×III×

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El salón de clases estaba extrañamente silencioso. En los asientos del frente Félix cambió su lugar con Alya para abrazar a Marinette, mientras Nino abrazaba a Alya. Rose lloraba desconsoladamente en el pecho de Jean mientras Mylène frotaba con suavidad su espalda. Kim, Alix y Max se mantenían en silencio mirando la madera y evitando el contacto con el resto.

Un par de ojos celestes me miraron y salieron corriendo a abrazarme. Mi bella novia Chloé parecía ajena a la situación. No saludamos con un beso como de costumbre.

— Nathaniel, Chloé, saben bien que no están permitidas las escenas amorosas en este salón o la escuela — la voz de Madame Bustier resonó en mi espalda haciendo que saltáramos —. Por favor, diríjanse a sus asientos.

Chloé se encogió de hombros, me sonrió y caminó dejando su aroma dulce impregnado en mi nariz. Jean pasó a mi lado y dio un par de palmadas en mi hombro antes de salir del salón. Le sonreí y comencé a subir las escaleras. Sentía la mirada acusadora del resto sin conocer el porqué. Realmente no había hecho nada. La sonrisa que tenía por mi encuentro con Chloé se borró tan rápido como apareció. Bajé la mirada y me escudé en mi pelo. Iba a dibujar en mi cuaderno cuando las palabras de la profesora captaron toda mi atención.

— ...sé que todos están afectados por lo que sucedió con Juleka — ¿Con Juleka? ¿Qué sucedió? Levanté la mirada extrañado, el llanto de Rose se intensificó una mirada de ternura de la profesora se posó sobre mi amiga —. No podemos estar tristes, no es lo que Juleka hubiese querido.

Al lugar de aclarar todas mis dudas solo lograba confundirme más. Volteé la mirada hacia Rose quién me ignoró en todo momento. Tendría que esperar al receso para entender todo lo que estaba pasando. Esto arruinó toda mi inspiración y las ganas de dibujar. Estaba preocupado por Juleka, realmente preocupado. Entendía que me odiara por andar con Chloé, después de todo le había hecho la vida imposible. Sin embargo, eso no quitaba que realmente quiero a Juleka, ha sido mi amiga por años.

— ¡Nath! — la voz de Chloé me despertó — Ya todos salieron y necesito ir por un poco de agua mineral — levanté mi vista y sus perfectos ojos celestes me miraban con fastidio y un poco de ternura. Detrás de esa actitud de niña caprichosa, Chloé es realmente preciosa.

Me disculpé con ella y tomé su mano. Salimos del salón recibiendo las típicas miradas de siempre. Nadie se imaginó que Chloé Bourgeois encontraría novio y aún éramos presas de miradas dedicadas a juzgarnos. Al inicio era incómodo, pero no puedo estar más orgulloso de ser su novio.

— Estás muy distraído — su mano pasó por mi rostro— ¿Te pasa algo? No es que me importe... — bufó — ...pero realmente no me gusta que no me pongan atención.

— Lo siento, Chloé. Es Juleka — ahora la vi rodar los ojos —. No sé qué le pasó, ¿por qué todos actúan como si hubiese...? — no, no y no. Tenía que borrar eso de mi mente — ¡Olvídalo!

— No, no está muerta — tomó mi mano y buscó un lugar para sentarnos a ambos —. Félix me llamó después de la fiesta preguntando por el mejor doctor de París — suspiró con pereza mientras su mirada se perdía —. Juleka está en coma en el hospital. Cayó a la piscina en la mansión Agreste y no hubo forma de hacerla regresar...

Esto no podía ser cierto. No podría estar pasando. Me levanté y salí corriendo, dejando a Chloé gritando y llamando mi atención.

Necesitaba estar solo. El baño no tenía a nadie. Me miré en el espejo y recosté mis manos en el lavabo. El aire comenzaba a faltar. ¿Cómo Juleka tuvo ese accidente a en la madrugada? Justo después de su cumpleaños. ¡Su cumpleaños! No la felicité. Me golpeé mentalmente por ser tan tonto.

OUIJA [Miraculous Ladybug]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora