30 DIAS PARA ENAMORARTE. ||GALLAVICH||

Día 1

El Idiota Más Grande

-Si, definitivamente soy estúpido.-Se susurro para si mismo.

Mickey se encontraba frente a la casa de los Gallagher y a decir verdad, estaba más nervioso que nunca. Tardó como diez minutos en llamar, y cuando lo hizo un muy crecido Carl abrió frunciendo el ceño al verlo.

-¿Mickey?-Preguntó sonriendo de lado, como siempre hacia-¡Ian, es para ti!-Dijo apartandose de la puerta para que el invitado entrase.

Sin embargo, Mickey no podía moverse. Estaba paralizado frente a la puerta, con su corazón a punto de atravesar su pecho y sabía que si daba un sólo pasó caería al suelo de lo que sus piernas temblaban.

-Has venido.-Dijo sonriendo el pelirrojo.

-No podía dejarte con las ganas de volver a verme ¿sabes?-Levantó sus cejas el moreno-No soy tan malo.

-Vaya...Sigues igual que antes, de carácter me refiero.-La sonrisa no desaparecía del rostro de Ian.

-¿Nos vamos a quedar aquí o vamos a otro lado?-Mickey dijo eso girando sobre sus pies para bajar las escaleras.

Ian rió y lo siguió poniéndose a su lado.
Mickey aunque no iba a admitirlo, se sentía bien al tenerlo a su lado. Hacia mucho tiempo que no se sentía así.

-Cuéntame, ¿Que ha sido de tu vida?-Se encendió un cigarro sentándose en un banco-¿Has encontrado esa estabilidad que querías?-Dijo frío tomando una calada. Ian río un poco.

-La verdad, no.-Miró a su compañero-Aunque quizá sea por tu culpa.-Mickey lo miró mal.

-¿Mi culpa?-Responde con el ceño fruncido.

-Si, porque todas las relaciones que he tenido, las he comparado con la tuya.-Mordió su labio Ian.

-No, no. Ni se te ocurra ir por ese camino, Gallagher.-Lo dijo tranquilo, aunque por dentro tenia ganas de pegarle un puñetazo.

-¡Pero es la verdad, Mickey!-El anteriormente nombrado río irónico.

-¿La verdad? Por favor, Ian. Me dejaste dándome esa mierda de excusa y ahora intentas volver como si nada.-Mickey se levanto-Pues lo siento, pero esta vez no te va a funcionar.

-Yo no he dicho que quiera volver.-Ian imitó a su compañero.

-Genial, porque no iba a volver contigo de todas formas.-Tiro el cigarro y se alejó de ese lugar.

Mickey no creía lo que acababa de escuchar. ¿Tan egoísta se podía ser?
No podía creer que le estuviera haciendo eso. Cuando por fin lo tenía superado, y digo superado porque por más que él quisiera, no iba a olvidarlo. Ahora que por fin lo había conseguido, volvía él con su maldita sonrisa de niño travieso para ponerle el mundo al revés.
Ojalá hubiese podido rehacer su vida y haberse largado del barrio. Así podría venir a visitar a su hija sin tener el miedo y la esperanza de encontrarselo.

Por otro lado, Ian estaba atontado con el reencuentro de su antiguo novio.
A él le encantaba ese chico duro y frío que había sido siempre. Adoraba todo de Mickey, esa mirada que siempre tenía para él, porque era sólo para Ian, sus muestras de cariño, que aunque eran pocas, al menos directas, eran suficiente para Ian e incluso las maneras tan poco directas de decirle lo que sentia. Nadie había conseguido hacerle sentir lo mismo, por mucho que lo intentará, y es que lo que le había dicho era verdad, no había logrado encontrar esa estabilidad porque había comparado a todos con él. Que le dijeran te quiero así de buenas, no era algo que le gustará, necesitaba la pasión que con Mickey siempre había tenido, y con los demás no. Ya bien porque seguía enamorado de él, o porque los demás no sabian como hacerle feliz.
Y entonces ¿porque lo había dejado? En ese momento en que lo hizo, necesitaba no estar esperando en su casa a que le llamarán de comisaría diciendo que fuese a buscarlo para pagar la fianza, o que no se presentará hasta el día siguiente y encima llegará herido por cualquier pelea, y es que el trabajo de Mickey no había sido el mejor, se dedicaba a robar, vender y amenazar a gente, y si, Ian sabía perfectamente que cualquiera de los amenazados algún día iba a revelarse contra Mickey, sin embargo esperaba que no fuese así, o al menos por mucho tiempo.