Capítulo 8

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-¿Puedo quedarme a dormir aquí hoy? -pregunté y Christian tanto como mamá, alzaron las cejas.
- ¿En serio? -preguntó mamá-. No creo que sea conveniente, Christian es quien...
-No, está bien Lesley, de verdad. ¿Joel te lo pidió? -preguntó interrumpiendo a mamá.
-Sí. Quiere ropa interior... y también quiere que traiga su guitarra -Christian sonrió de lado y miré a mamá, esperando a que dijera algo referente sobre llevarme a casa para empacar algunas cosas necesarias.
- Bueno si es el caso... entonces está bien –respondió mamá mientras señalaba hacia la puerta-. Quédate aquí -le pidió a Christian- nosotros traeremos lo necesario, ¿vamos niños? -le dijo a sus hermanos y ellos asintieron.
Caminamos hacia el auto y esta vez Jess tenía a Scott en sus brazos. Me senté en la parte de adelante.  No hablaba, pero supongo que mamá tanto como los hermanos de Joel tenía varias preguntas que hacerme. Tragué saliva y hablé:

-Él está bien -dije y mamá sonrió de lado.
-O quizá quiere hacernos creer que lo está -susurró Jess.
- Él es así, no llora, no se enoja, solo está callado -murmuró Scott- ¿él no puede llorar?
-Todos lloramos Scott -le dijo mamá-. Solo que él prefiere hacerlo en silencio.

Suspiré y trataba de distraerme mirando por la ventana, supongo que las ventanas me hacían pensar muchísimas cosas y... si tuviera ahora mismo mis auriculares, podría asegurar que inventaría mi propia película con ellos puestos. Llegamos a casa tan rápido que ni yo misma creí que mamá condujera tan veloz. Salimos del auto y cuando mamá abrió la puerta, corrí disimuladamente hacia arriba para buscar alguna mochila donde metería mi ropa... posiblemente lleve la que usé antes de ir al hospital, pero ese pensamiento se alejó de mí cuando noté que era muy, muy pequeña. Tomé otro bolso más grande y coloqué un cambio, mi ropa interior, cepillo de dientes, pijama... calcetines y también mis auriculares. Quizá podríamos discutir y escuchando música podría hacer el momento menos incómodo. Suspiré y salí de mi habitación, para entrar a la de Joel. En el primer cajón de su closet se encontraba la ropa interior y simplemente tomé lo primero que encontré, como también calcetines. Volví a mi habitación por la guitarra que me había prestado y dejé todo en mi cama para tomar una ducha rápida. Posiblemente la más rápida que haya tenido. Mamá no tardó demasiado en traer otras cosas para Christian y Joel. Creo que jamás había entendido el por qué ella hacía lo que hacía por la gente que le importaba. Siempre supe que ella quería a esta familia pero ahora sabía por qué. Todos y cada uno de ellos son buenas personas... y yo no quería conocerlos anteriormente, porque creí que serían una de esas familias donde los hijos son odiosos y simplemente no quieren ver a alguien más dentro de su propia casa. Pero me equivoqué, mi nueva familia era totalmente diferente.
Ni siquiera me había maquillado, simplemente bajé con la cara recién lavada mientras cepillaba mi cabello. Todos parecían estar con el tiempo encima y en mamá se notaba mucho más. Cuando volvimos a la camioneta ella echó las cosas en la cajuela y yo volví a acomodarme en mi lugar. Nos adentramos en el tráfico y ella me miró-. ¿Te llevas mejor con Joel?
-Sí. Hemos progresado mucho, aunque al principio no me agradaba demasiado. Ya sabes, es muy extraño cuando se trata de... él -mamá sonrió y suspiró-. Pero, me alegro que... Dios, me alegro que hayas elegido a un buen hombre con una buena familia, yo imaginaba todo diferente.
- Yo no te iba a meter a una casa en la que no pudiera sentirte cómoda, _____ -murmuró con media sonrisa.
-Esto se comienza a ser cada vez más incómodo -reí-. Solo espero que no nos matemos en la noche, aunque no creo. ¿Pasarán a verlo? Creo que le vendría bien su compañía.
- Creo que es mejor dejarlo solo por unos momentos. Joel es como su madre -murmuró. Yo no dije nada más y simplemente permanecí en silencio el resto del camino. Parecía que con todo lo que tenía iba a acampar, me veía patética y graciosa a la vez. Cuando llegamos, mamá aparcó el coche en el estacionamiento subterráneo y subimos por un elevador que nos llevaría hasta la sala de espera donde se encontraba Christian. Al llegar no estaba y mamá tanto como yo sabíamos que estaba con Joel en la habitación, simplemente nos tocaba esperar hasta que él saliera de ahí. Tardó dos horas exactamente en salir, tenía los ojos llorosos y parecía estar a punto de estallar en lágrimas. No dije nada, simplemente dejé que se encontrara con mi madre y se abrazaran entre sí. ¿Qué estaba mal? ¿Habrán discutido? Quizá sí, quizá no. Quizá Christian no creía que él ya no pueda ver más. Bajé mi mirada mientras que ellos se abrazaran y sentía que podían verme, pero yo seguía con mis ojos clavados en el suelo. Jugaba con mis manos nerviosa porque no quería llorar más, ya había llorado mucho con la muerte de papá. Las personas me miraban extraño por tener una maleta más ancha que mi cuerpo y un estuche de guitarra en mis manos. Estaba consciente que tenían todo el derecho al verme así... ¿quién no vería extraño a alguien que tiene una maleta del tamaño para quedarse todo un mes y tiene una guitarra en un hospital?

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