1•|Besos|•

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Alguna vez imaginé que el amor viene de distintas formas, una que otras pueden ser dolorosas o hacerte feliz y sin saber uno mismo cuál es el que te causa primero, llega un minuto para que te abofeteen y te despierten del estupor del sentimiento.

Un día como todos. O mejor dicho, un día como ningún otro me la he pasado amando la piel de mí novia, recorriendo con besos todas sus imperfecciones, saboreando todos sus labios de una forma exquisita que gritase mi nombre y la vecina envidiase o se sonroje las viejas chismosas; había revuelto su cabello dorado en mí cama por cada fricción de perdiciones para ambos. Tomé con bravura toda hasta verla rendirse como toda una diosa que alcanzó el mismísimo cielo y sonreí al terminar tiernamente entre besos y caricias. Limpiarla en tanto la acurrucaba entre lo que quedó de nuestros cuerpos sudorosos, cansados y tibios al arropar la desnudes.

Ese día había sido perfecto si no fuera porque la tuve que llevar a su casa; pero antes nos bañamos, borrando todo rastro pecador de dos adolescentes pícaros en una habitación; sana y salva.

Tomé una bocanada de aire, expulsando despacio, viéndola de forma tierna. Esa chica me traía loco de tal manera que otras quisieran que la vean de la forma en que la veo, y no se dan una idea de lo tan jodidamente perfecta es a mis ojos; su risa es tan escandalosa que contagia, en su mirada profunda achocolatada te es tan cálido que dan ganas de perderte en ese infinito, ni qué hablar de carácter tímido pero tenaz a la vez. ¿Exagero?, para nada.

Robarle un beso y después dejándola marchar hacia la puerta de su casa no me quitará nunca esta sonrisa de idiota.

Se llama Gema, y Dios sabe que no la cambiaría por nada ni nadie en el mundo. Mamá dice que la cuide mucho, mi padre se mantiene al margen con su aprobación aunque a mis hermanas le caigan ni tan bien ni tan mal es algo que a veces no puedo remediar a mis 16 años. Total al que debe gustarle ella es a mí y nadie más de mí familia a pesar de que importase porque influye a la hora de convivir en alguna cena o en la casa misma.

A la mañana del día siguiente me apuré tan rápido que desayuné lo que encontré en la cocina y me fui para el colegio. Cómo sabrán ando en el secundario todavía y las clases siempre son aburridas, poco interesantes e insulsas. A pesar de que te digan que te preparan para el futuro... es tan incierto que a la edad de un adolescente, ¿qué tan pronto crees que elije lo mejor para su futuro?

—Che, Ethan la puta del loro —Pega mi hombro Felipe—. ¿Hoy sale partido con los pibes?

—Sí, dale. ¿Irá Hugo, o qué pedos? —rasco mí brazo. La mayoría de veces mi amigo se ausentaba en cada partido para ir con su novia.

—Qué se yo. Ese anda re pollerudo el hijo de mil, igual que vos. Creo que de los tres soy el único suertudo soltero

—Bue qué decís, Felipe. Sabemos entre Hugo y yo que te andas comiendo a una de primero —le veo fruncir el ceño y chasquear la lengua; cosa cierta dándome la razón, en ese caso que me ignoró.

Me reí fuerte que me mandó a callar el profesor. Tuve que contestar y prestar atención a este de geografía porque no es como si anduviera mal en su materia, nomás que era mejor ni entrar en su lista negra porque desde que te tienen ahí algunos docentes, no sales ni aunque digas "mu" en el salón. O sea, aún si te portas bien o mal serás sí o sí la oveja negra sin reparación.

—Eu, ¿qué pasó con Mabel al final anoche? —pregunta Felipe cambiando de tema de nuevo.

—Se lo comió Franco. Alto gil —habla Hugo—, ni sé qué le ven las chicas.

Los tres nos giramos a ver al nombrado, se estaba tentando de seguro de algún chiste y mi mirada pasa a la de Mabel que lo mira embobada. Si ella supiera que es un idiota.

Tocan el timbre del recreo y salgo disparado a hacer la fila larga del kiosquillo. Sin importar que mi salón esté al lado, nadie quisiera hacer la fila mientras los minutos de libertad se te pasan, solo para pedir unos dulces, así que me ubiqué tres cabezas después de los que ya estaban. Tan pronto tocó mi turno al lado de la ventanilla igual a la mía, había alguien que discutía el cambio de plata mal hecho, que me reí. A veces a la señora Griselda se le pasan las matemáticas y te cobra caro, por esa razón venía a la ventanilla donde estuviera Guille, su esposo.

—Chiquilla, ten y vete. No hay ningún error en tu vuelto. Mira más la televisión de noticias y luego discutimos.

—Vieja destartalada, eso no es excusa hace un rato le cobró distinto a ella que a mí. Pero bueno, qué se le va a esperar de una señora con menopausia y arrugada como una pasa.

Aquella cabellera pelinegra enfurruñada se salió de la fila. Todos los presentes abucheando lo que le dijo, otros se reían. Y la boca de Griselda parecía la de un pez fuera del agua hasta recomponerse y volver atender a los siguientes alumnos. Por mi parte ya había salido de la fila, buscando entre tantas cabezas a mis amigos y estaban en la zona de las mesadas. Asique ahí fui.

Cuando llegué solo me quedé pensando en aquella chica fea y altiva. Pero la falda escocesa se interpuso en mi visión, frunciendo el ceño, rodando los ojos; Laura y sus dos amigas, el trio que se moría por mi tenso mejor amigo Hugo me caían literalmente mal; volví a lo mío disimulando desinterés en la conversación entre ellos que entre comía mis caramelos de dulce de leche, chequeaba instagram o whatsapp.

Hasta que me salpicaron gaseosa un poco desentendido de la situación. María besaba a Hugo como si le succionara el alma, Laura estaba sorprendida a punto de llorar y la que había gritado era la tercera en discordia que miró a todos con cólera y se fue.

—¡Eres un idiota, Hugo! —Se dignó a decir Laura e irse corriendo.

Miré a Felipe que se encogió de hombros y me hizo señas con sus dedos índices como si dijera que los tortolos aquí presentes están juntos.

Sería un largo día si así empezaba la mañana. Con insultos, besos y un llanto.

Chequeo un mensaje que me llegó, casi atragantándome con mi propia saliva.

Abro el mensaje y resalta una cabellera rubia, sonriente en el beso y un completo extraño sujetándola. 


>>Tu novia besa rico

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>>Tu novia besa rico. 10:12


—¿Pero qué mierda? —exclamé.

Amargo pasado. [L1] ✔ [TERMINADO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora