años, le traigáis al nuestro Consejo juntamente con el original que en él fue visto, que va rubricado cada plana, y rmado al n dél, de Juan Gallo de Andrada, nuestro escribano de Cámara, de los que en él residen, para saber si la dicha impresión e á conforme el original,30 o traigáis fe en pública forma de como31 por Corretor32 nombrado por nuestro mandado se vio y corrigió la dicha impresión por el original, y se imprimió conforme a él y quedan impresas las erratas por él apuntadas, para cada un libro de los que así fueren impresos, para que se tase el precio que por cada volu- men hubiéredes de haber.33 Y mandamos al impresor que así imprimiere el dicho libro, no imprima el principio, ni el primer pliego dél, ni entregue más de un solo libro, con el origi- nal, al autor, o persona a cuya costa lo imprimiere, ni otro alguno,34 para efeto35 de la dicha correción y tasa, hasta que antes y primero el dicho libro e é corregido y tasado por los del nuestro Consejo; y e ando hecho, y no de otra manera, pueda imprimir el dicho prin- cipio y primer pliego, y sucesivamente ponga e a nuestra cédula y la Aprobación, Tasa y Erratas, so pena de caer e incurrir en las penas contenidas en las leyes y premáticas de os nuestros Reinos. Y mandamos a los del nuestro Consejo, y a otras cualesquier justicias dellos, guarden y cumplan e a nuestra cédula y lo en ella contenido. Fecha en Valladolid, a veinte y seis días del mes de Setiembre de mil y seiscientos y cuatro años.orden de Naturaleza:2 que en ella cada cosa engendra su semejante. Y así, ¿qué podrá3 en- gendrar el e éril y mal cultivado ingenio mío, sino la historia de un hijo seco, avellanado,4 antojadizo y lleno de pensamientos varios y nunca imaginados de otro alguno, bien como quien5 se engendró en una cárcel, donde toda incomodidad tiene su asiento y donde todo triste ruido hace su habitación? El sosiego, el lugar apacible, la amenidad de los campos, la serenidad de los cielos, el murmurar de las fuentes, la quietud del espíritu, son grande parte6 para que las Musas más e ériles se muestren fecundas y ofrezcan partos al mundo que le colmen de maravilla y de contento.Acontece tener un padre un hijo feo y sin gracia alguna, y el amor que le tiene le pone una venda en los ojos para que no vea sus faltas; antes7 las juzga por discreciones y linde- zas8 y las cuenta a sus amigos por agudezas y donaires. Pero yo, que aunque parezco padre, soy padrastro de don Quijote, no quiero irme con la corriente del uso,9 ni suplicarte, casi con las lágrimas en los ojos, como otros hacen, Lector carísimo, que perdones o disimules las faltas que en e e mi hijo vieres; que10 ni eres su pariente ni su amigo, y tienes tu alma en tu cuerpo y tu libre albedrío, como el más pintado,11 y e ás en tu casa, donde eres señor della como el Rey de sus alcabalas,12 y sabes lo que comúnmente se dice, que debajo de mi manto al rey mato.13 Todo lo cual te esenta14 y hace libre de todo re ecto15 y obligación; y así puedes decir de la historia todo aquello que te pareciere, sin temor que te calunien16 por el mal ni te premien por el bien que dijeres della.que en su día me parecieron confusos, incluso corruptos —como les pareció y parece a muchos editores—, hoy son para mí claros, al punto de defender que han de dejarse como e án, y por otro lado hay pasajes que hoy ya no he dudado en enmendar, por más que la alteración sea de tal calibre que produzca el rechazo de algún e ecialista. Y es que no basta e ar familiarizado con los usos y abusos sintá icos del alcalaíno y sus contempo- ráneos: también con los procedimientos y artimañas de los operarios de las imprentas de aquel tiempo. Hay quien cree en los duendes de las imprentas: yo ni a rmo ni niego, sólo digo que los operarios de aquéllas se bastaban y sobraban para todo tipo de travesuras: algunas, burdas, y otras, casi indetectables; pero alguna parte de responsabilidad corres- pondería a los autores, pues los resultados nales evidencian que no siempre la imprenta recibía un manuscrito impecable, bien ordenado y con buena caligra a, que facilitase la composición del libro, y el Quijote es el mejor ejemplo de ello. Por otro lado Cervantes, co- mo otros de nuestros clásicos castellanos, gustaba de salpicar el texto con composiciones poéticas y se las ingeniaba para poner en boca de algún personaje alguna que otra novelita intermedia de corte amoroso, aventurero o picaresco; y más aun: a veces no podía resis- tirse a discursear sobre algún asunto político-social o literario que le inquietase.D SOBRE ESTA EDICIÓNPor fortuna, he podido hacerlo en pocos meses, y ello sin pisar una biblioteca, sin sa- lir de casa, sin levantarme de la silla. Hoy se pueden consultar on line las reproducciones fotográ cas de las ediciones contemporáneas básicas (las tres de Madrid, las dos de Lis- boa, las de Valencia, Bruselas...), también las posteriores más elaboradas (Londres-1738, RAE-1780 y 1819...), además de las Anotaciones de Bowle, el Comentario de Clemencín, las dos ediciones de Hartzenbusch y sus 1633 Notas..., incluso in nitos artículos de re- vistas relativos a Cervantes y al Quijote y completas colecciones de imágenes. Aparte de eso, la web de la RAE ofrece herramientas de gran ayuda, como el acceso a multitud de diccionarios (incluso anteriores al de Autoridades) y la