Jungkook POV.
Esta vez llegué a casa bien entrada la noche, dando tumbos por el camino, curiosamente no estaba borracho y tampoco había consumido ningún alucinógeno; mucho menos fumado un porro. Metí las llaves en la cerradura de la ancha puerta de madera de mi casa y apenas tuve la oportunidad de girar el pomo, cuando mi madre abrió de par en par desde dentro. Me detuvo un buen tiempo en la sala, peleando y diciendo cosas como : "¿dónde te metiste?, ¿te crees que puedes hacer lo que se te venga en ganas?, no, aun eres un niño. Si vuelves a llegar a esta hora sin avisar antes para que vaya a buscarte, ¡te vas olvidando de ese maldito trabajo de medio tiempo!".
Me dejó ir en paz escaleras arriba al notar que no le daría riña. Entré a mi habitación y me dejé caer hasta el suelo, de espaldas a la pared, y ahí sin fuerzas, me saqué los zapatos y los calcetines con el pie contrario. Estaba demasiado meditabundo en mi tarde en la cafetería.
Llegué tarde por una razón, obviamente, sin embargo no es lo que piensa mi madre. No andaba fugado a una fiesta y menos teniendo sexo por ahí. Tuve que quedarme limpiando el local a orden de mi jefe, ya que en la tarde estuve muy distraído durante mi turno. ¿Cómo no estarlo?
Hace cuestión de cuatro semanas, mis tardes tras el mostrador dejaron de ser monótonas junto a la máquina metálica de café y rogué al dueño para que rompiera la carta de renuncia que le había entregado un par de días antes a aquel. No sé cómo pasó, pero terminé observando a aquel misterioso hombre todos los días.
Empezó porque no tenía nada para entretenerme y me dejaba absorber por sus delicados dedos golpeteando en las teclas de su portátil, escribiendo quién sabe qué. Siempre pide un americano bien cargado, luego unas galletas con crema de naranja y antes de marcharse una botella de agua mineral y nunca declinaba en su pedido. Lo hace sin falta de lunes a viernes cada semana.
Dudo que él se diera cuenta alguna vez de que yo le escrutaba con la mirada a detalle. No sé nada de él, incluso en mi mente le llamo "el misterioso hombre de gris" porque los colores que resaltan en su vestimenta van del negro al blanco en todas las tonalidades posibles, más fuertes o más claros; muy pocas veces vestía con marrones o verdes ocre.
Aprendí mirándole. Su cabello era negro, aunque en los primeros días lucía un castaño oscuro y supe que lo había teñido; con un corte bien acomodado que dejaba al descubierto parte de su frente. Su piel blanca y visiblemente pulcra como su aspecto en general, imponía seguridad y firmeza junto al caro Breguet perfectamente acomodado a su muñeca izquierda y que resalta una imagen clásica y hasta refinada de su persona. Dueño de un caminar seguro y erguido, con piernas delgadas, estatura media y un rostro pequeño pero varonil a la par.
Calculo que su edad roza bien los treinta, cuanto más treinta y dos. Llega sobre las cuatro de la tarde y se mete en la pantalla brillosa de su ordenador portátil, tras unos espejuelos de lectura. Ocupa la misma mesa al fondo lejos de los ventanales, hasta justo las seis con diez, puntal y estricto como un lord inglés. Me he percatado de que siempre paga en efectivo y más de una vez vi que le dejaba propina a las chicas que atienden las mesas.
Quedé sin saber qué hacer con esta atracción que se volvió obsesión, al punto de trabajar los cinco días entre semana, atropellándome entre este y mis deberes de la escuela. Nunca he cruzado palabras con él, creo que nadie porque he escuchado hablar a las chicas de que este hombre solo asiente con la cabeza y deja el dinero sin emitir sonido alguno durante su estadía. Incluso cuando pide algo, lo señala en la carta, aunque ya todos sabemos qué es lo que desea.
El reloj de mi mesita de noche, marcaba la una de la mañana y yo no conciliaba el sueño aun. Quisiera poder aproximarme a él solo una vez, pero dudo rotundamente que desvíe su atención a un chiquillo como yo.
Finalmente llega otra mañana para correr a colocarme el uniforme, meter a mi mochila una playera limpia para cambiarme en la cafetería y salir de casa despavorido con mi desayuno a medias en mis manos. Me prometí que estudiaría más seguido para no tener que asistir a escuela de verano por mis materias suspensas.
La tarde hizo aparición y ya me encontraba caminando a mi trabajo de medio tiempo, no es que necesite trabajar, pero me gustaba darme caprichos que mis padres al ser un poco estrictos no me dan y ya había sido una odisea convencer a mi madre para obtener el empleo. También se ha agregado a la lista ese hombre al que desde el término de la primera semana, ansío ver todos los días.
Miraba la hora en mi celular, golpeteando en el piso continuamente con mi pie derecho. Eran ya las cuatro y media de la tarde y él no aparecía, involuntariamente, mis ojos comenzaron a picarme y antes de caer la primera lágrima, el entró al vacío local.
Llevaba un traje y desabotonó un poco su camisa blanca, algo inusual en él, a la par que tomaba asiento en su puesto de siempre.
-Jungkook, necesito que le lleves lo de siempre al "señor misterio"-me susurró mi compañera de turno, negué rotundamente con los ojos bien abiertos- Vamos, Kookie. Necesito ir al baño, tengo cólicos menstruales, por favor.
Me logró convencer con una cara adorable y preparé su café. Mis manos temblaban cuando agarré la bandeja para ir hasta él. Temía tirarle el caliente líquido en su cara ropa de diseñador, por lo que autorregulé mi respiración y tomé aire, encaminándome hasta él.
Dejé el pedido sobre la mesa, casi lo logré derramar, pero por suerte no sucedió. Había algo inusual y antes de caminar a mi puesto, me di la vuelta para mirarle. No tenía su laptop y su rostro estaba estrujado en una mueca. Nunca le había visto tan de cerca y en fracciones de segundo que para mí lucieron como veinte minutos, él me miró.
-Disculpa, ¿podrías traerme un batido de fresas?
Juraría que me flojearon las piernas y dejé de respirar. Su voz. Su maldita voz, era condenadamente sensual y delicada. Estuve ahí de pie, hasta que noté el cambio de su mueca a una ceja alzada y una divertida sonrisa sin dientes, mientras posaba sus orbes acaramelados en mí.
-S-sí, enseguida.
Casi me caigo al suelo al aproximarme otra vez a él para retirar el maldito café y llevarlo de vuelta. La desgraciada de Lee no volvía y supe que mi destino estaba en atenderle nuevamente.
Luego de tomar el batido, estuvo pensativo. Incluso cambió de mesa y ocupó una cerca de los cristales. Algo andaba mal con él o simplemente no es quien yo pensaba. Sacó de dentro de su saco una barra de chocolate y almendras, la comió y se guardó el envoltorio en su pantalón.
Eran las siete y yo debía marcharme, recogí mi mochila en el cuarto de empleados cuando aun aquel extraño hombre no se había marchado. Pero al salir por la puerta principal, todo rastro de él había sido borrado.

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El hombre de gris [YoonKook/KookGi]
FanficJungkook conoce a un "misterioso" hombre adulto que frecuenta la cafetería donde trabaja a tiempo parcial. ✓ 2018 ✒YoonKook/KookGi ✒Sexo ✒Homosexual ✒ Canción "Look After You" de The Fray 《Historia original, PROHIBIDO su copia o adaptación》