Capítulo VII

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El silencio rodeaba a ambos, en el camino a sus hogares sólo sus pasos se oían. La humedad y el extraño olor  comenzaban a hacer presencia otra vez al adentrarse en el túnel, pero eran dejados de lado por algo más importante, sus pensamientos.

Ambos ensimismados en el mismo pensamiento sin saberlo. Pensando en el sabor de los labios contrarios, y en la timidez que no podían abandonar, el silencio comenzaba a ser más fuerte mientras ellos se hundían en emociones encontradas, tendrían que hablar sino todo seguiría raro.

El primero en cortar el molesto silencio fue el pequeño Pot.

Tomo aire, y luego dejo todo fluir, sin saber muy bien que saldria de su desordenada cabeza.
-Murdoc ...¿qué...qué sentiste cuando te besé?.- Las palabras casi parecieron escarparsele de los labios, con sus mejillas y orejas rojas, mordia su labio inferior.
Ahora tendría que oír la respuesta.

La pregunta lo había traído a la realidad y lo había golpeado con ella, su cuerpo se estremeció por lo repentino.
¿Qué debía responder? Es decir, lo había disfrutado, pero era un niño del que estaba hablando, no sólo era hombre sino también su menor. El niño que con caprichos, gestos involuntarios y cachetes inflados lo iba atrapando. Estaba mal.

Pero era tan lindo, lo tenía embobado.

Pero no podía decirlo. Cómo escaparia.
Cómo decir que un pequeño lo había atrapado en sus inexpertos besos, sus flacuchas piernas y su blanquecina piel de princesa.
-Stu yo .....-¿Qué debía responder? Pronto noto la insegura mirada del adolescente interrogandolo. Se tenso un poco al chocar miradas con él, pero no dejó que lo notará.
Debía responder y esta vez no sabía como escapar de la situación.

El silencio se prolongó, Murdoc se había quedado mudo, y Stu comenzó a creer lo peor.

Entonces el adolescente chocó contra un nuevo sentimiento, algo nuevo, algo que lo llenaba de dolor, algo dolía en su pecho y le dan ganas de gritar.
No sabe como lidiar, no sabe como frenarlo. Se siente usado, triste.
El pequeño chocó contra el dolor del rechazo.
Entonces el pequeño no mide sus palabras, sólo quería gritarle todo lo que sentía, lo que le estaba haciendo sentir.

-¡¡Te odio Murdoc!!.- Grito, para correr.

Murdoc no entiende, pero razona a tiempo y comienza a seguir los rapidos pasos del muchacho.
Sus piernas largas y su energia de adolescente le dan ventaja, pero Murdoc era rápido también.
Y en momento lo sujetan de un brazo. Y no puede safar, Murdoc lo detuvo.
Agitados, no dicen nada, sólo normalizan sus respiraciones. En silencio de nuevo.

Esta vez Murdoc decide hablar.

-Escucha....mirame Stu.-
El adolescente dolido no escucha, le duele oírlo.
-Mirame.- Vuelve a pedir.

El pequeño Stu esta confundido, y le dedica una tímida mirada.

-Sentí ...sentí esto.-Dice para plantar otro beso en sus pequeños labios.
Volteandolo para que quede frete a él, Murdoc lo toma de hombros y sigue con el beso.

Él se aturde por el sabor de los labios ajenos, pero no lo aleja, sólo disfruta dejando a Murdoc el control completo.

Murdoc nota quien lleva las riendas, quiere hacerle sentir más, quiere que experimente con él. Entonces no lo duda mucho y en ese instante sus lenguas hacen contacto por primera vez, ansiosas por más.
Stu se asusta pero confía, le está gustando, puede sentir como Murdoc visita toda su boca, con algo de torpeza pero él tampoco lo sabe, es nuevo para ambos.

En el calor del momento, Murdoc empuja un poco al Pot contra la pared cercana, y siguen su beso, sólo se detienen para respirar y vuelven a hacerlo.

Sinners 『2Doc』Donde viven las historias. Descúbrelo ahora