Entre las Sombras [Lol, Kayn]

二十四

(Capítulo confuso, prepárense xdxd)

[POV Rhaast]

Que satisfactorio era verlo así, Akali no podía curarse, y Shen tampoco, así que él tampoco... Lo dejaré morir aquí, solo y abandonado.

Ya era hora de dejarle el control a Kayn...

[POV Kayn]

¿Eh?

— ¿En serio... Mantuviste tu promesa? — Dije un poco en shock.

— Lógico. Te lo prometí y eres mi amigo.

Reí un poco y lo abracé. — Mejor amigo.

— Así es chico. Créeme que me gustaría devolverte el abrazo.

Reí un poco y observé a Shiro. Tirado en el piso, aún respirando y lleno de sangre... Me acerqué.

Reí ascendentemente. — Es tan placentero verte así... Ojalá te viera mejor, pues, ya está oscureciendo y no puedo verte con claridad... ¡Oh! Si me permites, usaré una frase... Que suele decir Rhaast...

— ¿Me das los honores? Creo que ya sé que dirás.

— Todo tuyo amigo. — Hice una reverencia, sin dejar mi tono cínico y asesino.

— A todos, ciertamente... — Lo levanté. — El rojo les sienta bien...

Iba a dejar caer a Rhaast sobre Shiro, pero una voz femenina invadió mi cabeza.

— ¡No lo hagas! — Alcancé a escuchar, por alguna razón me detuve. La voz de la chica sonaba preocupada y angustiada.

— Pero... ¡Todavía hay mucho que matar! — Reclamó Rhaast. — ¡¿Por qué te detienes?!

— Espera... Esta voz... Ya la he escuchado antes.

— ¿Voz? ¿Qué voz?

En ese momento, de unos arbustos salió una chica. Una chica de cabello largo y un lirio en él.

— ¿Tú... ¿Tú fuiste la que me curó? — Dije algo algo confundido.

— ¡Al fin te diste cuenta! — Su voz cambió a una muy feliz, corrió a abrazarme. — ¡Me alegra que me reconocieras! Bueno, — se ríe — a medias.

— Ella... Felicia...

— ¿Eh? Claro que soy Felicia, ¿quién más?

— Espera, ¿qué? Rhaast, ¿la conoces?

— Bueno, sí...

— ¿Por qué hablas contigo mismo tontito? — Rió un poco para después separarse de mí.

— Hablo con Rhaast.

— ¡Pero si TÚ eres Rhaast! — Sonaba confundida.

— Kayn, ¿por qué hablas solo? Ella nisiquiera está haciendo señas.

— Puedo escucharla dentro de mi cabeza.

— Pero... Ella es muda y sorda. Y además, ¿cómo es que la escuchas dentro de tu cabeza?

— Eso es lo que hago, no estoy loco.

— Pues parece que yo estoy loca... Rhaast. — Me tomó de los hombros. — ¿Por qué me dejaste?

— ¿Qué? Yo no soy Rhaast, soy Kayn. ¿Y como me escuchas? Según Rhaast eres sordomuda.

— ¿Según Rhaast? ¡TÚ ERES RHAAST!

— Eh. No. Es mi guadaña.

— ¿Q-Qué...? ¿Una... Guadaña? — Retrocedió confundida. — P-Pero... ¿Cómo...?

— Amigo, déjame tu cuerpo, quiero hablar con ella.

— Eh... C-Claro... Pero, luego me tienes que explicar... — Realmente estaba confundido. Un tipo de vulnerabilidad, creo que nunca había estado tan... "Indefenso", alguna vez.

Confío en que me devolverá el cuerpo, ya lo hizo una vez, siento que... Ahora puedo confiar más en Rhaast, a pesar de que quiere dominarme al 100%, en momentos así... Él simplemente no lo haría, lo conozco, no es de los que hacen lo que sea para alcanzar su objetivo, tiene morales, y éstas le indican mantener sus promesas. Sobretodo conmigo...

[POV Rhaast]

La transformación estuvo completa, esta vez, dejé mi forma normal.

— Explícame por favor, no entiendo nada... — Dijo Felicia al borde del llanto. — ¿Por qué te ves así?...

La primera vez que escucho su voz es tan deprimente situación.

— Felicia, yo... Te mentí... En realidad no soy un humano, soy un arma demoníaca. Una raza conocida como "Darkin." La espada del monstruo que te atacó, también es un Darkin que dominó a su portador, como yo en este momento. Y las espadas de este chico, también son Darkin. Tenía que decírtelo tarde o temprano...

— Ya... No importa... Yo... Sólo me iré. — Empecé a llorar junto a ella. — Ahora soy parte de la Orden Kinkou, junto a este chico. Y...  como último favor... — Aunque su voz estuviera en mi mente, se quebró totalmente. — Quisiera que no lo mataras.

— Sus... — Hice una reverencia. — S-Sus deseos son órdenes señorita...

Felicia me abrazó fuertemente mientras lloraba en mi hombro. Esta sí era la última despedida...

— Ahora somos rivales... Y créeme... Que haré todo lo posible para matar a tu portador... Pero no a ti, dedicaré cada segundo en tratar de conseguirte un arma que tú puedas portar...
(Es un juego de palabras, Kayn es el portador de Rhaast, y él se queda como arma, y Felicia quiere conseguirle un "arma", ósea, una persona que él pueda utilizar para convertirse en el portador. No sé si se entendió, dije que este capítulo iba a ser confuso xdxd)

— Supongo que gracias... Pero no me gustaría dejar a Kayn...

— Da igual, él estará muerto para cuando te dé tu nueva arma...

Ehhh... Esta Felicia es nueva... Sinceramente... Me gustaba más la anterior.
Felicia recogió a Shiro del suelo y lo tomó en sus brazos, se notaba que se esforzaba más de la cuenta.

— N-No... ¿No quieres ayuda?...

Verdaderamente estaba muy dolido y... ¿Triste? ¿Así definen los humanos a esta sensación?

— No, gracias Rhaast...

— Tan solo... Respóndeme una pregunta...

— ¿Qué pasa?

— ¿Por qué ahora puedes hablarme y escucharme?

— No lo sé... Pero siempre he tenido esta habilidad en la noche, o cuando está oscuro.

— Ok... G-Gracias... — Dejé un silencio para volver a pronunciar su nombre. — Felicia... — Y otra vez... — F-Felicia...

No quiero dejarla... Ya lo hice una vez y no quiero hacerlo otra vez... De mis ojos no dejaban de caer lágrimas, no podía detenerlas...

— Felicia yo... — Dije en un pequeño susurro.

Ella tomó a Shiro en sus brazos y se alejó. Yo quería detenerla. Di un paso, pero mi cuerpo no me dejó avanzar más, mis rodillas temblaban al igual que todo mi cuerpo, sin mencionar que no me salían las palabras, sentía un nudo en mi garganta y las lágrimas invadían mi cara.

— F-Felicia...

— ¡DEJA DE DECIR MI NOMBRE! — Me quedé en shock. — ¡NO SABES LO DOLOROSO QUE ES DEJARTE! ¡CÓMO PARA QUE DIGAS MI NOMBRE CADA 5 PUTOS SEGUNDOS! — Volteó a verme. — ¡¡YA CÁLLATE!! — Sus ojos estaban inundados en lágrimas al igual que toda su cara. Se dio la vuelta y definitivamente se fue.

— Y-Yo... Te amo...

Caí al suelo con mis manos en mi cara, sollozando y llorando a más no poder... Nunca pensé que haría esto... Ni que me enamoraría...