búsqueda de concordancias en el CORDE (Corpus Diacrónico del Español). Muchas de las facilidades que hoy ofrece Internet e aban en sus albores (en funcionalidad y contenidos) hace unos quince años, cuando empecé a preparar mi dQ de 2004.cual os había costado mucho trabajo y era muy útil y provechoso, y nos pedis- tes y suplicastes os mandásemos dar15 licencia y facultad para le poder imprimir, y pre- vilegio16 por el tiempo que fuésemos servidos, o como la nuestra merced17 fuese; lo cual visto por los del nuestro Consejo, por cuanto en el dicho libro se hicieron las diligencias que la premática18 últimamente por Nós19 fecha sobre la impresión de los libros dispone, fue acordado que debíamos mandar dar e a nuestra cédula para vos, en la dicha razón, y Nós tuvímoslo por bien.20 Por la cual, por os hacer bien y merced,21 os damos licencia y facultad para que vos, o la persona que vuestro poder hubiere, y no otra alguna, podáis imprimir el dicho libro, intitulado El ingenioso hidalgo de la Mancha, que de suso22 se hace mención, en todos e os nuestros Reinos de Castilla por tiempo y espacio de diez años, que corran y se cuenten desde el dicho día de la data23 de a nuestra cédula; so pena24 que la persona o personas que sin tener vuestro poder lo imprimiere o vendiere, o hiciere imprimir o vender, por el mesmo caso25 pierda la impresión que hiciere, con los moldes y aparejos della, y más incurra en pena26 de cincuenta mil maravedís cada vez que lo con- trario hiciere. La cual dicha pena sea la tercia27 parte para la persona que lo acusare, y la otra tercia parte para nuestra Cámara, y la otra tercia parte para el juez que lo senten- ciare. Con tanto que28 todas las veces que hubiéredes29 de hacer imprimir el dicho libro durante el tiempo de los dichos diez años, le traigáis al nuestro Consejo juntamente con el original que en él fue visto, que va rubricado cada plana, y rmado al n dél, de Juan Gallo de Andrada, nuestro escribano de Cámara, de los que en él residen, para saber si la dicha impresión e á conforme el original,30 o traigáis fe en pública forma de como31 por Corretor32 nombrado por nuestro mandado se vio y corrigió la dicha impresión por el original, y se imprimió conforme a él y quedan impresas las erratas por él apuntadas, para cada un libro de los que así fueren impresos, para que se tase el precio que por cada volu- men hubiéredes de haber.33 Y mandamos al impresor que así imprimiere el dicho libro, no imprima el principio, ni el primer pliego dél, ni entregue más de un solo libro, con el origi- nal, al autor, o persona a cuya costa lo imprimiere, ni otro alguno,34 para efeto35 de la dicha correción y tasa, hasta que antes y primero el dicho libro e é corregido y tasado por los del nuestro Consejo; y e ando hecho, y no de otra manera, pueda imprimir el dicho prin- cipio y primer pliego, y sucesivamente ponga e a nuestra cédula y la Aprobación, Tasa y Erratas, so pena de caer e incurrir en las penas contenidas en las leyes y premáticas de os nuestros Reinos. Y mandamos a los del nuestro Consejo, y a otras cualesquier justicias dellos, guarden y cumplan e a nuestra cédula y lo en ella contenido. Fecha en Valladolid, a veinte y seis días del mes de Setiembre de mil y seiscientos y cuatro años.orden de Naturaleza:2 que en ella cada cosa engendra su semejante. Y así, ¿qué podrá3 en- gendrar el e éril y mal cultivado ingenio mío, sino la historia de un hijo seco, avellanado,4 antojadizo y lleno de pensamientos varios y nunca imaginados de otro alguno, bien como quien5 se engendró en una cárcel, donde toda incomodidad tiene su asiento y donde todo triste ruido hace su habitación? El sosiego, el lugar apacible, la amenidad de los campos, la serenidad de los cielos, el murmurar de las fuentes, la quietud del espíritu, son grande parte6 para que las Musas más e ériles se muestren fecundas y ofrezcan partos al mundo que le colmen de maravilla y de contento.Acontece tener un padre un hijo feo y sin gracia alguna, y el amor que le tiene le pone una venda en los ojos para que no vea sus faltas; antes7 las juzga por discreciones y linde- zas8 y las cuenta a sus amigos por agudezas y donaires. Pero yo, que aunque parezco padre, soy padrastro de don Quijote, no quiero irme con la corriente del uso,9 ni suplicarte, casi con las lágrimas en los ojos, como otros hacen, Lector carísimo, que perdones o disimules las faltas que en e e mi hijo vieres; que10 ni eres su pariente ni su amigo, y tienes tu alma en tu cuerpo y tu libre albedrío, como el más pintado,11 y e ás en tu casa, donde eres señor della como el Rey de sus alcabalas,12 y sabes lo que comúnmente se dice, que debajo de mi manto al rey mato.13 Todo lo cual te esenta14 y hace libre de todo re ecto15 y obligación; y así puedes decir de la historia todo aquello que te pareciere, sin temor que te calunien16 por el mal ni te premien por el bien que dijeres della.
![](https://img.wattpad.com/cover/123605425-288-k323634.jpg)
ESTÁS LEYENDO
Carne Con Tomate:Star Neutron, las reliquias del anillo, los Vengadores y Franco
FanfictionObra de aerte konsiderada por muxos . Esta istiria va sobre unos heroes miticos komo Jimi Neutro o Chixarito ke luxan contra el mal komo Veyeta777 o Joan y tienen q lycha contra enemigo formidable...no os pordeais "Coentan qke las lellendas nasen de...