-¿Y Uma te ha enviado? Vaya, qué sorpresa –expresó aquella que caminaba en círculos a su alrededor, de manera lenta. Disfrutando encontrarse observándolo al igual que aquel muchacho que delineaba los mismos círculos que ella.
-Claramente ustedes son su última oportunidad –inquirió Harry molesto.
No le agradaba iniciar conversaciones con las personas, y mucho menos con aquellos dos que lo hacían sentirse encerrado tras trazar círculos a su alrededor en aquel momento.
-¿Y está dispuesta a reposar su confianza en nosotros? –manifestó el muchacho echándole una mirada de reojo a la pelirroja, quien sonrió de manera disimulada al sentir los ojos de él sobre ella.
-No confía en ustedes. Nadie lo hace.
La única muchacha presente esbozó una pequeña aunque notoria sonrisa al escuchar sus palabras, y el muchacho pelirrojo que parecía perseguirla al caminar detrás de ella, evitó soltar una carcajada. Ambos decidieron frenar y dejar de caminar en círculos alrededor de Harry, quién rodó los ojos al notar las leves reacciones por parte de ellos. Aquellas dos personas a quienes únicamente bastaba echarles una simple mirada para vislumbrar que eran familia, y además mellizos, miraron al hijo del Capitán Garfio con regocijo y luego cruzaron miradas entre sí.
-Qué incómodo que lo digas delante de nosotros –manifestó el pelirrojo.
-Me parte el corazón que no confíes en nosotros, Harry –añadió aquella a su lado.
Aquellos dos que lograban poner incómodo al hijo del Capitán Garfio con tan solo hallarse presentes, se manifestaron con el mismo tono sarcástico que tanto los caracterizaba cada vez que abrían sus bocas para hablar. A ambos les agradaba fastidiar a los demás con sus comentarios irónicos y gestos peculiares. Pero aunque los dos poseían las mismas actitudes, además de su extremada palidez y cabellera rojiza, no había nada más que los hiciera parecer exactamente iguales. Él era alto, de cabello alborotado, claros ojos celestes, tan únicos y de tan cristalina gradación que incluso parecían tornarse transparentes cerca de la luz, y rostro cubierto de pecas que contrastaba con la blanca tez de aquella muchacha a su lado. Sus rasgos faciales eran sumamente parecidos a los suyos, si bien a diferencia de él, sus ojos eran de color marrón con un leve tinto rojizo así como su cabello lacio y largo hasta al altura de su ombligo, y de la tonalidad del rojo más oscuro que alguien podía presenciar. La palidez de su piel resaltaba el color rojo granate de sus anchos labios, los cuales curvó hasta formar una pequeña sonrisa divertida. Ambos contaban con sus pequeñas pero evidenciables diferencias, si bien los dos semejaban ser fanáticos de los mismos colores ya que el muchacho vestía pantalones negros, un cinturón rojo y zapatillas, y una musculosa con cuatro cuadrados intercalados de amarillo y negro; mientras que ella había dejado que el sonido que sus plataformas negras provocaban al caminar de manera determinada aunque suelta al mismo tiempo, y las cuales combinaban con la musculosa negra ajustada que llevaba encima para dejar que su corta pollera blanca y roja a los costados, con una hilera vertical conformada por tres corazones, aquellos del extremo negros y aquel en el centro rojo; lograran que Harry elevara su labio superior en signo de disgusto.
-Tú no tienes corazón –enunció el hijo del Capitán Garfio al oírla.
-Me ofendes.
Reposó una mano sobre su pecho y fingió encontrarse triste tras formar un puchero con sus labios.
Aquellos que parecían decorar sus palabras con sarcasmo de manera usual, volvieron a cruzar miradas y luego contemplaron a aquel delante de ellos con seriedad.
-Nosotros no deberíamos ser el objetivo de tu enojo. Deberías enojarte con Uma, ella es quien nos necesita –dijo el muchacho.
-Entonces no continúen haciéndome perder el tiempo. ¿La ayudarán o no? –manifestó Harry estufado.
El ambiente entre ellos era tenso y era notable que el hijo del Capitán Garfio únicamente deseaba largarse de allí. Solo había accedido aproximarse a aquella parte de la Isla que raramente era visitada porque Uma se lo había pedido. Y además, porque aunque él sabía que cuando aparecían solamente representaban un mal augurio para cualquiera que se hallase cerca, también eran las únicas dos personas que podían enmendar el plan que Uma había ideado para apoderarse de Auradon, el cual había terminado en el más grande de los fracasos.
-Dile que lo pensaremos –dijo ella.
Su mellizo miró detrás de Harry para hacerle saber que ya no había motivo para que permaneciera en el mismo lugar que ellos, y aquel bajo las órdenes de la hija de Úrsula puso sus ojos en blanco antes de dar la vuelta e irse. Los dos pelirrojos se miraron entre sí cuando volvieron a encontrarse solos y reconocieron los pensamientos el uno del otro con tan solo cruzar miradas.
-No finjas estar sorprendida, hermanita mía. No puedes negar que has esperado este día por mucho tiempo.
-¿Yo? ¿Esperar que Uma recurra a nosotros porque ha fallado? –soltó una risita sarcástica- Tegan, tú no actúes como desinteresado cuando estás encantado con la idea de que nos necesiten.
-Me descubriste –pronunció él de manera sarcástica.
-Ha pedido vernos, lo cual significa que necesita nuestra ayuda –inquirió ella.
Tegan acercó su rostro al de su melliza y entrecerró sus ojos.
-¿Mi querida Katya, estás dispuesta a ayudarla? –le preguntó.
Ella sonrió ampliamente y luego arqueó una ceja.
-Sabes que haré lo que tú quieras –articuló.
Él sonrió de manera satisfactoria al escucharla.
-Por cierto, vi a nuestro padre hoy, te manda saludos –agregó fingiendo estar desinteresada.
-¿Y nuestra madre?
-Ella nunca manda saludos.
-Y la llaman la Reina de Corazones –expresó él resoplando- Qué ironía.
Su melliza le echó una mirada de arriba a abajo, y alzó ambas cejas antes de echar una mirada por donde Harry se había ido y luego darse vuelta para ser seguido por aquel que todo el tiempo se había mantenido a su lado.
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Descendientes 3
FanfictionTras haber fallado y con la lista de Evie en sus manos, Uma decide cederles el papel protagónico a aquellas dos personas que cree que finalmente marcarán la diferencia. Y siendo la última posibilidad de poder brindarles orgullo a sus padres y una vi...