Capítulo XXI: Atrapados en Arkham

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Bridgit estaba usando su lanzallamas contra Selina, y la rubia estaba huyendo.

—Mientras más pronto dejes de moverte, más pronto terminará—decía la que se llama a sí misma Firefly.

—Gracias. Pero no gracias—Selina empezó a correr de nuevo.

—No puedes escapar.

Y allí Bridgit usó el arma de nuevo, quemó un poco a Selina.

—Termina tu trabajo, Firefly—habló Strange desde la cabina.

"Firefly"—entre comillas porque aún la considero Bridgit, pero con el cerebro lavado por Strange—siguió buscando a Selina, y la encontró por los techos para luego usar su arma.

No sé cómo demonios no me afecta el fuego si lo que vi que me pasaba con Strange se sentía tan doloroso y real como si estuviese pasando.

—Deberías sentirte honrada. Tú eres un sacrificio para la Diosa del Fuego. Es una bendición que pocos reciben.

Selina bajó de su escondite y noqueó a Bridgit.

—Vaya, Bridgit. Alguien te lavó el cerebro.

¿Ahora es que te das cuenta, Selina?

Selina agarró el lanzallamas e intentó escapar quemando la pared, pero era imposible.

—Te tienen encerrada. Pero saldremos de aquí, Bridgit. Lucas, Bruce y Elena nos encontrarán. Y te ayudaremos, al igual que a Mack y a Linora.

Intentó dispararle de nuevo a aquella pared. Pero allí fue cuando Bridgit despertó.

—No sé qué hacer, Bridgit.

—Es simple. Puedes morir—Bridgit apuntó a Selina con otro lanzallamas.

—Suéltalo. No me hagas lastimarte.

—¿Crees que puedes herirme? Soy la Diosa del Fuego.

—No eres la Diosa de nada. Eres Bridgit. Crecimos juntas, somos amigas. Cuando mi mamá se fue, tú me cuidaste.

—Las Diosas no tienen amigas.

—¿Quién lo dice?

—El profesor Strange. Él me dijo quién soy yo.

—Que le den. ¿Recuerdas a las palomas? ¿Cómo las alimentábamos? ¿Recuerdas cuando Elena y yo te ayudamos? Soy yo, Selina, tienes... Tienes que recordar.

Bridgit titubeó un poco.

—... Gabe se quemó bien, pero... Yo ardía con más brillo.

—Bueno, sí. Sí, freíste a tus hermanos. No es el recuerdo que esperaba, pero... Avanzamos.

—... Arderás con brillo. Yo lo sé.

—No. ¡No!

Selina actuó antes y le disparó a Bridgit. Bridgit simplemente caminaba hacia Selina en lo que el fuego se desvanecía.

—Yo soy Firefly. El fuego no puede tocarme.

—Ay, demonios—Selina se quitó el lanzallamas—. Eres la Diosa del fuego, ¿cierto? ¿Cierto? —Alzó las manos—. Las Diosas tienen sirvientas y demás. Déjame ser tu sirvienta.

Gotham Cittá: La Leyenda RenacidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora